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LERÍN

La Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción de fábrica medieval fue muy transformada en los siglos XVI y XVIII. En 1572 se recrecieron los muros perimetrales góticos de la nave, se añade un gran crucero, una capilla mayor pentagonal y se renuevan las cubiertas, con lo que se convierte en una iglesia de tipo renacentista en la que destacan los elementos arquitectónicos de raigambre clásica. Esto la convierte en una excepción en Navarra que continúa con la tradición gótica. En el año 1709, Juan de Argós y su hijo construyeron la sacristía junto a la cabecera y a finales del XVIII se realizaba el nuevo coro. Al exterior destacan dos pórticos monumentales realizados en la primera mitad del siglo XVIII. El del lado de la Epístola de dos cuerpos de sillería articulados por pilastras cajeadas y cornisas, cobija una puerta adintelada con baquetón realizada en esta misma fecha. El del lado del Evangelio resguarda la primitiva portada gótica. A los pies del templo se encuentra una monumental torre barroca de dos cuerpos diferentes rematados por un chapitel. Está realizada en ladrillo. Del lado del Evangelio aparece una pila bautismal de época medieval y varios retablos barrocos de diferentes épocas, entre los que destaca el de la Inmaculada muy decorado, con una profusión de follajes. La imagen de la Inmaculada, en la hornacina central, del siglo XVIII al igual que el retablo, es de un fino modelado. El retablo mayor es obra de Diego de Camporredondo, de la segunda mitad del siglo XVIII y uno de los primeros ejemplos de rococó navarro. Forma una especie de exedra semicircular en la que predomina lo arquitectónico con una delicadísima decoración rococó. La iconografía, aunque monumental, no alcanza la calidad del retablo. Preside el conjunto la talla de la Asunción sobre ángeles. Se encuentran también cuatro grandes candelabros de bronce del siglo XIX y poseyó el sepulcro de alabastro de los condes de Lerín, desaparecido en el siglo XIX. Del lado de la Epístola aparecen retablos barrocos en las capillas. Destaca en el de la Vera-Cruz un calvario gótico de gran calidad de estilo hispano-flamenco de finales del siglo XV. Una decorativa sillería rococó, obra de Diego de Camporredondo, recorre el perímetro del coro. Se compone de dos órdenes de asientos con guardapolvo. En la sacristía dos tallas del siglo XVI, un Crucificado y la Virgen de Gracia. En otras dependencias de la parroquia, se guardan diversas esculturas pertenecientes a los siglos XVI, XVII y XVIII, e imágenes de tamaño natural y estilo popular de los pasos de Semana Santa. La Ermita de Nuestra Señora la Blanca se realizó en 1694 de nueva planta, pues data del siglo XV. Fue restaurada a comienzos del siglo XX. Planta de cruz latina con tres tramos, crucero y cabecera recta. Cubierta de bóvedas de medio cañón con arcos fajones y media naranja sobre pechinas en el crucero. El exterior de ladrillo, tiene una sencilla fachada rematada en un pequeño escudo de Lerín. En el retablo mayor neogótico se aloja la talla gótica de la Virgen Blanca de comienzos del siglo XIV según el modelo de Andra Mari. La casa parroquial, en la Plaza de los Fueros, es un edificio barroco de ladrillo cuyas obras se estaban haciendo en 1751. La fachada consta de dos cuerpos y ático de galería de arquillos dobles con molduras al exterior, rematándose el conjunto en volado alero de madera sobre ménsulas. Tiene dos aparatosos escudos rococó de la segunda mitad del s. XVIII. La casa n.° 36 de la misma plaza ostenta blasón de piedra de la primera mitad del s. XVIII, La casa n.° 23 de la El Jesús tiene un escudo rococó de la segunda mitad del s. XVIII. En la cl Mayor está el ayuntamiento, edificio moderno. En su fachada se aprovecha un pequeño escudo de Lerín de comienzos del s. XVII con cartela de cueros retorcidos. En una casa s/n de la misma calle hay un escudo de finales del s. XVIII que se decora con querubín inferior, lebreles y sobre ellos águilas picoteando serpientes y yelmo por timbre. En otra, un blasón rococó de la segunda mitad del s. XVIII entre niños tenantes y yelmo por timbre. En el tramo final de la calle se localiza un edificio de ladrillo y alero de madera, que luce un escudo rococó de la segunda mitad del s. XVIII con mascarón inferior, guerreros tenantes y yelmo por timbre sobre trofeos. El n.° 69, edificio muy retocado, se remata en alero de ladrillo, posiblemente del s. XVI; en una esquina luce un bello escudo rococó de alabastro, con yelmo por timbre y rica decoración de motivos arquitectónicos. El n.