Kontzeptua

Ipuingintza Euskal Herrian.1970-2000 (1977ko bertsioa)

Literatura Oral II.
Ittaidune Aintulaietâ itxi ementzan.Eta an ikusi ementzittûn gizon batzuk aizkoraz izpika-izpika garie ebaitzen.
-Pixkâteko lana artûzuia ôla ittan aittu bear bazuia esan ementzien.
-Ik ba aldakarrek beste eránen bat? -eantzun ementzioên.
Baietz, bestêk, eta itteiêkin asi ementzan îttan, eta bélaxe erloa ebai. Anfo gizonak arrittu ementzien eta ittaie imi 'at urrên alde salduko ote ziên galde ementzioên.
Baietz bá eta fttaidunerê sekulako abeastu eta ala bê etxea biurtu ementzan.
Aintzelaietako gizon âtako atek, ittaiêkin îttan ai zala, beatzên ebaki 'at eiñ ementzôn. Oi ikusi zoeñên, bildurtu eiñ ementzien eta kako ue etzala parte onekoa izengo, okarra zala, garrengearê bazôla ortzakin, eta bertan zulo aundi 'at eiñ eta antxe lurpetu ementzên betiko.
Oi ala bazan sartu deilla kalabazan.

Como otros muchos en el mundo, dicen que en una casa vivían unos esposos con tres hijos.
Cuando murieron los padres, dicen que los huérfanos quedaron muy necesitados (pobres). Dueños: de tres cosas: un gato, un gallo y una hoz; dicen que no tenían (poseían) otra cosa.
Dicen que el más viejo tomó el gato; el segundo el gallo y el más joven la hoz. Y cada cual por su lado dicen que se fue de mundo en mundo.
El fulano (mengano) del gato dicen que llegó a parecerle (le pareció) que en aquella casa había (andaba, se desarrollaba) un gran alboroto y dicen que se acercó hacia allí; dicen que todos los de la casa andaban a la caza de ratones, que la casa estaba llena de ratones y debían vaciarla; pero en vano: el ratón abundaba (se multiplicaba, proliferaba) cada vez más.
Dicen que el del gato le gritó desde la puerta diciendo: yo ya tengo una alimaña (bicho) que disipará (ahuyentará, limpiará) pronto los ratones.
-Ea (oye), veamos pues cómo los ahuyenta.
Dicen que les soltó el gato, y en seguida dicen que auyentó todos los ratones.
-Véndenos ese bicho: te daremos un cuartel de fanega llena de oro -dicen que le dijeron los de aquella casa.
-Si me dais un cuartal de fanega de oro, es para vosotros el gato -dicen que les contestó el del gato y así hacer también (y así lo hizo también).
Y dicen que quedó enriquecido para siempre.
El del gallo (el segundo hermano) dicen que llegó de noche a Alzania y yendo de Atabo adelante, dicen que encontró un grupo (tanda) de hombres cerca de Ezkuden, golpeando un prado con palos.
-¿Qué hacéis ahí? -dicen que les preguntó.
-Romper el día (y) para que nos vuelva el Sol calentando el mundo -dicen que le contestaron.
-Ved (id) a dormir.
Porque (la) esta caza (pieza) que yo llevo abrirá el día.
Cuando éste haga (lance) el cucurrucu levantaos todos y veréis cómo el día está claro.
Dicen que hicieron el dicho de aquél y asi sucedió: cuando el gallo cantó cucurrucu, el día estaba abierto.
Que aquél era una caza (pieza) interesante (prodigiosa)y a ver si les vendería a cambio de un cuartal de fanega lleno de oro.
Pues que sí. Y el del gallo también dicen que se enriqueció para siempre.

