Lurraldeak

Bizkaia

Más de 300 celebraciones brinda el calendario festivo de Bizkaia como evasión del trabajo o de la monotonía desesperante del paro. Y en ese espeso entramado de alegres celebraciones, apoyado en multiseculares patronazgos religiosos que a veces han cristianizado tradiciones aún más antiguas relacionadas con los ciclos de la Naturaleza, Bizkaia ha prendido entrañables expresiones lúdicas acuñadas durante siglos por un pueblo que, en traviesa expresión de Voltaire, "salta y danza sobre los riscos del Pirineo". Los deportes rurales, sublimación de las duras tareas agrícolas y ganaderas, tales como las pruebas de bueyes con arrastre de pesadas piedras (idi-probak), tala de árboles (aizkolariak), levantamiento de piedras (harrijasotzaileak) toro ensogado (eskamuturra), soka-tira, regatas de traineras, concursos de bertsolaris y alardes de dantzaris y aurreskularis... ya no son números exclusivos del baserri (aldea) o de los puertos pesqueros, sino que resultan obligados en los atiborrados programas de las grandes aglomeraciones urbanas al lado del último grito del jazz o del rock.

Jacinto Gómez Tejedor divide las fiestas patronales y religiosas en tres grandes ciclos:

1. Fiesta de invierno. Se inician con el Adviento y finalizan en la Semana Santa. Son las del período más crudo del año; cuando -como hace ver Caro Baroja- hay que expulsar los males de la localidad, o sea, combatir los agentes del mal. Tendríamos aquí a Santa Bárbara, mediadora contra las tormentas, o a San Antón, de los animales domésticos a los que preserva de todo mal, o a San Blas, protector contra los males de garganta.

2. Fiesta de Primavera. Dentro las fechas límite de la Cruz de mayo y la solsticial de San Juan. Época prometedora de ubérrimas cosechas, con los campos en sazón. Están aquí los "santos del maíz" (San Jorge y San Marcos) y San Isidro Labrador.

3. Fiestas veraniegas y otoñales. Enlazan el ciclo de invierno y están vinculadas a la cosecha y la recolección, por lo que se asocian a ferias y mercados. Nosotros seguimos aquí el orden del calendario, mes por mes, y así damos comienzo con el mes de enero.

Inaugura la catarata festiva con la Cabalgata de los Reyes Magos, la víspera de la Epifanía. Si los magos de Oriente se nos presentan en el Evangelio obsequiando al Niño Jesús con regalos tales como oro, incienso y mirra, es la ocasión de colmar los sueños y deseos infantiles sabiamente fomentados por los massmedia, con regalos previamente solicitados y que los buzones instalados por los grandes almacenes hacen llegar a su imaginario destino. La Cabalgata gana en vistosidad año tras año y hasta llega por nuestra bien poco transparente Ría con sus exóticas majestades (sobre todo el negro Baltasar que atrae preferentemente las miradas infantiles) y sus brillantes séquitos.

El 17 de enero, la popular devoción al Santo de los animales domésticos, San Antonio Abad, llevará a muchos cientos de peregrinos hasta el Santuario de Urkiola, donde al término de la celebración de la Misa llevarán los panes benditos de los que darán parte a los moradores de sus establos con el deseo de preservarlos de todo mal. Año hubo en el que las copiosas nevadas bloquearon los accesos al Santuario al que llegó un solo peregrino.

El 22 de enero, la fiesta del mártir San Vicente, titular de la iglesia matriz de Barakaldo, será ocasión de bullicio y regocijo en los aledaños de la parroquia, con alarde de danzas vascas, actuación de la Schola Cantorum que lleva su nombre, romerías, etc.

Y el 26, fiesta de San Policarpo, el Obispo mártir de Esmirna, celebra sus fiestas patronales Gautegiz de Arteaga. En 1856, en plena celebración popular, llegó la noticia de que las Juntas Generales de Gernika habían proclamado "Bizkaino originario" al hijo de Napoleón III y de Eugenia de Montijo, originaria del solar de Arteaga, lo que explica el bello anacronismo del castillo de estilo francés levantado por encargo de la pareja imperial sobre el solar de la Casa Torre de Arteaga.

