Biografiak

LECUONA JAUREGUI, Pedro Francisco

Perfil biográfico

Nació en Ordizia, el 7 de septiembre de 1842 [1] , hijo de Juan Ignacio de Lecuona, albéitar y herrador y de Josefa Anastasia de Jauregui.

Casó en la parroquia de Ordizia, el 4 de noviembre de 1866, con Natalia Ymaz Unsaín [2] y el matrimonio tendría cuatro hijos: Justina, Nicolás (veterinario de 1ª clase), Blas (veterinario) y Eugenio (veterinario).

Falleció de senectud, ya viudo, en su domicilio del número 21 de la calle de Urdaneta, en Ordizia, a la edad de 88 años, el 6 de noviembre de 1931 [3].

Formación

Se revalidó en la Escuela Especial de Veterinaria de Madrid de Profesor Veterinario de Segunda Clase el 13 de septiembre de 1870, mereciendo la censura de Aprobado, según reza en el certificado que, previo abono de dos pesetas, suscribiera don Antonio Biurrun y Rodríguez, secretario de la Escuela especial de Veterinaria de Madrid, haciendo constar además que:

En 1888 se presentó a los exámenes para revalidar su título como Veterinario de Primera Clase, pero suspendió.

Voluntario de la Libertad

Intervino en la última guerra carlista, 21 de abril de 1872 - 2 de marzo de 1876, en el bando de los liberales, perteneciendo a la Compañía de Voluntarios de Villafranca y prestando con las armas en la mano, servicios al Rey legítimo y a la Nación, durante un período de tiempo que excedió de los seis meses, según consta en el certificado que le expidiera el jefe de la misma, don Marcelino Aguirrezabala con el conocimiento del alcalde don Nicolás Aguirre el 22 de febrero de 1888.

Su nombre también figura en el Batallón de Voluntarios de la Libertad de San Sebastián [4].

Al finalizar la contienda se hizo merecedor del correspondiente diploma expedido en San Sebastián el 15 de diciembre de 1876 por la Diputación General de Guipúzcoa, firmado por su presidente D. Juan de Acilona y su secretario, D. Joaquín de Urrestieta, en el que se hace constar el texto:

Por cuanto en consecuencia de lo dispuesto por las últimas Juntas Generales celebradas en esta Ciudad, en su sesión de 10 de setiembre de este año, creando un Diploma en reconocimiento de los Relevantes Méritos e Importantísimos Servicios que los Voluntarios Populares de Guipúzcoa han prestado a la Causa del Orden y de la Libertad en las críticas y azarosas circunstancias porque ha atravesado el país, y atendiendo a los contraídos por el Voluntario...

Actividad profesional

Figura como "veterinario" en el censo electoral de 1877 [5] , apartado de "capacidades" con derecho a participar en los procesos electorales.

Beasain. En la sesión municipal del Ayuntamiento de Beasain celebrada el 1 de junio de 1878, bajo la presidencia del alcalde Ignacio Elicegui, se leyó una instancia de D. Pedro Lecuona, vecino de Villafranca, pidiendo ser nombrado Inspector de Carnes de la villa; la Junta acordó que en el caso de que quiera inspeccionar con arreglo a las ordenanzas, residiendo en esta villa, no habrá inconveniente para hacer a su favor el nombramiento [6] . No parece que hubo respuesta por parte del veterinario ordiziarra a la propuesta de sus vecinos.

Insistiría nuevamente Lecuona el 10 de febrero de 1879, con la misma solicitud, recordando que en esa población no se encuentra en ella profesor de la ciencia Veterinaria y está el pueblo obligado a proveerla. Se acordó hacer el nombramiento a favor de dicho señor veterinario debiendo entenderse éste con el señor alcalde sobre la forma en que podrá hacer el mejor servicio [7].

En la sesión del 12 de octubre de 1879, bajo la presidencia del alcalde Joaquín Ayestarán, se leyó un oficio del subdelegado de Veterinaria del distrito de Tolosa ordenando que no se sacrificara ninguna res de ganado vacuno sin el previo reconocimiento del inspector encargado y que se deben concentrar todos los sacrificios en el matadero público; los corporativos acordaron crear una plaza de veterinario, decidiendo someter la propuesta a la opinión de la Junta Municipal (pleno) [8].

