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EZCÁROZ - EZKAROZE

Asentado sobre el río por el que cruzan dos puentes, uno con un ojo de medio punto sobre pilar y dos huecos nuevos hacia Jaurrieta y otro nuevo que une la carretera con Ochagavía, Ezkaroz es un pueblo con casas antiguas muy bien conservadas. Por su parte sudoccidental comienza siendo un pueblo-calle para continuar con un núcleo más complejo condicionado en parte por los dos puentes y en el que se sitúan varias partes centradas por la iglesia que se sitúa en alto. El barrio de Lumchune que abarca la iglesia hasta el Carmen, la calle Barber, la Rochapea y la plaza, antiguo frontón. Al otro lado de la carretera hacia el monte se sitúa el barrio de la Magdalena que, como el Carmen, es relativamente nuevo.

Abundan las grandes casas enlucidas de dos o tres cuerpos con puertas de ingreso de medio punto, vanos adintelados y cubiertas a dos o cuatro aguas con bastante pendiente. Son comunes también los grandes aleros de madera con ménsulas sin tallar. Las fachadas están, por lo general, muy enlucidas, y algunas muy transformadas. A pesar de las reformas, se encuentran bastantes casas de estilo gótico con ventanas ajimezadas y entradas apuntadas con arco de entrada lateral de grandes dovelas sobre las que se sitúa una ventana amainelada. A veces presentan escudos familiares y emblemas místicos. En ocasiones las reformas de cantería llevan fecha, como algunos ejemplos puertas con fechas del siglo XIX en una fachada gótica a la que se le ha añadido también un piso superior con balcón.

Todavía quedan varias casonas del siglo XVIII con mucho empaque. De todo el caserío merecen ser destacadas la casa llamada la Morea y el palacio Iturriria o "palacio de Ezcároz". La primera de ellas es un gran edificio en esquina de base gótica, siglo XVI, posteriormente remozada, con dos pisos con ventanas no rasgadas en cantería rústica sino labradas por el cantero que alzó los muros. El de Ezcároz, palacio Cabo de Armería, presenta un blasón cuartelado y el IHS en la dovela central del arco de entrada.

En el término se encuentran la arruinada ermita de San Lorenzo y la ermita gótica de Santa María Magdalena situada esta última cerca del pueblo, pasado el puente sobre el Salazar. También se tiene constancia de que en sus inmediaciones hubo también un antiguo monasterio donado a Leire en 1040 fecha en la que desapareció.

La ermita de Santa María Magdalena es una construcción del siglo XIV reformada en el siglo XVI. Presenta planta de una nave de dos tramos desiguales y cabecera plana. En alzado sus muros están enlucidos salvo los soportes, baquetones, de los que los correspondientes a la cabecera tienen el capitel con decoración vegetal esquematizada o simplemente geométrica, siendo el resto ménsulas semicirculares con decoración geométrica. Una sacristía de planta rectangular se adosa a la cabecera por el lado del Evangelio.

Al exterior presenta muros de sillería con contrafuertes prismáticos. La puerta, cubierta por un guardalluvias, se abre en el segundo tramo de la Epístola y tiene forma ligeramente apuntada con tres baquetones que descansan sobre una imposta lisa. Por encima del guardalluvias corre una línea de imposta con bolas del siglo XVI que aparece también sobre los contrafuertes.

El interior de la ermita está presidido por un retablo neogótico de tres calles, situándose en el centro una talla renacentista de la Magdalena con policromía moderna y a ambos lados las tallas de San Antonio y de San Francisco Javier, ambas de estilo barroco popular al igual que otros dos santos del remate.

La parroquia de San Román que centra el caserío de Ezcároz, es una construcción gótica del siglo XVI avanzado. En planta presenta una amplia nave con dos tramos cuadrados con capillas entre contrafuertes más un tramo más estrecho que la nave y de poco fondo a los pies, respetando así los muros de la antigua iglesia. La cabecera es rectangular y más estrecha con esquinas ochavadas. Un coro de obra con tribunas laterales de madera se sitúa a los pies de la iglesia. La sacristía de planta cuadrangular data del siglo XVI y se cubre con bóveda de tercelete sobre ménsulas semicirculares como la nave y la cabecera. Las capillas laterales y el tramo de los pies se cubren con bóveda de cañón apuntado.

Al exterior sobresalen los volúmenes prismáticos de la iglesia. Los muros son de sillar muy regular y grandes. El muro de los pies deja ver el muro viejo en esquina sobre el pórtico donde se abren unas saeteras. El pórtico de entrada se adosa en el muro meridional con tres arcos escarzanos sobre pilares prismáticos con imposta a modo de capitel. Este pórtico cobija una portada de arco apuntado compuesto por múltiples molduras alternando dóricas y cóncavas. La portada data del siglo XVI pero con diseño arcaizante. Una torre, de peculiar ubicación, se sitúa sobre la sacristía y data también del siglo XVI. Tiene fuste prismático liso y tras el cuerpo de las campanas remata en chapitel.

