Lexikoa

DOMINICO

Historia, II.
Estella
Con permiso del Papa, del rey de Navarra y la licencia otorgada por el obispo de Pamplona, el 16 de diciembre de 1259 se pusieron a edificar el convento. Seis años más tarde el convento acogía en su seno a los frailes de toda España reunidos en concilio provincial bajo la presidencia del maestro general de toda la Orden de Predicadores. Sin reparar en gastos Teobaldo II emprendió la construcción del imponente monasterio, que contaba con iglesia, sacristía, sala capitular, enfermería, locutorio, cocina, hospedería y dormitorio. El rey Teobaldo no sólo contribuyó a la edificación, sino a su sostenimiento y a la dotación de libros para cantar el oficio divino. Por disposición testamentaria (nov. 1270), les deja veinte mil sueldos para la obra, ochocientos robos de trigo sobre la renta de Villatuerta y cien cargas de vino en la bodega real de Estella. En siglos posteriores siguió recibiendo donaciones y favores reales y particulares. Con las obras realizadas en 1422 a expensas de Carlos III de Navarra se cierra el período de obras y reparaciones. Desde 1275 surgen profesores como fray Andrés que estaba a la sazón de estudio en París. El Capítulo Provincial asignó dos profesores, siete estudiantes y un converso para el convento de Estella. Los profesores eran fray Martín de Zaragoza y fray Sancho del Pozo. En 1299 el cuadro de estudios es más completo. Fray Martín de Obanos y fray Martín de Arróniz explicaban Teología; fray Pedro de Fontova, Lógica, y fray Pedro Martínez de Dicastillo, Gramática. En 1302 era profesor de Gramática fray P. Sánchez de Zabalegui. En el siglo XIV se enseñaban ya latín y árabe; y en el XVIII y XIX había una cátedra de Teología moral para los aspirantes al sacerdocio. Entre los profesores notables se distinguieron fray Miguel de Estella, predicador general de Navarra en 1302; fray Martín de Arróniz y fray Bernardo de Merino. Aquél fue nombrado en 1303 "predicador general de la nación navarra". Merino enseñaba Teología en Pamplona y en 1304 se le ve de lector de Lógica en la propia Estella. También enseñó Teología en Estella fray Bartolomé de Un castillo, procedente del estudio de París. A mediados del siglo XIV brillaron fray Ferrando de Laguardia, muy estimado de Carlos II de Navarra, fray Pere Elies, prior de los predicadores, y fray Juan de Lizarraga, maestro de Teología. En la Baja Edad Media el monasterio dominicano no se salvó de la relajación general de costumbres. El P. Domingo de Montemayor prior del Convento Dominicano de Vitoria intentó restaurar la vida de observancia en todos los monasterios navarros de la Orden mediante la separación de la provincia aragonesa y su incorporación a la castellana. Esta idea aparece ya en 1527. El intento de anexión no dio resultado debido a una fuerte resistencia por parte de aragoneses y navarros. Los dominicos navarros aceptaban que el provincial aragonés les visitara, corrigiera, castigara y reformase el monasterio si era preciso. Después de muchas tentativas, y por motivos políticos, Felipe II conseguía que el Papa Pío V mandara al general de la Orden la separación de Aragón e incorporación a la provincia de España en 1568. La actividad principal de la Orden fue la predicación. Pasaron los siglos XVI, XVII, XVIII sin mayores contratiempos hasta llegar a 1809 en que el comisionado para la supresión de conventos religiosos en Navarra, requirió al prior para realizar la disolución de la Orden. Se hicieron inventarios de bienes. Las alhajas y vasos sagrados fueron entregados a los comandantes de la tropa francesa de guarnición en Estella. En 1814 la Comunidad volvió a instalarse en el convento despojada de todo. Poco duró la paz. En 1821, al vaivén de la política española, eran desalojados por los liberales. En 1823 volvían de nuevo, pero la tercera y última expulsión llegaba ya en enero de 1839. El monasterio fue desmoronándose poco a poco hasta convertirse en ruinas. [Ref. Goñi Gaztambide, J.: Historia del convento de Santo Domingo de Estella, "Príncipe de Viana", n. 82/83].