Así ocurrió y en la sesión de 26 de octubre de 1879, la Junta Municipal fue informada de la requisitoria del subdelegado de Veterinaria del distrito y acordaron anunciar la vacante de la plaza de veterinario, con residencia en Beasain y sueldo de cuatro reales diarios, quedando desde luego encargado de verificar dicho servicio provisionalmente, D. Pedro Lecuona [9] . Es decir, prescindían de los servicios de Lecuona, y el 12 de enero de 1880, se encargaba de las inspecciones de las carnes de esta localidad a Gregorio Aramburu, vecino y albéitar de Ataun, al tiempo que convocaban la plaza de Inspector de Carnes del Ayuntamiento de Beasain, con el sueldo anual de 275 pesetas pagaderas por trimestres vencidos de los fondos municipales y un octavo de fanega de trigo por cada familia [10] , publicándose el anuncio [11].

El 19 de setiembre de 1880, la Corporación recibe la orden del Gobernador por la que se nombraba a Pedro Lecuona Inspector de Carnes de Beasain. A pesar de la opinión contraria de los munícipes, acatan la disposición y le nombran, sin perjuicio de adoptar las debidas disposiciones encaminadas a organizar convenientemente la plaza y exigir la residencia en Beasain [12] . En este sentido, acordaron abonarle únicamente 720 reales como máximo según lo establecido en la Real Orden de 17 de marzo de 1864 [13].

El 8 de marzo de 1885, se informó que se había estudiado la situación y que por el momento no había posibilidad de nombrar a ningún veterinario, ya que Lecuona no estaba interesado en esa cantidad, encargando de la inspección de carnes al concejal D. Martín José Ibarrolaburu [14].

El 2 de setiembre de 1886, siendo alcalde Santiago Elícegui, se nombró Inspector de Carnes al veterinario natural de Segura (Gipuzkoa), D. León Olalquiaga Aseguinolaza, pero Lecuona le denunció el 21 de diciembre de 1890, manifestando que carecía del título correspondiente. Ante la solicitud para que lo presentara inmediatamente, no pudo hacerlo, siendo suspendido inmediatamente de sus funciones al tiempo que se nombraba para el cargo nuevamente, a Pedro Lecuona, con los mismos emolumentos que había disfrutado Olalquiaga hasta el momento [15].

No parece que los corporativos estuvieran especialmente satisfechos con el trabajo del ordiziarra, porque el 30 de diciembre de 1890, la corporación presidida por Agustín Mendía, acordó convocar la vacante de veterinario municipal con una dotación anual de 180 pts. anunciándola [16] en el B.O.G. del 14 de enero [17].

El 25 de enero de 1891, se da cuenta de las dos instancias que se han presentado para optar a la plaza de veterinario e Inspector de Carnes, una la de nuestro protagonista Pedro Lecuona, veterinario de Villafranca y la otra de Ruperto Aldasoro, veterinario de Ataun; los corporativos opinaron que para hacer la inspección de carnes un veterinario que reside en Ataun, suponía un trayecto muy largo, pero ante el poco interés de que Lecuona volviera a ocupar la plaza, los munícipes hicieron un último intento, preguntando al Sr. Aldasoro si estaría dispuesto a trasladar su domicilio a Beasain [18] . Ante la negativa de Aldasoro y la posibilidad de que la autoridad gubernativa les cerrara el matadero, se vieron obligados a nombrar al veterinario de Villafranca [19].

En la sesión del 30 de setiembre de 1900, bajo la presidencia del primer teniente de alcalde, José Iturrioz, se aceptaba la dimisión de su cargo Pedro Lecuona, veterinario inspector de carnes [20].

Ordizia (Gipuzkoa). En la sesión municipal de 22 de abril de 1888 [21] , presidida por el primer teniente de alcalde, Pedro José Yurrita, a la que no asistió el concejal Pedro Lecuona, se leyó una instancia suya, solicitando el nombramiento para la plaza que había dejado vacante, por fallecimiento, su señor padre, don Ignacio. Por unanimidad, se acordó acceder a la solicitud nombrándole veterinario Inspector de Carnes interino, de Villafranca de Oria, siendo alcalde Nicolás Aguirre. Dos años más tarde, existe una referencia en la que se hace constar se gratifica al Veterinario Sr. Lecuona con 225 pesetas por el servicio prestado en el año económico próximo pasado, en llevar los apuntes de la carne y revisión, los días de mercado de los efectos comestibles que vinieran a él [22].