El día 2, nos presenta a San Blas, Obispo y mártir, objeto de entusiasta devoción popular, particularmente en la iglesia de San Nicolás, del Arenal bilbaíno, que ese día revienta de miles de devotos que a lo largo del día pasan por el altar del santo para recibir su bendición sobre caramelos y cordones que aseguran su protección contra los males de garganta. Y Abadiño celebrará sus Sanblases, en plural, porque tienen su repetición al domingo siguiente. La gran feria agrícola de ganado y maquinaria se celebran los días 3, 4, y el domingo de repetición. Los idiprobak (parejas de bueyes con arrastre de piedras) y todos los festejos típicos del folklore vasco alegran la fiesta, de gran generosidad gastronómica y sin demasiada apoyatura religiosa. Pero febrero deja una huella especial en la víspera de Santa Agueda.

El 4 de febrero, desde las primeras horas de la tarde, docenas de coros (algunos auténticas corales) recorren las calles bilbaínas cantando en euskera las populares letrillas de la Santa, al son acompasado de sus recias makillas y obteniendo sustanciosos donativos que destinan a fines caritativos, terminando con el estentóreo "eup" como despedida. Los primitivos grupos de mozos, cuando en algún caserío no recibían respuesta positiva (chorizos, longanizas, queso, huevos, etc. para la merendola subsiguiente) cantaban satíricamente: "Goazen, goazen hemendik; hemen ez du xongorrik; etxe huntako gazitegian, saguak umeak egindik". (Vámonos de aquí, que aquí no hay tocino; en el saladero de esta casa el ratón ha hecho crías).

Sin duda que los Carnavales tienen mucha más riqueza folklorica autóctona en la montaña de la Navarra euskaldun (carnaval de Lanz, los "iñauteriak"), o en Iparralde (Zuberoa). Pero también en Mundaka se han conservado durante muchos años las viejas tradiciones de los "aratustes" (¿de aragi-uste, dejar la carne, o de aragi-ustel, carne podrida?) referencia universal a las carnestolendas, reflejadas en la "Batalla de Don Carnal y Doña Cuaresma", del jacarandoso Arcipreste de Hita. En Bilbao, las ingenuas caretas de cartón y los sencillos disfraces de la anteguerra, se han hipertrofiado hasta constituir un no pequeño ciclo de fiestas de invierno, que no siempre son un alarde de buen gusto.

Suelen enmarcar las celebraciones de la Semana Santa. Además de los desfiles procesionales de las Cofradías, encabezadas por las varias veces secular de la Vera Cruz, que ganan de año en año en vistosidad y riqueza artística de sus pasos, contemplado por muchos miles de espectadores, tienen un relieve especial las Pasiones vivientes de Arkotxa, Berango, Durango y sobre todo el famoso Vía Crucis de Balmaseda, el Viernes Santo, en el que participan con gran realismo y seriedad, cientos de vecinos que han ensayado a lo largo del año y concitan la asistencia de muchos millares de visitantes.

Santurtzi celebra su patronal el 23 de este mes, San Jorge, al cual quizá deba su nombre a transformaciones sucesivas, desde Sant Yurdi, Santurye, Santurtzi... ¿Quizá importación inglesa por la antiquísima relación de los pescadores santurzanos con la lejana Albión? El tímpano románico de su iglesia (hoy en el museo histórico) fija ya en el siglo XII esta advocación que no tiene réplica en Bizkaia.

Y Gatika se mueve en torno a la fiesta de San Marcos, el 25 de abril, con famosísimos idi-probak y todos los elementos del folklore vasco ante el imponente castillo de Butron. San Marcos y San Jorge, los "santos del maíz" a los que hace referencia el viejo refrán: "San Yurdi artoak ereiteko goizegi, San Markos artoak ereida ba egoz!" ("San Yurge demasiado temprano para sembrar el maíz; San Markos, si estuvieran ya sembrados los maíces..."). Una fiesta sin santo: el Cornites. Tal es la subida multitudinaria en romería al monte Serantes, en Santurtzi, el Lunes de Pascua. El Cornites no es santo alguno, es ¡un bollo! con un huevo y un trozo de chorizo en su interior preparado por el panadero. Varios miles de bollos (llamados "cornites" por su pequeña protuberancia en forma de cuerno) son comidos por los romeros alegrados por los sones del txistu en su penosa ascensión al monte.