Vitoria
El Convento de Dominicos de Vitoria data del siglo XIII, según la tradición, fundado por Santo Domingo y bajo el patrocinio de don Sancho el Fuerte, de Navarra, en una casa fuerte que había junto a una ermita de Santa Lucia. Parece ser que fue destruido en el incendio de la ciudad de 1240 y otro, dos siglos más tarde, en 1423. Otro tercer incendio sufrió en 1582. La supuesta segunda fundación de 1225 se atribuye al vitoriano Fray Pedro Ochoa, a quien Santo Domingo había dado el hábito. En los años 1912, 1913 y 1914 publicó fray Fernando de Mendoza un estudio detallado de la historia del convento, de su obra, hospedería, iglesia y otros temas de interés. En él hubo un verdadero museo, ya que poseía los Riberas, hoy en la Diputación, y la escultura de la Virgen del Rosario, entre otras obras memorables. Los dominicos ejercieron en Vitoria una gran influencia, hasta tal punto que se hallaba convertido en centro de la vida artesana y social de la ciudad.

Quejana
Convento de Dominicas fundado en diciembre de la era de 1406, que corresponde al año 1368. En la escritura de fundación se expresa que por hallarse Fernán Pérez de Ayala, viudo de doña Elvira Alvarez de Zavallos, y religioso de la Orden de Santo Domingo, y que, de conformidad a lo que tenían determinado él y su mujer, disponía y otorgaba dicha fundación. Fernán Pérez de Ayala edificó el monasterio el año 1375. La iglesia del convento está dedicada a San Juan Bautista. Tiene cinco altares, incluido el mayor. En él se halla el mausoleo de los Ayala, que consta de dos estatuas yacentes, una de Fernán Pérez de Ayala y la otra de doña Elvira. La iglesia de este convento es monasterial. En tiempo de Iturriza las religiosas eran 22 de velo negro, y tres de blanco, dirigidas por tres religiosos de su misma Orden, los cuales ejercen el oficio de curas de dicha parroquia.

Lequeitio
Primeramente, antes que el Convento de Dominicas, hubo un beaterio que se encontraba en la torre de Licona. Para su fundación cedió el Cabildo municipal en 1368 el lugar llamado Uriarte con la condición de que fueran las monjas las únicas dueñas del lugar y edificio, con renuncia expresa del Cabildo eclesiástico. Don Tello, Señor de Vizcaya, había cedido su palacio a la fundadora, doña Juana Ibáñez de Arsuaga, para que sirviera de convento a la comunidad. En 1396 el Concejo de la villa aumentaba la donación anterior con 1.500 brazas de manzanales con las casas y huertas. Este convento sufrió un incendio en 1442 y otro en 1527, destruyendo totalmente el convento. Se reconstruyó en 1535, base del actual convento, cuya parte nueva es de 1903. La advocación primitiva del convento fue la Santísima Virgen María. En 1422 se le dio por titular a Santo Domingo. La imagen de la Virgen del Rosario no se quitó del altar mayor hasta 1748. [Bibl. Garrastechu, fray Jacinto María. O. P.: Seiscientos años de aventuras. En el VI centenario de la fundación del Monasterio de MM. Dominicas de Lequeitio (1368-19b68). Bilbao, 1968].

