Lexikoa

FOLKLORE

Aunque la palabra sea inglesa, de folk, "pueblo", y lore, "saber", los estudios folklóricos se habían iniciado en otros países, quizá, con anterioridad. Se trata de investigar y dar a conocer el saber del pueblo sobre no importa qué tema pero en sus comienzos se dio preferencia a las leyendas populares. Se suele citar a los hermanos Jacob y Wilhelm Grimm autores de Kinder-und Hausmärchen, "Leyendas infantiles y del hogar", publicado en 1812 en Alemania. La palabra inglesa folklore data de 1846. Entre los vascos se inician los estudios folklóricos muy tempranamente con Juan Ignacio de Iztueta (1767-1844) entrando de lleno como uno de los precursores de esa ciencia. Además, Iztueta escribió en euskara. Su obra Guipuzcoaco dantza gogoangarrien condaira se imprimió en 1824. Esta historia de las danzas es meticulosa y sentida aunque llegara a provocar la ira de Fray Bartolomé. La respuesta de Iztueta puede verse en Plauto bascongado de J. J. Moguel. La producción bertsolarística, como material, cae de lleno en el objeto del folklore como ciencia. Por los mismos años en que Abbadie promocionaba las fiestas populares y concursos de poesía se dan las primeras recogidas de canciones populares. Ambas, letra y melodía, pasan de los labios populares a las páginas manuscritas o impresas de los primeros cancioneros. El primer intento es de Chaho con su recogida de cantos publicados sobre todo en "Ariel". Su programa de acción data de 1846. En 1855 preparaba Michel su famoso libro Le Pays Basque donde la parte relativa a canciones y poesías populares acapara la atención principal del volumen que se imprimió por fin en 1857. Una segunda recogida la lleva a cabo la suletina Julie Adriane Carricaburu que es más conocida por Mme. de la Villéhélio, apellido de su marido. El libro que publica se titula Souvenir des Pyrénées, 1869. Contiene solamente doce aires vascos pero tienen el valor de la primicia. El auténtico cancionero, sin embargo, es del también suletino, J. D. J. Sallaberry, autor de Chants Populaires du Pays Basque, impreso en 1870. Nos hallamos ya ante una obra hermosa y digna. Repercute el movimiento en Guipúzcoa donde José de Manterola publica su Cancionero Vasco (1877-1880). Otros dos notabilísimos autores son Charles Bordes y Jean Jaurgain, el primero francés, y el segundo, éste, un destacado historiador también suletino. Sus publicaciones se inician hacia 1893, tratándose ya de un experto. En sus redes caen piezas raras y bellas. La obra de Jaurgain, Quelques Légendes Poétiques du Pays de Soule (1899) es un buen estudio donde luce además sus dotes de historiador. La recogida de leyendas corre idéntica suerte. Un francés, J. F. Cerquand, publica en Pau sus Légendes et récits populaires du Pays Basque ya en 1875 y sigue haciendo nuevas recogidas y publicaciones en 1876, 1878 y 1882. Simultáneamente, un inglés, W. Webster, que vivió mucho tiempo en Sara (Lab.) reúne en un hermoso volumen de 233 pp. una colección que publica en Londres en 1877 y refuerza, ahora con nuevas recogidas, en 1879. Años más tarde el francés Julien Vinson va a destacarse sobre todos con su denso libro Le Folklore du Pays Basque, París, 1883. Fue, sin duda, quien primero usó la palabra folklore en nuestras publicaciones seguido de V. Arana que lo hace en 1884. No es preciso seguir detallando la marcha ascendente de los estudios folklóricos vascos antes de la sacudida ambiental de Azkue y Arana Goiri cuyo mérito en este terreno es el de despertar nuevas vocaciones. Azkue publica su monumental Diccionario Vasco-Español-Francés en 1905-1906, verdadero inventario alfabético del saber popular; después se suceden el también monumental Cancionero Vasco hacia 1919 y su Euskalerriaren Jakintza en 1935-1947. Otro cancionero. Euskal-eres-sorta, del P. Donostia, data de 1922. Otros dos folkloristas, Dufau y Barbier, laburdino el primero y bajo-navarro el segundo, inician en 1921 los suplementos musicales de la revista "Gure Herria". Los años 1920-1921 son decisivos para el folklore vasco. Si los ingleses habían organizado estos estudios fundando la Folklore Society en 1878, ahora los vascos, en 1920, fundan el Instituto Ikuska, grupo de estudios, y en 1921 instituyen la llamada Sociedad de Eusko-Folklore con sede en Vitoria, que luego se transforma en laboratorio de etnología y eusko folklore bajo los auspicios de la Sociedad de Estudios Vascos. El alma de la nueva empresa es D. José Miguel de Barandiarán: Su órgano de expresión va a ser el Anuario de Eusko-Folklore. La primera junta directiva estaba formada por José Miguel de Barandiarán, Manuel de Lecuona, Eugenio de Larrañaga, José de Aristimuño, León de Bengoa, Manuel López, Juan de Iruretagoyena, Juan de Aranguren, Leonardo de Guridi, Andrés de Aguirre, Tiburcio de Ispitzua y Félix de Zamalioa, casi todos o todos sacerdotes. Los estatutos de la nueva sociedad establecieron tres clases de socios, protectores, numerarios y colaboradores. Una "Hoja de Eusko-folklore" recogería los materiales para su estudio. Es de señalar que esta entidad se puso inmediatamente en contacto con entidades extranjeras y nacionales dando un nivel universitario a sus estudios y recogidas. Hubo a partir de esas fechas un renacer folklórico en el pueblo salvando de la extinción viejas costumbres, repopularizando melodías y leyendas, y divulgando el saber popular en los medios académicos de todo el mundo. En ese clima nació el espectáculo folklórico, primero vivencial y profundo, luego pintoresco y espectacular a medida que crecía el movimiento turístico. En la preguerra cristaliza el folklore vasco en el poema de "Orixe", Euskaldunak, publicado en la postguerra. Pero la contienda de 1936 si bien dio un rudo golpe a todo lo vasco, salvó el espectáculo folklórico considerado como inofensivo políticamente. En la postguerra las publicaciones se multiplican a una con las de etnología cuya figura señera es D. Julio Caro Baroja. Ahora los estudios folklóricos, "saber popular", se insertan en el epígrafe más amplio de Etnografía y aun de Etnología, según el punto de vista que se adopte. En 1963 se funda el grupo "Etniker" que funciona en la Universidad de Navarra como complemento de la cátedra de etnología vasca. Lo componen un grupo de colaboradores bajo la dirección de José Miguel de Barandiarán, titular de la cátedra citada. Los trabajos de este grupo se suelen publicar en el "Anuario de Eusko Folklore".