Tras las múltiples fiestas dedicadas a la Cruz de Mayo irrumpen con fuerza los "ochomayos" en la única ciudad del Señorío, Orduña, que discurren entre el 8 y el 15 de mayo. Vieja y entrañable tradición la vinculada a la Virgen de la Antigua, aparecida sobre una morera. La Cofradía de la Antigua data de 1364. El actual ayuntamiento guarda con orgullo en su Archivo el acuerdo municipal de 1639 por el que, "proveyeron e mandaron que el domingo que viene, ocho de este presente mes y año, se prevengan fiestas de toros, máscaras e invenciones de fuego de los milagros de Nuestra Señora de Orduña, la Antigua". Todo esto sigue reproduciéndose hoy... y ferias que duran hasta San Isidro, "presididas por la réplica mariana del monumento del Txarlazo, atento vigía que vela por los orduñeses y por toda Bizkaia que se extiende a sus pies y se pierde en el horizonte" (Gómez Tejedor).

Pero la fiesta que siembra la alegría en el agro bizkaino es sin duda la fiesta de San Isidro Labrador el 15 de mayo. Abadiño, Arcentales, Carranza, Zeanuri, Fruiz y Errigoiti comparten la alegría y jolgorio en tal día. En Abadiño, la fiesta de San Isidro coincide con la del Patrón de la anteiglesia, el mártir y Obispo San Torcuato, trastocado en el habla popular en el vigoroso San Torkaz. Abadiano celebra el día con la consiguiente Misa Mayor, aurresku de honor, alarde de danzas vascas, romerías, partidos de pelota, etc. Errigoiti, Fruiz y Zeanuri señalan ese día con las popularísimas idi-probak a los que ya hemos hecho mención en varias ocasiones. Las más famosas son sin duda las de Zeanuri, en posesión del mejor probadero de Euskal Herria, que atrae un enorme gentío no sólo de Bizkaia sino de las provincias vecinas. Para Carranza, ese día es de los grandes del año. No faltarán demostraciones de deporte rural, alegres romerías y buen yantar en las cocinas carranzanas, que compensa, siquiera sea mínimamente, la dura brega de todo el año con el campo y el ganado.

Contiene tres fiestas verdaderamente estelares, celebradas en múltiples lugares de la geografía bizkaina: San Antonio de Padua el 13, San Juan Bautista, el 24 y San Pedro, el 29

Ocho poblaciones, Durango, Abadiño, Urkiola, Abanto (Gallarta), Etxebarri, Mallabia, Errigoiti, Sopuerta, Carranza (en la Kalera) y Bilbao (en el barrio de Atxuri), celebran alegremente la fiesta de San Antonio de Padua, el frailecito franciscano lisboeta que murió en Padua dejando un reguero interminable de milagros y convirtiéndose en el santo más popular de la cristiandad. De entre todas las celebraciones destaca la del Santuario de Urkiola, el Santuario de los Santos Antonios, San Antonio Abad y San Antonio de Padua. "San Antonio de Padua es un santo universalmente conocido. Por todo el mundo se ven imágenes suyas y difícilmente se encontrará un templo donde no esté presente. Pero Urkiola es un Santuario en el País Vasco. Su fiesta suele congregar grandes multitudes. He conocido personas que llevan viniendo ese día ininterrumpidamente durante 45 años. Viene gente de todo el País Vasco, siendo mayoría el 13 los guipuzcoanos, y al domingo siguiente, los bizkainos. Últimamente acuden más alaveses que hace unos años y no es tan infrecuente encontrarse con navarros..." (Joseba Legarza, Párroco de Urkiola).

La noche del 23, víspera de San Juan Bautista va a encender las hogueras de San Juan prácticamente en todo el hábitat vizcaíno, costumbre que enlaza con la celebración prehistórica del solsticio de verano. En Mundaka pervivía una antigua costumbre; un pintoresco cortejo, sobre todo de chavales que pasean un monigote con figura de sorgiñe (bruja), con su mochuelo y gato incluido hasta la Atalaya entre aurreskus y sorgiñ-dantzak, acabando con la quema del muñeco en una gran fogata. Años ha, se acompañaba con una copla: "Gure kalian sorgiñak ez, ba dagoz erre bitez" (En nuestra calle bruja no, si las hay, hay que quemarlas). Bakio, Barrika, y Bermeo, con su romería al islote de San Juan de Gaztelugatxe, Ea, Garai (con su espatadantza exclusiva y típica) Leioa, Mallabia, Mañaria, Markina (con alardes de pelota, deporte rural, torneos de bertsolaris, etc.) Metxikas, Ugarte, Ubide, Zalla, Bedia (con su concurso gastronómico de morcillas de caserío y frutas y hortalizas) cierran el amplio elenco de localidades festivaleras de San Juan.