***

El de la hoz dicen que llegó a Aintzelaieta. Y dicen que allí vio a unos: hombres cortando trigo uno por uno con hacha.
-¿Acaso ni traes algún otro instrumento? (medio, procedimiento) -dicen que le contestaron.
Que sí, y el otro dicen que empezó a segar con la hoz, y cortó en seguida e1 lote.
Los hombres de allí dicen que se maravillaron y le preguntaron si les vendería la hoz a cambio de un cuartal de fanega de oro.
Pues que sí, y dicen que el de la hoz también se enriqueció para siempre y así volvió a su casa.
Uno de aquellos· hombres de Aintzelaieta, estando segando con la hoz dicen que se hizo una cortadura en el dedo.
Cuando vieron eso, dicen que se atemorizaron, y que aquel gancho no sería de parte buena, que era torcido, que tenía también una galla con diente, y al punto hacen un gran agujero y allí mismo dicen que lo enterraron para siempre.
-Si eso era así que se meta en la calabaza.

San Martiñ. "San Martinico".

San Martiñ ermentarije zan, da mutille euken matlukarije, da berau bota eban kalerik-kale esaten: "San Martiñek atera deu galdie".
Inpernuko deabruâk entzu ebanien San Martiñek galdie atera ebala, esa'eutzen: "Ez, bota ez baleutzo buztinie edo arie.
" Ori, entzun ebarier~, juen zan ariñ mutille San Martiñ aiñe.
San Martiñek orduân bota eutzen buztinie eta arie; orduan atera eban galdie.

San Martín era herrero y tenía de martillador a un muchacho y envió a éste a anunciar de calle en calle: San Martín ha averiguado el temple [del hierro para soldarse].
El diablo del infierno, al oír que San Martín había averiguado el temple del hierro, le dijo: no, si no le hubiera echado arcilla o arena.
Cuando oyó esto, volvió presto el criado donde [estaba] San Martín.
Entonces San Martín le echó arcilla y arena y descubrió el temple [del hierro para soldarse].


Azkeneko mairuek. "Los últimos mairus".

Mairûk zolütan bizitzen ementzin.
Ordûn lañoik etzen ikusko noski, ta bein batîn laño poli-pat agertu men-tzen zerûn ta denak atrittuta geldittu men-tzin.
Attona zar-tzar bat baimên-tzuten, aspalditan itsu zôna, la lañuk zer esan nai zun artxek jakingo zula-ta, zoloko txoko batin zôn tokitik artu ta atarira argitâ atea mentzuten.
Itsua nola bat-zen, basora jon ta pago-unkultskin beiyak ereki men-tzizkaten.
Attona xarrak lañua kusi-ta, "gaztiak -esan ementzun- gaztiak, gure denbora jon duk: jesus mundura jayo duk eta gu gatdûk gattuk.
Ori san-ta denak kuzkur-kuzkur zolûm sartu ta, akabo, ez mentzîn geyo sekulan atea.
Orrêtik esaten ziun askotan attonak zerbaiten trabatu-ta eroitzen giñanin: "Mairuai bezela pago-urkulluakin beiyak zaldu berko teizkitzuteu?".

Dicen que los mairus vivían en las cuevas.
Entonces, sin duda, no se veían nubes; mas he aquí que una vez aparece en el cielo una hermosa nube, y todos quedaron maravillados.
Tenían un abuelo muy anciano ciego hacía ya tiempo.
Pensando que éste sabría que significaba la nube, sacáronle del rincón de la cueva en que se hallaba, la luz del zaguán.
Como estaba ciego abriéronle los ojos con horquillas de haya que ex profeso habían hecho en el bosque.
El anciano abuelo, al ver la nube, dijo: "jóvenes, ha pasado nuestro tiempo; Jesús ha nacido al mundo, y nosotros somos perdidos".
Al decidir esto, todos encogidos metiéronse en la cueva, y se acabó: nunca más volvieron a salir.
Por eso, cuando caíamos al suelo al tropezar con algo, nos decía el abuelo: "¿habrá que abriros los ojos con horquillas de haya, como al mairu?".


En materia de fábulas hay muy variadas. He aquí una muestra característica:

Axarko, otsoko ta beleko "El zorro, el lobo y el cuervo".

