Udalak

EREÑO

Este municipio tiene como característica su aislamiento geográfico y se inscribe en la comarca de Gernika-Bermeo. Esto ha determinado su economía agraria y ganadera condicionando su urbanismo de tipo rural. La explotación del conocido mármol rosa de Ereño ha hecho que sus canteras sean uno de los referentes vizcaínos más importantes dentro del patrimonio local y especialmente en el municipio y alrededores. Su población se distribuye en los siguientes núcleos urbanos: Akorda-Bollar, Basetxea-Atxoste, Zeaz, Elexalde, Gabika y Garaieta.

Arquitectura religiosa

La iglesia parroquial de Ereño es la de San Miguel Arcángel en Elexalde, un edificio de planta rectangular, de 1500 y finalizada en el siglo XVII, que resulta ser compacto y monumental realizado en piedra sillar. Presenta al exterior nueve machones, además consta de varios cuerpos y éstos se cubren oblicuamente con bóvedas de crucería. Apenas hay vanos, aunque la iluminación surge de la elevación de la nave. El pórtico se encuentra a un lado y tiene bancos corridos. La puerta de acceso en la fachada principal, está flanqueada por dos pilas de mármol ambas decoradas.

En su interior destaca el retablo del siglo XVIII, de tres calles donde resaltaremos el santo patrono, San Miguel, con la espada y el dragón a sus pies.

Existe otra iglesia la de San Juan Bautista en el barrio de Gabika, llamativa por su sencillez y pobreza en cuanto a materiales. Al igual que la anterior, se trata de un edificio de una sola nave rectangular con una torre en el lateral. Resguardada en el pórtico la puerta de acceso se abre en el lado opuesto al presbiterio. Realizado en mampostería blanqueada con esquineros en sillería. Destacar su torre campanario con cuatro arcos de medio punto con una campana y un reloj.

En cuanto a ermitas encontramos la de San Miguel Arcángel, más conocida como Sanmiel Ereñusarreko, ya que se encuentra en la cumbre del monte Ereñosar. Se trata de una construcción rectangular realizada en mampostería vista con refuerzos en sillería en las esquinas, al igual que la espadaña que tiene un vano para la campana. Tiene una cubierta a dos aguas y un pórtico cerrado a los pies y al lado de la epístola con un hogar y bancos corridos en piedra, su pavimento es de tierra.

En su interior destacamos un sarcófago de piedra arenisca de forma trapezoidal con un hueco para la cabeza y data de finales del románico a juzgar por los relieves y adornos.

La ermita de Santa Catalina se encuentra en el barrio de Ereñoakorda, se trata de un edificio de planta rectangular con una cubierta a tres aguas sobre dos cerchas. Realizada en mampostería vista tiene los esquineros en sillería. En la fachada principal se abre la puerta adintelada de acceso y cuelga la única campana en un vano. Tiene dos aspilleras y losetas en el suelo, se remata el conjunto con una cruz de hierro. En su interior hay una tríada de santas: Santa Catalina, Santa Lucía y Santa Bárbara.

Hubo otras dos ermitas hoy desaparecidas como la ermita de San Martín en el barrio de Akorde-Bollar, cuyos restos eran visibles hasta 1972. La campana que lucía esta ermita fue trasladada a la de San Miguel de Ereñosar. La ermita de Jesús Crucificado estuvo en el barrio de Elexalde, fue fundada en 1578.

Arquitectura civil

Aunque por lo general todos los caseríos del País Vasco tengan unas características comunes debido a sus necesidades similares, podemos establecer unas diferenciaciones. La tipología de Ereño, responde la de un bloque de planta rectangular, con una vertiente a dos aguas, de dos alturas y camarote, sin patios agregados y un gran portalón en su fachada principal. Resaltar como estas construcciones se nutren de los materiales más asequibles como el mármol rojo que se conseguía de las canteras de Ereño.

No se ha conservado ningún ejemplo integro del siglo XVI, ya que todos han sido reformados. Del siglo XVIII encontramos el caserío Ziene en el barrio de Zeaz, que conserva una mayor extensión de la madera en su arquitectura. Tiene una planta rectangular, cubierta a dos aguas, faldón trasero y un portalón adintelado con una gran viga de madera. Se rellena la fachada en madera con materiales muy ligeros como es el mampuesto y el barro, lo que explica su mala conservación.

El caserío más antiguo es el Endeisa-Aurrekoa en el barrio de Basetxea, que podemos fecharlo entre el siglo XV y XVI y tiene aún intacto el arco apuntado que aparece en la fachada zaguera y dos aspilleras que permiten la ventilación de la cuadra en la parte superior.

Aunque la piedra va adquiriendo mayor importancia encontramos ejemplos como el caserío Bisko en el barrio de Gabika, que aún tiene el soportal adintelado apoyado sobre una viga de madera y sobre este soportal descansaba un balcón posteriormente suprimido. Su entramado en la parte superior de la fachada es también de madera y parece que tubo un pequeño hórreo realizado en piedra la parte baja, y ladrillo, mortero y entramado de madera en el resto, todo ello sujeto con postes.

El caserío Indoiaga en el barrio Bollar, es un edificio que presenta añadidos pero que ha respetado sus elementos originales. Se trata pues de una construcción de dos plantas con una fachada formada por estructuras de madera y que tiene entre sus cuatro gruesos pies, un soportal que recorre toda su anchura. Allí podemos ver una placa en madera con el año de su construcción: 1862.

A partir del siglo XVII se comenzará a construir con materiales nuevos como es el ladrillo y la escoria de ferrería, esto se verá en Ereño con ejemplos como el caserío Zarragoiko en el barrio Akorda que como el caserío Ziene destaca por esa pobreza de materiales como el mampuesto de relleno, así como la escasez de vanos y la aparición de un soportal en madera.

