Alcalde y párroco, frente a frente. Las penurias financieras suscitadas por las guerras francoespañolas produjeron un serio enfrentamiento entre J. Domingo de Arrizabalaga, párroco, e Ignacio Urreta, alcalde de la villa, llegando la autoridad civil a ordenar el empréstito forzoso de los dineros de la fábrica parroquial para poder socorrer al tercio local colocado en situación desesperada por la guerra de 1794. Finalizada ésta, ambos personajes se enzarzaron en interminables pleitos que sólo dieron fin con la muerte del párroco y la llegada de uno nuevo.