En el interior se conservan cinco retablos, más otro pequeño conservado en la sacristía, dos hermosos púlpitos, varias piezas de orfebrería, una pila bautismal y un facistol, piezas en las que merece detenerse. La primera de ellas, una pila bautismal ocupa el sotocoro, en la capilla del lado del Evangelio. Esta pila de piedra consta de base circular, fuste formado por varias molduras decoradas con elementos como bolas y cuerda. La taza semiesférica está ornamentada por rombos con bolas inscritas entre boceles cordados en la parte superior.

Preside el templo el retablo mayor dedicado al titular de la iglesia. Se trata de una obra de transición del primer renacimiento al romanismo que se atribuye a Miguel de Espinal, aunque algunos autores lo asigna al escultor sangüesino Miguel de Casona y Aibar e iniciado por Pedro Pontruvel. Obra de considerable altura, tiene traza plana y consta de un pequeño pedestal, banco alto, dos cuerpos divididos en cinco calles y ático tripartito cubierto por un frontón triangular. Conserva un profuso ornato que parece plateresco. Se representa en él un amplio programa iconográfico con escenas en el banco y santos aislados en el resto del retablo. Su escultura es de desigual valor y se mezclan en ella diversas tendencias estilísticas como el expresivismo del primer renacimiento con el romanismo, estilo que predomina. El sagrario forma conjunto con el retablo y presenta una traza ochavada con relieves del Noli me tangere, la Resurrección y los Discípulos de Emaús. La policromía del retablo está documentada en 1673 como obra del pintor sangüesino Carrasco.

El retablo del Santo Obispo, San Martín, se adosa al muro en el lado del Evangelio. Data de la primera mitad del siglo XVII con remates añadidos en el siglo XVIII y conserva su policromía original a base de rameados. Presenta una estructura de banco, cuerpo de tres calles articuladas por columnas jónicas y una hornacina central y remates añadidos en el siglo XVIII. Se representan relieves de la Sagrada Familia con San José, relieves de santos, una talla de un obispo de estilo romanista y un San Jerónimo.

Adosados a los pilares que separan los dos tramos de las nave se encuentran dos púlpitos de madera de mediados del siglo XVI que parecen de la misma mano que los retablos colaterales. De forma pentagonal apoyan sobre ménsulas avolutadas. Están policromados minuciosamente. Los tornavoces llevan decoración geométrica en el techo y un friso con cabezas de serafines coronados por templetes con arbotantes.

El retablo de Nuestra Señora del Rosario se adosa también al muro en el lado del Evangelio, siendo de estilo barroco fechado a mediados del siglo XVIII. Presenta una traza movida en la que se resalta la calle central y consta de banco, dos cuerpos y ático. En cuanto a la iconografía se mezclan tallas de distintas épocas. Destaca la talla de la titular, de estilo romanista algo tardío de comienzos del siglo XVII, en pie y de un abultado volumen debido a los pliegues del manto y una bella policromía con rameados y cenefas. Dos tallas, una de San Francisco Javier y otra de San Luis Gonzaga, son modernas. Una Virgen con Niño renacentista del siglo XVI se sitúan en el segundo cuerpo. En el ático un obispo y un papa son barrocos del siglo XVII, pero una imagen de San Antonio es moderna.

Por último quedan describir dos retablos colaterales simétricos, uno es el retablo de la Inmaculada en el lado del Evangelio y otro el del Sagrado Corazón, en el lado de la Epístola. El primero, renacentista de transición a la fase romanista puede fecharse hacia 1570-1580. Tiene estructura de banco con pinturas, un único cuerpo de tres calles con relieves y con columnas jónicas estriadas y ático tripartito también con columnas estriadas y hornacina central además de relieves de dos santos y una talla de San Roque en el centro. La policromía de vivos colores es de la época. El muy similar retablo del Sagrado Corazón presenta como talla titular una moderna imagen que sustituye a Santa Catalina, la antigua titular del retablo.

En la sacristía se conserva un pequeño retablo barroco fechado en el siglo XVIII que presenta un cuerpo-hornacina entre aletones. Está presidido por un Crucificado renacentista del segundo tercio del siglo XVI, muy expresivista pero muy repintado. Le acompañan dos tallas barrocas del siglo XVII de San Juan y la Virgen.

Además en dependencias de la sacristía se conservan un cantoral del siglo XVII y una casulla del siglo XVIII.

En cuanto a piezas de orfebrería, el ajuar lo forman, entre otras piezas, un cáliz de plata sobredorada neoclásico a caballo entre el siglo XVIII y el XIX con un esquema movido rococó. En la pestaña lleva las letras M.P.Z. y la marca M/MON/TALBO y la doble P coronada de Pamplona. Además, un ostensorio de plata sobredorada de la misma época y estilo que el cáliz anterior con una compleja decoración de cartelas, vid, hojas, perlas y ángeles entre otros detalles. Un portapaz de paz, neoclásico ya del siglo XIX de perfil mixtilíneo con la marca de la doble P coronada y la burilada. También al neoclasicismo pertenecen unas vinajeras de plata sobredorada con su bandeja y llevan las mismas marcas que el cáliz.

Digno de mención es un facistol con astil manierista de comienzos del siglo XVII formado por seis estípites con decoración serliana y cabezas masculinas que se conserva en el coro. El remate de templete abierto con columnas salomónicas es del siglo XVIII al igual que el ángel de estilo popular.

Carmina RIUS SALETA