El caserío Gabikaetxebarri en el barrio de Gabika tiene decoración con motivos geométricos en el pie derecho que sostiene el dintel. Tiene una mejor factura que el anterior con esa estructura vista característica de los caseríos de mediados de siglo XVII y finales del XVIII. Éste tenía un antiguo hórreo que se destruyó aunque conserva uno de los antiguos rodeznos.

También de buena calidad tenemos el caserío Martikone en el barrio de Bollar, que como curiosidad habría que señalar que recibió el primer premio en el concurso de caseríos de el año 1975. Está realizado con un entramado enlucido.

Desde finales del siglo XVII aparece una nueva tipología que se caracteriza por la eliminación de la madera en la estructura del edificio, substituyéndose por sillares. Es el caso del caserío de Arrotegui en el barrio de Gabika, un edificio de dos pisos que su estructura se compone de mampostería con un soportal adintelado sobre una columnas de mármol. Encima irán un par de balcones de madera, característica muy común en los nuevos caseríos. Se ha localizado frente al edificio un posible hórreo, pero se encuentra muy modificado y ampliado en donde sólo se aprecian las tres vigas verticales y una escalera de piedra lateral que da al primer piso.

Otro ejemplo serían los caseríos en los que el cuerpo central, menos consistente, se retranquea en la fachada mientras que en el espacio libre entre los bloques laterales, se encajan unos balcones paralelos y superpuestos. El edificio ganaría en altura estrechándose en su base como se puede apreciar en el caserío de SendaKorta en el barrio de Basetxeas, destacando por su gran volumen debido a la anexión de cuadras y garajes. En el mismo barrio encontramos el caserío de Aurrekoa y el caserío Jáuregui en el bario Elexalde, cuyo soportal se apoya en una columna toscana de mármol. También encontramos el caserío Landeta en el que con dimensiones más modestas se puede apreciar la inscripción de su fecha de construcción: 1888. Todos ellos son de planta profunda y bifamiliares, en donde destaca la verticalidad del edificio, la simetría, la fachada principal con tres registros diferenciados y ligeramente retranqueada su parte central.

Ahora a finales del siglo XVIII, se incorpora a la vivienda popular un elemento que proviene de la casa culta, el arco de medio punto, gracias al empleo de la piedra como elemento sustentante. En Ereño encontramos ejemplos en el barrio de Gabika, se tratan de dos viviendas de gran tamaño con planta profunda y distribuidas en tres pisos, cuyas fachadas son muy racionales, regulares y con una simetría en sus vanos apareciendo sillares en los esquineros. Son los casos del caserío Goizti que tiene un arco escarzano adovelado en su puerta de acceso en donde aparece un medallón con cruz, con la inscripción de la fecha de construcción: 1774. Parecido es el caserío Aldekoagaray, uno de los mejores conservados, que presenta el mismo arco, éste se apoya en ménsulas molduradas en caliza gris al igual que los sillares que recercan vanos y esquinares. En la fachada principal aparece un balcón sobre el cual en una placa de mármol rojo, se lee la fecha de construcción: 1869. Se encuentra muy bien restaurado y se sabe que tubo un hórreo del cual se conservan dos rodeznos que se apoyaban sobre los poyos que lo sostenían, formando parte de una mesa y una banqueta que estaban delante de la casa. Aparte, cerca del caserío también se sitúa una pequeña casilla que está hoy en día muy reformada.

Por otra parte encontramos el caserío de Zarragabeko en el barrio de Akorda y el caserío Aldekose en el barrio de Zeas, que presentan también una estructura muy racional y simétrica de sus vanos junto con un soportal con sendos arcos escarzanos adovelados.

El siglo XIX se caracteriza por construcciones en los que se aprecia la simetría, la verticalidad y la solidez como el caserío Urrutibeko en el barrio de Bollar que fue reconstruido tras un incendio en 1902.

El caserío evolucionó a una tipología más racional, proporcional y más digna, primando más el aspecto residencial que el laboral. Es el caso de la casa número 11 en el barrio de Zeas, un edificio de planta profunda con una cubierta a dos aguas, cuyos vanos están distribuidos en tres registros de tres ejes, los dos inferiores cuadrangulares y el eje superior con vanos rectangulares y más estrechos. Todos ellos están enmarcados por sillar al igual que los esquineros. El resto se realiza en mampuesto enlucido. Aparecen dos puertas de acceso rectangulares y adinteladas.

Parecida y en el mismo barrio está la casa Patxikena, datada a finales del siglo XIX, una residencia sin soportal que está realizada en mampuesto enlucido exceptuando los sillares de los esquineros.

Muy relacionadas con los caseríos estarían las construcciones anexas como hórreos, de los que ya se ha hablado y molinos, encontrando algún ejemplo de estos últimos en el barrio de Bollar con el molino Urruti y el molino Bollar, cuyas maquinarias están inhabilitadas. De los primeros muy pocos son los que conservan su estructura originaria y generalmente se construían elevados sobre poyos para evitar la humedad y la presencia de roedores. Su planta es rectangular y se apoya en rodeznos circulares de piedra caliza. Destacar en el barrio de Zeas un ejemplar que se encuentra frente a un caserío en ruinas. Se trata de una construcción rectangular y realizada con mampostería que tiene una forma ligeramente convexa.

En cuanto a las obras de ingeniería destacar la Presa Olakoerrota situada en el arroyo Oma, una construcción recta realizada en mampostería.

Bibliografía

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  • VV.AA.: Presas de Bizkaia, Bilbao, Diputación Foral de Bizkaia, 1990, 115 pp.

  • Manu CASTAÑO GARCÍA