° 72 corresponde a una casa barroca de ladrillo, formada por tres cuerpos y ático de arquillos que se corona en alero de madera con ménsulas. Otras casas similares de ladrillo y desarrolladas en altura se ubican en esta vía. En la c/ San Marcos se sitúa una construcción barroca de ladrillo con tres cuerpos y ático coronado en alero de madera. El tercer cuerpo tiene balcón corrido y en su centro escudo rococó con trofeos y yelmo entre cabezas de querubines. En la c/ Larramendi se alza una monumental casa señorial del s. XVII. Es una casa en esquina con fachadas a dos calles, cada una de ellas de cuatro cuerpos y ático, el primero de sillar y los restantes revocados con pilastras de sillares de alabastro. Tiene dos escudos, uno del siglo XVII con mascarón inferior y yelmo, y el segundo del s. XVIII, rococó, está timbrado por yelmo y su campo es partido. En la c/ Yoldi se sitúa un inmueble con escudo rococó del s. XVIII con trofeos, leones tenantes y yelmo por timbre y su campo banda terciada. En el n.° 8 hay un edificio barroco de ladrillo con tres cuerpos, dos de ellos de balcones, y ático de ventanas pequeñas, protegido por alero de madera que monta en ménsulas talladas. En esta misma calle hay otro edificio, gran casa señorial barroca, de ladrillo sobre basamento de piedra. Consta de tres cuerpos y ático, rematando el conjunto un alero de madera con ménsulas talladas. En la esquina se sitúa un escudo de finales del s. XVIII con mascarón inferior, niños tenantes y yelmo (Ref. C. M. N., M. de Estella). Escudo nobiliario de alabastro, medieval, que se conserva en el Museo de Navarra, Pamplona. Teatro. Goñi Gaztambide recoge la siguiente curiosa noticia (Los navarros en el Concilio de Trento..., 1947, 293): «La religiosidad popular se explayaba con gusto en la celebración de algunas solemnidades, especialmente la del Corpus. La villa de Lerín, hacia 1590, solía organizar con motivo del Corpus diversos festejos populares, como danzas, autos sacramentales, comedias, toros, etc. Y porque los autos y comedias que en semejante día se hacen, son a lo divino, y porque no hay legos que lo puedan representar, alcalde y regidores de la dicha villa pidieron y suplicaron al dicho don Bartolomé [Velasco, presbítero y beneficiado de Lerín], a una con don Miguel Baigorri, presbítero y beneficiado de la dicha villa, representasen las dichas comedias y que si algún daño les venía, ellos saldrían a pagarlo. Y así después del dicho día del Corpus último pasado [del año 1595], habiendo venido el licenciado Ramírez, visitador, a visita, condenó al dicho don Bartolomé y al dicho D. Miguel Baigorri en cada dos ducados de pena por las dichas representaciones. El alcalde y los regidores cumplieron la palabra, pagando los cuatro ducados de multa. Los testigos de descargo presentados en el proceso que se formó a D. Bartolomé, declaran, el 30 de enero 1596, que comenzó a intervenir en las representaciones de las comedias a lo divino desde unos cinco años a esta parte. Un testigo dice, desde hace diez años. Pedro Baigorri, mayor, vecino de Lerín, de 70 años, depone que en todo su tiempo ha visto celebrar el Corpus con particular solemnidad y que siempre que ha habido dichas comedias, el alcalde y regidores «han pedido y suplicado a muchos clérigos que ha habido en la dicha villa para que en los dichos días representasen comedias a lo divino» y en particular desde hace cuatro o cinco años a D. Bartolomé. Lo sabe porque ha sido alcalde catorce veces y regidor cuarenta. Los testigos de la parte contraria afirman que le vieron actuar «en hábito de lego con espada y lechuguilla», sin licencia para representar, el día del Sacramento pasado, «y también entró en otra comedia llamada La Molinera». Dichas representaciones se realizaban en la plaza pública sobre un tablado arrimado a la iglesia (Arch. Cat., Secr. Garro, 1596, Lerín)». Según refiere Idoate en Rincones... (t. III, págs. 505-507) el día de Corpus de 1606 hubo una revuelta en Lerín. Se solían celebrar ese día comedias en un tablado montado en la plaza y como había señoras, el teniente de alcalde, un tal Miguel López, representante del condestable de Navarra, ofreció unos bancos a las mencionadas señoras. No vieron esto con buenos ojos los jurados de la villa y, secundados por el pueblo, rompieron el tablado e hicieron huir al teniente de alcalde. El alcalde mayor procesó a los revoltosos, siendo condenados seis jurados a seis meses de destierro.