Bilbao
En el capitulado provincial de la Orden de Predicadores celebrado en Avila en 1526, quedó aprobada la instancia de las religiosas de la Encarnación de Bilbao, sobre su pretensión de que junto a ellas se erigiese un convento de religiosos dominicos, que se ocupasen de la asistencia espiritual de las monjas y, al propio tiempo, en otros ministerios sagrados en beneficio de la población y culto de su iglesia conventual. Las Dominicas de la Encarnación ofrecieron a la Orden lo necesario para su sustentación y casa y sitio en que había de morar la comunidad de Dominicos, compuesta de un prior y diez religiosos, y este convento, a manera de colegio, quedó incorporado por el P. Pineda, provincial, en el referido capítulo. En 1619 hubo un ruidoso pleito entre el Cabildo eclesiástico de la villa de Bilbao y las religiosas y frailes dominicos del Convento de la Encarnación, iniciado en 1615, sobre incumplimiento de la concordia establecida en el siglo pasado por parte de las dominicas. Intervinieron el provisor de Calahorra y la Calzada y promediaron la Chancillería de Valladolid, el Nuncio y la Santa Sede. Se fulminaron censuras y se excomulgó a sor María Cruz, priora de la Encarnación; sor Magdalena de Cristo, Jerónima de Santo Domingo y Margarita de Fica, religiosas profesas, y a los PP. fray Martín de Sologuren, fray Juan de Erquiño, fray Raimundo Pérez, fray Martín de Ugarte, fray Alonso de Angulo, fray Juan Ibáñez de Cuartango y fray Alonso de Madera, dominicos, por contraventores de la sentencia. A su vez el vicario de Bilbao, el maestro Ugaz, párroco al propio tiempo de Santa María de Begoña, por no haber recibido o admitido las letras del Nuncio en copia castellana que se le presentaron y no en latín, y haberlas roto, se le condenó a 140 ducados de pena. Otro tanto se exigió al Cabildo de Bilbao. Además, el Ugaz, recibió iglesia por cárcel en Santa María de Begoña; los beneficiados Martín Ochoa de Achuri y Martín de Arrieta, en los Santos Juanes; al licenciado Diego de Usunsolo se le señaló por cárcel la parroquia de San Nicolás, y a los beneficiados Blas Polanco y Juan de Prada, otras parroquias. Versaba el litigio sobre que, habiéndose acordado entre el Cabildo eclesiástico de la villa y el Convento de la Encarnación, que aquél asistiría a todas las solemnidades y fiestas de la comunidad, comenzó ésta a verificar las procesiones por la jurisdicción de las parroquias de la villa sin asistencia de los beneficiados. El Cabildo reclamó el cumplimiento de lo ajustado en el siglo anterior e interrumpido desde 1614, y de no hacerse así, que la comunidad celebrase las procesiones con sus capellanes "intra Ecclesiam" y no "extra". Y parece que el Cabildo tenia derecho a exigir lo indicado; pero como de toda sentencia se apelaba por la parte condenada, duró el litigio un quinquenio, acabándose con la celebración de nueva escritura de concordia, basada en lo sustancial de la primera que se quebrantó. Firmaron el ajuste el doctor Villarreal, el doctor Ugaz, el licenciado Usunsolo y el beneficiado Achuri, todos cabildantes; y el P. Fr. Diego Rodríguez Montesinos, prior de la Encarnación, y las treinta y una religiosas de la Encarnación. Era priora en este año de 1619 sor Angela de la Trinidad.

Tudela
Fue fundado en 1517. El Concejo de Tudela le señaló sitio en la plazuela llamada "La Hera de Adentro", que antes se decía la "Morería". Se fundó previo consentimiento del Cabildo Catedral y mediante un convenio que regulaba la percepción de diezmos y la predicación. Pedro de Mur, caballero de Tudela, contribuyó mucho a la fundación donando algunos bienes, entre ellos una casa en el cantón de la plaza de San Juan. La comunidad manifestó su gratitud después, dándole la capilla dedicada al Cristo, para enterramiento del mismo Mur y sus descendientes. Llamóse desde su fundación "Convento del Rosario". Doña Adriana Egües fundó en este convento una lectura de artes para instruir a la juventud. En 1559 era prior fray Martín de Ayanz, que murió en olor de santidad. Este convento fue arruinado totalmente durante la ocupación francesa en los años 1810, 18 11 y 1812 hasta 1821, en que fue suprimido. Es entonces cuando doña Adriana Egües funda en lo que era este convento una lectura de artes para instruir a la juventud, donde se ha explicado y se explica filosofía. Son sus patronos las familias Magallón y de Montesa.