¿Y San Pedro? Amorebieta-Zornotza, Arrankudiaga, Arrigorriaga, Barriatua, Berri, Pando (en Karrantza), Bermeo (con alardes de folklores vascos, regatas de traineras, romerías) Dima, Elantxobe, Fika, Frunitz, Gueñes (La Kuadra), Goikuria... De entre todos estos lugares destaca la bellísima villa de Lekeitio, fundada en 1325 por Doña María Díaz de Haro, orgullosa de su espléndida Basílica gótica de Santa María. Sobre el frontispicio de su Ayuntamiento dieciochesco, la orgullosa divisa: "Reges debelavit, horrenda cete subiecit, terra marique potens Lekeitio". (Venció a reyes sometió a horrendos monstruos marinos, por tierra y por mar poderosa Lekeitio). Es un auténtico privilegio poder estar en Lekeitio el día de San Pedro, celebrado solemnemente por la Cofradía de Pescadores que lo tienen por Patrón. No es lo mismo presenciar la danza de la Kaixarranka en un alarde de danzas en cualquier plaza o sobre el tablado de un escenario, que en el marco originario de la villa lekeitiarra. Su pista se pierde en el siglo XVI, o seguramente en siglos más remotos. Hacia 1545, el dantzari sobre el arca de madera oscura, vestía desenfadadamente capa pluvial, mitra y todos los atributos pontificales, llevando en las manos gruesas llaves doradas, un San Pedro con todas las de la ley... Tras larga polémica con las autoridades eclesiásticas por lo que se consideraba irreverente, el Obispo Lepe zanjó la cuestión cambiando la indumentaria litúrgica por un traje de ceremonia: frack, pantalón blanco, pañuelo rojo al cuello y faja roja, sombrero de copa en la mano y un pendón con las llaves petrinas en su derecha, con los pies en calcetines blancos para poder evolucionar sobre el arca. Tres veces ejecuta el hábil dantzari la Kaixarranka: ante la hornacina de San Pedro, ante la casa del Presidente del Posito de Pescadores y ante el Ayuntamiento. Mungia, Santurtzi (barrio de Kabiezes) y Sestao, celebran brillantemente su San Pedro como fiesta patronal. Especial relieve tienen las fiestas patronales de Sestao, con un largo y cuajado programa festero en el que abundan los alardes de danzas vascas, actuaciones del afamado Orfeón de Sestao, exhibiciones deportivas de toda laya, la espectacular bajada de Simondrogas, etc.

El día 4, San Valentín Berriotxoa, segundo Patrón de Bizkaia, hijo de Elorrio, en cuya basílica de la Concepción descansan sus restos en suntuoso altar de exótico orientalismo. Celebración exclusivamente religiosa.

El 10, San Cristóbal, será celebrado en Portugalete, Repélaga, Bakio, Berritz, Erandio, Forua, Arrieta, Gerrikaitz, Lumo, Mendata, Mendexa, Nabarniz, Igorre y Iurreta, con la consiguiente bendición de "pos-pos".

El 16, fiesta de Nuestra Señora del Carmen, patrona de los marineros, se celebra en Zornotza y Barakaldo (fiestas patronales) pero sobre todo es motivo de una explosión de regocijo popular en los puertos pesqueros con sus correspondientes procesiones marítimas, especialmente en Santurtzi, desde el anochecer del día 10 hasta el 19 con profusión de atracciones festivaleras. En frase acuñada de Rubio Ardanaz: "Sin la mar no habría Virgen del Carmen, sin Virgen del Carmen no habría procesión y sin procesión no habría fiesta. Santurtzi no sería lo mismo sin las fiestas del Carmen".