Arbol bateko adar batean belea bere umeakin zegoan.
Axarko eta Otsoko azaldu ziran.
Beleko arbolan ikusi zuanean.
Axarko inguratu zitzayon.
-¡Kaxo Beleko! Zure seme oyetako bat bota didazu.
Baño beleak etzuan bere semetakorik iñor bere bota.
-Ia botatun dezun bera bat; bestela arbola muitu-ta guztiyak bera botako ditut.
Danak bera bota etzitzan, bere semeetako bat lurrera bota zion.
Baño Azarkok, belekume ura jan-da bestea nai zuan, eta onegatik berriz ere beste bat eskatu zion.
Belekok ukatu egin zion; baño aizkenean ere, arbola muituko zion bildurraz, banabanaka guztik bota zizkan.
Axarkok guztik jan zitunean. Otsoko'kin alde egin zuan, eta bidean gizon bat beste batekin izketan aurkitu zuten, eta gizon onek zazki batean gazta batzuk zamazkan.
Axarkok, gaztak ikusi zituanean, ixilik juan eta ostu egin zizkan.
Eta gero esan zion otsoari:
-¿Iri gazta gustatzen zak?
-Bai, Axarko asko.
-Juan ari ba gizon arengana eta zazkitik artu eitzak.
Otsoko juaman gaztak ostutura; baso inguratua zijuanean, gizonak ikusi zuan, eta zazkian gaztik etzegoala kontuatuaz, makillakin Otsoko elbarritu zuan.

En una rama de un árbol estaba el cuervo con sus crias.
Aparecieron Axarko y Otsoko.
Al ver en el árbol a Beleko, se le aproximó Axarko.
-iHola Beleko! Echame a uno de esos tus hijos.
Mas el cuervo no echó abajo a ninguno de sus hijos.
-A ver ti echas abajo a uno; de lo contrario, sacudiendo el árbol, echaré abajo a todos.
Para que [el zorro] no le echase abajo a todos, [el cuervo] le lanzó a la tierra a uno de sus hijos.
Pero Axarko, habiendo comido aquella cría de cuervo, apetecía otra.
Beleko se la negó, pero al fin, temiendo le sacudiese el árbol, se las echó todas, una tras otra.
Cuando hubo comido todas Axarko se marchó con Otsoko; y descubrieron en el camino a un hombre que conversaba con otro, y el tal hombre llevaba en un cesto unos quesos.
Axarko, al ver los quesos, acercándose disimuladamente, se los robó.
Después dijo al lobo:
-¿Te gusta el queso?
-Si, Axarko, me gusta mucho.
-Entonces acercate a aquel hombre, y tómalos del cesto.
Otsoko fue a robar quesos; mas cuando se iba a acercar, le vio el hombre y [éste] dándose cuenta de que no había quesos en el cesto, magulló a palos a Otsoko.


Otro gran número de cuentos merece también una muestra que no puede añadirse por falta de espacio El lector puede consultar la serie El Mundo en la mente Popular Vasca, de Auñamendi, donde los encontrará en abundancia. Ref. Barandiarán, J. M.: Números 12, 18 y 27 de la serie "El Mundo en la Mente Popular Vasca"; Azkue, R. M.: Euskalerriaren Jakintza, VII "Cuentos y Leyendas", Espasa-Calpe; Leizaola, J. M.: obra ya citada de EKIN; Estornés Lasa, B.: obra ya citada de Auñamendi (2 vols.); Vinson, J.: Le Folk-lore du Pays Basque, Ed. París, 1967; Gallop, R.: Cuentos populares y refranes, en "Los Vascos", Madrid, 1948 pp. 13715p); Azkue, R. M.: Cancionero popular vasco, t. X, "Romances y cuentos"; Veyrin, Ph.: Contes et Légendes, en "Les Basques", Bellegarde, 1955; Cerquand, L.: Légendes et récits populaires du Pays Basque, S.L.A.P., 1875-82; Webster, W.: Basque legends, London, 1877 y 1879; Berbier, J.: Légendes du Pays Basque, París, 1931; Jaurgain, Jean de: Quelques légendes poétiques du Pays de Soule, 1897; Anuario de Eusko-Folklore, 1921.