Mendiak

MURUMENDI

Cima montañosa guipuzcoana de 864 m. de altitud, al N. de Beasain y lindante con el término de Itsasondo. Su vértice está desprovisto de vegetación y no existe mojón de piedras para señalarlo. Centro geográfico de Gipuzkoa, desde ella se ofrece un gran panorama. Al NE, Ernio, levantándose sobre Albiztur, Bidania y Errezil, Gazume; al N., Pagoeta, cercano al mar; hacia el NO., Izarraitz, Andutz y Arno; al O. , Udala, Anboto, Alluitz, el Duranguesado completo; al S. Aizkorri y Aloña cerrando el horizonte; al S.-SE., Aralar, desde Balerdi a Auza Gaztelu, Putxerri, Sastarri, Aitzkoate y Atxu; hacia el E., una masa verdi-oscura de montañas familiares extendiéndose sin solución de continuidad en el horizonte.
En sus estribaciones se encuentra el dolmen llamado Basagan, situado en la colina del mismo nombre.
Las leyendas locales suponen que de una de las cavernas de Murumendi sale de vez en cuando un genio llamado Sugaar. También dicen que allí vive otro genio al que llaman Mari-muruko «Mari de Muru», Marimunduko «¿Mari del mundo?» y Muruko-dama «dama o señora de Muru». Esta, que muchas veces recorre el firmamento en forma de una hoz llameante y fragua tempestades de granizo y piedra, se presenta en ciertas ocasiones en figura de una mujer hermosa que peina sus cabellos en el portal de su albergue subterráneo. Así la vio un hijo del caserío Muruguene o Buruguene (Beasain) y se casó con ella. Tuvieron siete hijos. Mari no iba a la iglesia ni siquiera bautizó a sus hijos. Un día el marido se propuso bautizar a éstos en la iglesia del pueblo. Los puso en un carro y juntamente con ellos a su madre a la que sujetó con cuerdas. Iban ya camino de la iglesia, cuando Mari se rodeó de llamas, quemó las ataduras, saltó sobre una peña situada cerca de Muruguena, dejó en ella huellas de un pie y luego voló hacia Murumendi diciendo: zazpi semeak Zerurako, ni Mururako; Muruguena ez da sekulan en edo maki gabe izango («los siete hijos para el Cielo, yo para Muru; en Muruguena nunca faltará enfermo o manco»). Según leyendas recogidas en las casas de Usurbe, entre las cuales se halla Muruguena, y otras fuentes que se citan en diversos lugares de la colección Eusko-Folklore, Mari se alberga en Murumendi juntamente con otros genios subordinados suyos, allí almacena los tributos que cobra y obsequia con ellos a sus amigos y servidores. Para evitar que Mari enviara algún pedrisco sobre su pueblo, los vecinos de Isasondo, con su cura a la cabeza, subían a Murumendi todos los años a celebrar una misa y hacer un conjuro en el portal de la caverna de la misteriosa dama: así se decía en los pueblos del contorno de Murumendi, aunque esto no se haya comprobado documentalmente. Es fama que también los gentiles vivieron en Murumendi. De uno de ellos se dice que lanzó desde allí la gran piedra Saltarri o supuesto menhir de Alotza (prado de Aralar). v. MARI. Ref. J. M. de B.: Eusko-Folklore, 1921, p. 9-14, 46; 3.ª serie, n.° 9, págs.85-87.

José Miguel BARANDIARAN AYERBE