Pintoreak

Blasco Millán, Rogelio

Acuarelista aragonés nacido en la villa de Ateca, provincia de Zaragoza, el 16 de septiembre de 1897, en 1924 llega a Bilbao donde se establece definitivamente y se forma artísticamente. Fallece en Bilbao el 16 de diciembre de 1969.

Inicia sus pasos como dibujante de plumilla y en 1935 celebra su primera exposición individual en Bilbao. Se descubre en esta faceta del dibujo-pluma como dotado de una gran personalidad que después mostraría con la técnica que más le caracterizó que fue la acuarela, aunque también tocó algunas otras facetas de la pintura.

Realizó numerosas exposiciones, principalmente en Bilbao y en Madrid. En esta última ciudad, en 1951, la Sala Vilches le adquiere toda su producción de aquel año, para a su vez distribuirla por el extranjero. Es en París donde Weicker, senador de los Estados Unidos de América, contempla una de sus obras y le agrada tanto que se traslada personalmente a Bilbao, para que le haga una gran acuarela de una granja avícola, una de las acuarelas de mayor tamaño que existen en el mundo.

En 1959 celebra exposición en Sevilla, en la Sala Velásquez, tras la cual y, pese a ser poco amigo de presentar sus obras a concursos, asiste a la IX Exposición Nacional de Industria y Artesanía de Montilla, donde obtiene el Diploma de Honor. En 1963 su cuadro La figura sentada recibe la Medalla F. Esteve Botey del IV Salón Nacional de Acuarela.

Desde 1946 hasta 1966, sus obras cuelgan habitualmente en salas de exposiciones bilbainas y madrileñas, algunas ya desaparecidas como las Salas Albia e Illescas en Bilbao y las Salas Vilches y Viesga de Madrid.

Juicio crítico de José Camón Aznar en ABC de Madrid, 20-11-1952:

"Las acuarelas de Rogelio Blasco son de una mancha tan abocetada y aguanosa que se desvanecen en su levedad. Son estas imágenes de una gran delicadeza, con trémulas luces que apenas cuajan unas formas flotantes en desvanecidas neblinas. Las figuras se adivinan como a través de un cendal que sólo deja transparentar una huella apunto de borrarse. En este sentido, lo mejor de este arte es la unidad de la manera, que no se interrumpe por ninguna crudeza.

Todo aparece fundido en la misma vibración sin consolidar en ningún relieve sólido. Por esto, lo mejor conseguido con esta técnica son los puros paisajes, en los que la materia aparece como irreal e ingrávida".

Juicio crítico de Julio I. de Laespada en Pueblo de Madrid, 13-3-1966:

La "visión de sus obras constituye algo nuevo en la temática de la pintura al agua. Rogelio Blasco mancha sus cartulinas en misteriosos fundidos, agua que se va del cuadro, dibujo que se evade misteriosamente. Hay algo sobrecogedor en todo ello. Mezclas misteriosas, difuminadas, vaporosas. Tiene tres series en la exposición: los fruteros, los toreros y las vistas urbanas. En los fruteros nos presenta unas transparencias acuarelísticas de excepción, sobre todo en sus cacharros de cristal. En los toreros y las vistas urbanas sigue fiel a su vaporosidad, ese dibujo o tema fugitivo a la manera de un misterioso es y no es, perfectamente conseguido. Rogelio Blasco es, sin duda, uno de los acuarelistas actuales de más acusada personalidad, escapado de ese "olivesismo" en el que casi todos los pintores de esta especialidad han llegado sin buscar otros recursos".

  • RETANA Ed: Pintores y escultores vascos de ayer, hoy y mañana, 1976, vol. XIV, 134