Santa Marina pone en pie de fiesta el día 18 al pequeño pueblo de Amoroto, al barrio de Akorda en Ibarrengelua y principalmente a la villa ferrona de Otxandio, con su espléndida iglesia dedicada a la Santa (partidos de pelota, alardes de danzas vascas y romería que terminará con el canto multitudinario del "Agur Santa Mariña".

El 22 la Magdalena, fiestas de Arrigorriaga, Gatika (con el sabroso "sukalki", Gueñes, Plentzia, la bella villa veraniega (pasacalles, cabezudos, conciertos, pruebas deportivas por tierra y por mar, juegos infantiles... La Arboleda (Trapagaran) y sobre todo Bermeo. Las Madalenas de Bermeo recuerdan la toma de posesión de la isla de Izaro, frente a los vecinos de Mundaka, y no en acción guerrera, sino como fruto de una regata en 1719, la primera de que hay constancia histórica según Gómez Tejedor. Pintoresca por demás la conmemoración, con la procesión cívico-marítima de las autoridades bermiotarras, que, después de tomar simbólicamente posesión del islote arrojando la teja al mar, se prolonga hasta Elantxobe y Mundaka, terminando en alegre romería.

25 de julio, Patrono de Bilbao, que lo celebra únicamente dentro de los muros de su Catedral dedicada al santo apóstol, pero festejada en muchos hitos del Camino de Santiago, tales como Berango, Busturia, Carranza (Lanzas Agudas), Ermua (día de los aitonas y de las amonas), Garay, patria chica de los Zubiaurre (con sus dos danzas exclusivas de Garay, la "Ikurridantza" -danza de la bandera- y el Gernikako Arbola, interpretadas en la procesión ante la imagen del Santo) Gorliz, Kortezubi, Ispaster, Morga, Portugalete y ¡cómo no!, Sestao, en donde la numerosa colonia gallega echa materialmente la casa por la ventana. El 31 de julio, San Ignacio de Loyola, Patron de Bizkaia tampoco es celebrado señaladamente en Bilbao, salvo la Misa solemne en la Catedral, a no ser en el barrio deustoarra de San Ignacio. Sí abundan en alegres festejos, Getxo (en su barrio de Neguri), Portugalete y Sestao.

Se estrena el día primero en Elorrio con los sones alegres del txistu y tamboril en torno a la necrópolis de Argiñeta (siglo IX) y su ermita de San Adrián, con motivo de la festividad de San Pedro ad Víncula, que también celebra Mendexa.

Y el día 2, Zalla nos sorprende con la pintoresca romería de San Pedro Zarikete, junto a la ermita del mismo nombre (ante la que, muchos años ha, se llevaba a los que creían "posesos" para ser liberados) con festejos sobre todo infantiles, ya que los niños son presentados ese día al Santo para recibir la bendición que aleje de ellos todo mal presente o posible. Iratzagorria (Gordexola) y Karrantza (San Esteban), trasladan la fiesta del protomártir, de los rigores climáticos navideños a la benignidad veraniega de agosto.

El 10 de Agosto, San Lorenzo, motiva el regocijo popular de Ermua, Maruri, Orozko, Urigoiti, Zaratamo. con abundantes festejos de folklore vasco, deporte rural y buenas muestras gastronómicas.

