Bidelapurrak

D'Albarade

Corsario. Nacido en Biarritz en 1743, se hizo a la mar a la edad de dieciséis años, en el "Outarde", y al siguiente año se embarcó en un corsario, el "Labourt", de Donibane Lohitzune, que cogió trece presas durante el corso. En uno de estos encuentros recibió D'Albarade su primera herida. Al siguiente año se embarcó primero en el "Minerva" y después en el "Triomphante", ambos de Baiona. Cuando acabó la guerra de los Siete Años se enroló en la Armada regular, pero en 1779 de nuevo se hizo corsario, mandando un barco bretón, el "Duchesse de Chartres", de Morlaix. Gravemente herido en un encuentro con tres barcos ingleses, fue cogido prisionero, y permaneció cautivo hasta 1780.

Entonces se le dio el mando del "Aigle", de Saint Malo, con el que hizo un corso muy afortunado, capturando diecisiete barcos, incluyendo al lugre pirata "Greyhound" (mandado por el capitán James Nelson, de Bristol), que hasta entonces había conseguido evadirse de todos sus perseguidores. Para su desgracia, los triunfos de D'Albarade despertaron la envidia de sus colegas menos afortunados, y denunciado por ellos, fue arrestado bajo el cargo, que no debió ser infundado, de haber enrolado desertores de la armada regular. A pesar de sus protestas de inocencia, el "Aigle" fue desarmado, con gran alivio de la marina mercante británica, y le fueron retiradas a D'Albarade sus patentes de corso. Sin embargo, se le admitió en la armada regular y fue condecorado en 1787 con la Orden de San Luis. En 1792 se le dio el mando del "Astrée" y se le confió la misión especial de restablecer la disciplina en la armada, que, como consecuencia de la Revolución, estaba completamente corrompida. Tuvo tanto éxito en su tarea que llegó a ser ministro de Marina en 1793.

Su posición no era envidiable. No solamente estaba la armada por completo desorganizada, sino que también era muy difícil en París desenvolverse y aun moverse entre los extremistas y los reaccionarios. No obstante, D'Albarade conservó su ministerio durante veintiseis meses, a pesar de la denuncia que le tachaba de traidor muy peligroso. Cuando cesó en su ministerio fue nombrado contralmirante. En 1800, después de haber sido condenado por incompetente y después absuelto, se retiró. En 1805 pidió ser admitido de nuevo, pero evidentemente no gustó a Napoleón el libre y altisonante tono de su petición y no le contestó. Hasta que no vino la Restauración no se le reconocieron a D'Albarade como merecían sus servicios. Se le fijó una pensión y se le nombró Oficial de la Legión de Honor. Cuenta la leyenda que poco antes de su muerte, que ocurrió el último día de 1819, se tragó su Cruz de San Luis, para llevar la seguridad de que le acompañaría a la tumba. Ref. Gallop, R.: Los Vascos. Madrid, 1948 (pp. 229-230).