En setiembre de 1916, nuestro protagonista, en su condición de Inspector Municipal de Carnes e Inspector de Higiene y Sanidad Pecuarias, se dirige al Consistorio ordiziarra recordando que lleva veintiocho años ejerciendo como Inspector de Carnes por designación del Ayuntamiento y unos meses en el segundo cargo; comunica que ha tenido conocimiento de un posible recurso alegando que su plaza nunca salió a concurso público y, por lo tanto, nunca se cubrió formalmente, en propiedad. Lecuona consideraba que tal recurso, de aceptarse, suponía una absoluta desconsideración a sus servicios en tan largo período, por lo que renunciaba a los dos empleos que en ese momento disfrutaba.

Los asistentes a la sesión municipal, entre los que no se encontraba su hijo Blas, hasta entonces concejal, hicieron constar el alto aprecio en que tienen los servicios facultativos de don Pedro Lecuona y encargan a la Presidencia manifieste al mismo, que la Corporación municipal es contraria al recurso de alzada que motiva las resoluciones que expone en su mencionado escrito y le ruegan retire las renuncias [23].

En la sesión del 16 de octubre, se leyó otro escrito de Pedro Lecuona agradeciendo las muestras de simpatía de las que había sido objeto, en nombre de la Corporación, por el alcalde Juan Guillermo Lazcano, retirando su renuncia a la plaza de Inspector Municipal de Carnes, hasta su provisión en propiedad por el procedimiento habitual, pero, por razones que se reserva, pero son poderosísimas, renuncia a la plaza de Inspector de Higiene y Sanidad Pecuarias. El escrito es tenido en cuenta y ante la necesidad de cubrir la plaza que ahora quedaba vacante, en vista de las circunstancias que concurrían en su hijo, en la misma sesión se acuerda el nombramiento para tal cargo, en régimen de interinidad, de Blas Lecuona Imaz [24] , que sería nombrado en propiedad, tras el oportuno concurso público, en diciembre del mismo año.

¿Cuáles eran tales poderosísimas razones? No es difícil imaginar que estuvieran relacionadas con la guerra de títulos que padecieron los veterinarios en una época determinada.

D. Pedro, ya lo hemos dicho, era Veterinario de Segunda Clase y constituía una referencia para la mayoría de los veterinarios guipuzcoanos, organizados desde 1898, primero en su Asociación y desde 1904 en su Colegio Provincial al que pertenecía.

Por eso mismo, era consciente de la promulgación del Reglamento del Cuerpo de Veterinarios Titulares [25] y del Reglamento de Epizootias [26] que disponía la existencia en todos los municipios de más de 3000 habitantes, de un Inspector de Higiene y Sanidad Pecuarias y que para ocupar estos empleos, se obligaba al aspirante a tener la condición de veterinario, de cinco años, lo que originaba, con cierta frecuencia que este cargo fuera desempeñado por un segundo veterinario municipal, diferente al que ejercía como Inspector Municipal Veterinario o Veterinario Titular; esta dualidad supuso el consiguiente perjuicio para las mermadas arcas municipales, especialmente de las pequeñas localidades que, en muchos casos optaron por la fusión de cargos en la misma persona y en otros, lo que era peor, por no acatar la Disposición.

Nuestro protagonista seguiría como Inspector de Carnes hasta que le sucedió su hijo Blas el 14 de marzo de 1918.

Perfil humano

Resultó elegido concejal en las elecciones municipales celebradas para formar los ayuntamientos del bienio 1885-1887, tomando posesión del cargo el 7 de julio de 1885, siendo alcalde Anselmo Jauregui [27] , repitiendo en el bienio siguiente, con el alcalde Nicolás Aguirre, cuando menos hasta diciembre de 1889 [28].

Figura nuestro protagonista, a quien todos conocían por su primer nombre, Pedro, que era con el que firmaba, en el Censo Electoral de Guipúzcoa publicado en noviembre de 1877 [29] . También aparece en el que se hiciera para las elecciones municipales de 1889 [30] , junto a su tío Antonio; en el de octubre de aquel mismo año, con el número 74 y en el de octubre de 1890 [31].

