Kontzejuak

ELCANO

Con casas separadas por espacios abiertos, el pueblo de Elcano se extiende en un llano, presidido por el alzado gótico de la iglesia. Entre las casas que componen su caserío destaca un palacio fechado en el siglo XVI que conserva elementos de estilo gótico como una puerta ojival con nueve dovelas y presenta también criterios ya más modernos como grandes ventanas cuadrangulares y bastante anchas con un blasón entre ellas no muy ostentoso. Esta concepción constructiva es similar a la de otros edificios señoriales de la zona, con grandes patios interiores. El segundo piso se corona con un alero recubierto de ladrillo, además de introducir también de ladrillo arcadas, algunas ciegas y otras abiertas. El interior de este palacio presenta cierta complejidad. Se distingue también una construcción de piedra que forma una torre con sus remates de ladrillos y dos grandes cuerpos a modo de L con una planta baja y amplias habitaciones y una gran balconada cubierta.

En su caserío se conservan todavía casas con elementos góticos como arcos apuntados, rejas de la época que protegen vanos, portadas de medio punto y ventanas adinteladas y algunas casas ya del siglo XVII marcadas por su gran volumen.

En pie queda la ermita de Santa Engracia, construcción de tipo rural con una sencilla planta rectangular con cubierta a dos aguas sobre vigas de madera. También están documentadas las desaparecidas ermitas de Santa Eufemia y de Santa María Magdalena.

La parroquia de la Purificación, situada en un extremo del pueblo, ha sido relacionada estilísticamente por algunos autores con la catedral de Pamplona, al presentar el ábside poligonal con un ángulo en la parte central en vez de un paño recto, aunque parece que se alteró con una reforma sufrida en el siglo XVI. Su espacio sigue el esquema de las iglesias medievales de tipo rural, con nave de dos amplios tramos que rematan en cabecera poligonal y en los dos tramos anteriores a la cabecera se abren dos hornacinas que vienen a ser dos tercios del tramo. La nave se cubre con bóvedas de terceletes con ligaduras y la cabecera con bóveda estrellada de gallones, cuyos nervios moldurados y ménsulas recuerdan modelos del siglo XVI.

El coro se levanta a los pies sobre arco rebajado y moldurado y bóveda inferior sexpartita y se accede a él por una escalera a la que se llega a través de un arco apuntado. Una sacristía de planta cuadrangular se adosa a la cabecera y fue levantada hacia 1600 por Miguel de Altuna, quien realizó igualmente la de la parroquia de San Martín en Egüés.

En el exterior presenta una imagen de bloque de sillar de bellas proporciones con contrafuertes en la cabecera y en los ángulos de la torre. Un pórtico gótico se adosa al muro por el lado de la epístola y se cubre con bóveda de lunetos sobre arcos de medio punto de piedra que apoyan en pilares. A este pórtico da una portada fechada a comienzos del siglo XVI y presenta arco apuntado con siete arquivoltas que apoyan sobre baquetoncillos de basas poligonales y capiteles de hojarasca tardo gótica. Se conservan, además, herrajes florenzados y clavos de rosetas. El mismo estilo de la portada tiene una ventana situada en el mismo muro con tracería interior de arco conopial.

La torre es de cuerpo prismático con campanas y se accede a ella por una escalera de caracol interior. También se levanta una espadaña más moderna de ladrillo.

Ya dentro de la parroquia destaca, además de los retablos, la pila bautismal situada en el sotocoro. Consta de pedestal octogonal, basa, fuste octogonal con cuatro figuras en cuclillas y rostros entre ellas, a modo de capitel, en los ángulos y una taza con la subcopa aristada que remataba en cabezas de carácter popular y copa gallonada. La pila aguabenditera del templo está fechada con una inscripción en 1553 y su recipiente avenerado apoya en un fuste poligonal.

El Crucificado situado en el lado del Evangelio, frente a la puerta de entrada, es también digno de mención. De rasgos expresivos, está fechado en 1557 y presenta un canon alargado y con policromía ya oscurecida.

La reja que cierra el presbiterio es también una pieza importante con restos góticos pero con un estilo que preludia ya el plateresco. Sus barrotes apoyan en un pedestal de piedra donde alternan las partes cilíndricas y las azulejadas. Está dividida en cinco calles por pináculos con placas aplicadas, más destacada la central, con un dintel calado de donde parten cordones y chambranas. En los laterales figuran San Pedro, San Pablo y San Miguel contra el demonio; otras figurillas se han perdido. Remata todo el conjunto una bella crestería de remate decorada con grandes roleos, flores y motivos sobrepuestos. Para algunos autores esta reja presenta gran similitud con la reja gótica florida del presbiterio de la catedral de Pamplona, por lo que se le ha querido atribuir a Guillermo de Ervenat.

