Lexikoa

MONEDA

Fin de las acuñaciones indígenas, acuñaciones romanas. Uno de los acontecimientos históricos que pone fin a las acuñaciones indígenas es la batalla de Munda (17 de marzo del 45 a.C.) donde César vence a los ejércitos de Cneo Pompeyo; posteriormente y antes de su regreso a Roma, César reorganiza la administración en Hispania cesando las emisiones indígenas. Las más de 100 cecas autóctonas de la Península que emiten hasta ese momento quedan reducidas a comienzos del Imperio a 23 en tiempo de Octavio y 24 bajo Tiberio. Con el emperador Calígula el número de cecas se reduce a ocho y ya en el reinado de Claudio sólo Ebusus acuña con motivos autóctonos. De las poblaciones citadas como emisoras autóctonas, Osca (antigua Bolscan) emite bajo Octavio, Tiberio y Calígula mientras que Turiasu lo hace durante el reinado de los dos primeros emperadores y Cascantum bajo Tiberio (33-35). Con posterioridad. Tarraco acuña bajo Galba (68-69 d.c.) (éste fue proclamado emperador por las tropas cuando se encontraba como gobernador de la Tarraconense a la muerte de Nerón) y Vitelio (69 d.c.) y salvo una silicuna acuñada en Barcelona (Barcino) por Máximo (409-411) no vuelve a emitirse en la península moneda con caracteres propios. Durante el alto imperio se produce una circulación de moneda romana como lo atestiguan hallazgos ocasionales de monedas en diferentes lugares (bronces de Claudio, Vitelio, Faustina la joven y Antonio Pío en Irún, etc...). Ya en el siglo III con la invasión franco-alemana del 275 que penetra en Navarra por el Pirineo occidental, se produce un fenómeno de tesaurización que da como resultado los tesorillos de Sangüesa con 2.000 piezas de Gordiano Pío y Póstumo o el de Liédena con 105 denarios de los cuales casi la mitad son de Galieno.