Era proverbial su preocupación por la mejora ganadera y por los cuidados que se debían dar al ganado y sobre las condiciones higiénicas que debían reunir los establos. También fue un gran impulsor de la feria agrícola semanal de los miércoles y del concurso de ganado anual del 7 de septiembre en Villafranca.

Muy interesado por la Bromatología en aquellos lejanos tiempos, intervino en la gestación del Laboratorio Municipal de Villafranca, por considerarlo de gran ayuda para el mejor control de los productos que, cada miércoles, se ofertaban en el conocido mercado semanal de la Villa. Como consecuencia de este interés, el Ayuntamiento acordó en sesión de 20 de enero de 1913 la creación de tal Laboratorio, dotándolo de material y recursos humanos, conforme disponía el Real Decreto de 22 de diciembre de 1908 y la Real Orden de 12 de mayo de 1909, para realizar el análisis de todos los productos alimenticios. Ese mismo año se adquirió parte del material a la firma Edmundo y José Metroper, por un importe de 5.050 pesetas, acordándose la instalación en el antiguo lavadero municipal, próximo a la estación del ferrocarril.

Fuentes

CREHUET GANDIAGA, María José. Historia Médica de Ordizia (Gipuzkoa). Tesis Doctoral. Pág. 266. (1986)

ETXANIZ MAKAZAGA, José Manuel. La saga veterinaria guipuzcoana de los Lecuona. Boletín de la RSBAP. Tomo LVII-2-2001. Donostia-San Sebastián. (2001).

ETXANIZ MAKAZAGA, José Manuel. De albéitares y veterinarios en Beasain.1868-1990. Boletín de la RSBAP. Tomo LXI-1-2005, de junio de 2005.

Autor

José Manuel Etxaniz Makazaga. Doctor en Veterinaria. Real Sociedad Bascongada de Amigos del País (RSBAP). Real Academia de Ciencias Veterinarias de España (RACVE)

Notas

[1] Archivo Histórico Diocesano de Gipuzkoa (AHDG); P-12128; L-010; 1842, nº 22.
[2] AHDG; P-12128; L-012; folio 56; asiento 8.
[3] AHDG. P-12128; M-477; folio 44; asiento 8.
[4] Gaceta de Madrid (GM) nº 91 de 31.3.1896.
[5] BOG nº 135 de 9.11.1877. Suplemento.
[6] Archivo Municipal de Beasain (AMBea). E-154. Libro de actas, pág. 141 vta.
[7] AMBea. E-154. Libro de actas, pág. 177.
[8] AMBea. E-154. Libro de actas, pág. 219.
[9] AMBea. E-154. Libro de actas, pág. 223.
[10] AMBea. E-154. Libro de actas, pág. 232.
[11] BOG de 16.1.1880
[12] AMBea. E-154. Libro de actas, pág. 268 vta.
[13] AMBea. 0492-35 y 0544-71
[14] AMBea E-154. Libro de actas 1884-1887, pág. 104 vta.
[15] AMBea E-153. Libro de Actas 1887-1892, pp. 137 vta. y 138.
[16] BOG de 14.1.1891
[17] AMBea E-153. Libro de Actas 1887-1892, pp. 137 vta. y 138 vta.
[18] AMBea E-153. Libro de Actas 1887-1892, pág. 141 vta.
[19] AMBea E-153. Libro de Actas desde 28.4.1887 hasta 28.4.1892, pág. 142 vta.
[20] AMBea E-152. Libro de Actas desde 28.9.1900 hasta 26.12.1903, pág. 3.
[21] Archivo Municipal de Ordizia (AMOrd). Libro de Actas 1887-1890; pág. 66.
[22] AMOrd. Libro de Actas nº 6; 1916-1918; Acta de 2 de octubre de 1916; pág. 8.
[23] AMOrd. Libro de Actas nº 15; 1890-1892; pág. 35.
[24] AMOrd. Libro de Actas nº 6; 1916-1918; Acta de 2 de octubre de 1916; pp. 12 y 13.
[25] GM nº 86 del 27.3.1906.
[26] GM nº 157 de 6.6.1915.
[27] AMOrd. Libro de Actas 1882 - 1886; pág. 138.
[28] AMOrd. Libro de Actas 1887-1890; pág. 70 Vta.
[29] BOG nº 135 de 9.11.1877.
[30] AMOrd. Libro de Actas 1887-1890; Acta de 14.4.1889, pág. 134.
[31] BOG nº 50 de 24.10.1890.