Además del retablo mayor, se encuentran en la iglesia otros dos retablos uno el de San Miguel y otro el del Rosario. El retablo de San Miguel, se encuentra en la capilla del crucero en el lado del Evangelio. Fechado hacia 1570, presenta una traza de transición entre el plateresco y el manierismo, con banco de tres calles entre columnas jónicas de fuste estriado y tercio inferior decorado con cabezas de querubines, tres calles y el ático. Choca por su originalidad el templete poligonal del coronamiento con una arquitectura más sobria. La iconografía se plasma en tablas pintadas distribuidas en el banco y calles laterales y en escultura en el resto del retablo, con figuras como la de San Antonio, la Virgen del Rosario y San Francisco y Santa Clara en el banco. En el cuerpo, el Ángel de la guarda de estilo miguelangelesco y una reina mártir centran una hermosa talla de San Miguel de rostro idealizado y estudiado "contrapposto", todo con un gran expresividad, como el Crucificado del ático. La parte escultórica es de mayor calidad que la pintura de fuertes contrastes, no muy lejos del estilo del pintor Juan de Landa y fechada hacia 1600.

El retablo del Rosario, en la capilla del crucero en el lado de la Epístola, es obra de José Pérez de Eulate y Pedro Antonio Rada en 1757 quienes siguen una arquitectura rococó, algo alterada en el siglo XIX. Presenta una arquitectura mixtilínea y se veneran las imágenes de San José fechada en el siglo XIX y la Virgen del Rosario presidiendo el retablo de estilo barroco, un San Francisco Javier y una reina mártir en el ático, ambas del siglo XVIII.

El retablo mayor, cuya arquitectura se fecha hacia 1560, presenta todavía soluciones del primer Renacimiento. Presenta la estructura de pedestal decorado, alto banco de cuatro calles y la central, dos cuerpos de similar estructura y ático de tres calles. Llama la atención su sistema de soportes por su gran variedad. La obra presenta además una rica ornamentación. El repertorio iconográfico se basa en pintura sobre tabla y esculturas. El banco dedica su iconografía a la pasión: Oración en el Huerto, Flagelación, Camino del Calvario y la Piedad. Las escenas de los dos cuerpos presentan la Vida de la Virgen: el primero, Asunción-Coronación rodeada de ángeles, Nacimiento, Epifanía y San Roque y el segundo, el Anuncio a San Joaquín, Nacimiento de la Virgen, Anunciación y Visitación. Finalmente, en el ático, San Marcos, San Juan y dos profetas. La calle central está ocupada por un hermoso relieve de la Presentación con gran expresividad con otros relieves encima que completan el ciclo. El ático lo corona un Calvario. Al sagrario de tres calles con Cristo a la columna en la puerta y San Pedro y San Pablo en los laterales se le ajusta en el barroco un expositor. La pintura del retablo muestra una gran semejanza con modelos italianos tanto en la composición de las escenas como en los tipos físicos de esbelto canon y ademanes elegantes.

Algunas piezas se guardan en la sacristía, entre ellas dos lienzos barrocos de 1704 que representan uno a San Antonio Abad (190 x 140) y otro a San Agustín, ambos de la misma medida y llenos de contrastes de luz y dos esculturas, una Dolorosa de candelero del siglo XIX y una Magdalena de estilo barroco popular.

En cuanto a las piezas de orfebrería destacan varios cálices de plata, uno de plata dorada de finales del siglo XVI principios del XVII de traza manierista muy proporcionada, otro de plata fechado en el siglo XIX de traza barroca, un ostensorio con marcas SASA, PP u 814, otro con las mismas marcas pero como artífice BICONDO y 818, dos copones barrocos propios del siglo XVIII. El platero Manuel de Montalbo es el autor de dos crismeras de plata documentadas en 1799. Obra de Manuel de Montalbo es también un ostensorio de plata dorada en la que se conjugan rasgos barrocos con movimiento y otros neoclásicos.

La Cruz procesional de plata está compuesta por piezas de dos momentos distintos, de la cruz primitiva, finales del siglo XVI, queda el vástago decorado con rectángulos y gallones y el nudo de traza manierista, ya dentro de la pureza herreriana. Presenta una amplia decoración iconográfica con un crucificado de la cruz primitiva de cuidado modelado y fuerte musculatura romanista, además de otras características de principios del siglo XIX.

Carmina RIUS SALETA