Pero la cumbre de las fiestas agosteñas es el día 15, fiesta de la Asunción de Nuestra Señora, la Virgen de Agosto, celebrada nada menos que por 25 localidades de Bizkaia. Zornotza, Gernika (que celebra esplendorosamente sus fiestas patronales y de un modo particular sus Sanroques ) Bakio, Busturia, Zeanuri, Durango, Getxo, Larrabetzu, Lemoiz, Mallabia, Mañaria, Markina, Morga, Muxika, Mundaka, Muskiz, Ondarroa, (fiestas patronales de la Virgen de la Antigua: regatas de traineras, regatas de bateles, pelota a mano, soka-muturra, concurso de marmitako, concurso de bertsolaris, aurresku de honor y exhibición de danzas vascas, carreras de bicis, fuegos artificiales, interminable romería...). Portugalete celebra también sus fiestas patronales con programa apretado en el que nunca falta la "bajada" de San Roque, desde la ermita del Santo, en la parte alta, hasta la orilla de la Ría, y también hay alegría popular en Sopuerta, Atxondo, Balmaseda, Igorre... y Bilbao. El 15 de agosto reina en Bilbao sin competición posible la Virgen de Begoña. Desde la madrugada afluyen al Santuario del Artagan millares de romeros que a pie, y en muchos casos descalzos, vienen desde la margen izquierda del Nervión, desde los pueblos del Txori Erri, de Basauri, de Galdakao y por supuesto, de Bilbao... y a partir de entonces (las cuatro y media de la mañana) se suceden sin interrupción las Misas colmadas de fieles que desbordan las puertas hasta que se cierran pasadas las nueve de la noche. Decenas de miles de personas, más de 30.000 comuniones, fervor espeso. Fuera, en la explanada, puestos y más puestos de rosquillas, de recuerdos marianos, de suculentos bocadillos... Después de la Misa solemne de las 12, el Obispo y la Corporación municipal contemplarán el aurresku de honor y el alarde de danzas... Al día siguiente, San Roque, en las ermitas de Artxanda y del Pagasarri, recibirá el voto de gratitud de Bilbao, con sus autoridades, por la decisiva protección del santo a las pestes decimonónicas. Y ya puede comenzar y desarrollarse la aste nagusia, las fiestas mayores de Bilbao en las que no falta nada: corridas de toros, temporada extraordinaria de teatro con múltiples compañías, conciertos en la Catedral y en otros foros de la Orquesta Sinfónica, de la Coral, exhibiciones deportivas de toda laya, sokamuturrak en el Arenal, con sus txoznas, traineras en la Ría, fuegos artificiales y un largo etc. sin faltar los Gigantes y el Gargantúa.

El día 17, San Mamés (Santi Mami) en Leioa y en la ermita próxima a las cuevas de Santimamiñe, santuario del paleolítico vasco.

Todavía San Bartolomé, el 24, motivará el regocijo popular de Alonsotegi, Areatza (Villaro), Ugao-Miravalles, Carranza (Aldeacueva)... y el 28 la Degollación de San Juan Bautista en Bakio (San Juan de Gaztelugatxe), para cerrar el mes en Sestao con Santa Rosa de Lima.

Ofrece otra vez el bello escenario de Lekeitio con la atracción de sus fiestas patronales de San Antolín, que alcanzan su punto álgido en la "Antzar-Eguna", espectacular número del puerto pesquero. El ganso muerto, colgado de una cuerda tensa a la que se acercan los mozos en chalupas o motoras afanosos por atraparlo. La cuerda se distiende cuando un mozo agarra al ganso y los chapuzones se suceden entre el jaleo popular hasta que un vencedor logra mantenerse con el trofeo plumífero en sus manos.Barakaldo (Iraurgi) Arcentales, Zeberio, Gamitz, Gautegiz, Arteaga y Orozko celebran también festivamente al santo ermitaño. Y Plentzia, "la gallarda", celebra sus fiestas patronales. Cuadrillas de mozos vestidos de azul marino y acompañados de txistus, bajan desde la ermita de Andra Mari de Aguirre, en Gorliz, la imagen del Santo hasta la iglesia parroquial. Tamborrada, "zezensusko" (toro de fuego) concurso de marmitako, pelota, juegos infantiles, concurso avícola comarcal...

Pero sobre todo otra fiesta destaca la Virgen de septiembre, la Natividad de Nuestra Señora, el día 8: es el día grande de Bermeo. Los vaporcillos pesqueros vuelven a puerto desde los más lejanos mares, porque a esa fiesta, no se puede faltar. Comienzan las fiestas en el alto de Alboniga, en el santuario de Nuestra Señora. Nada falta en las fiestas bermeanas: suculento sukalki, gran concurso de idi-probak, deportes rurales, sokamuturra, concurso de bertsolaris, zezensuzko, harrijasotzailleak (levantadores de piedra), regata Villa de Bermeo, etc.

Artea, Burtzeña, Elorrio, Izurtza, Lemoa, Ugao-Miravalles (la Virgen de Udiarraga, con el popular final gastronómico de la olla gigante de cuyo sabroso guisote participan los romeros), Muzquiz, Lezama, Santurtzi< (Mamariga, la Virgen del Mar) y en Carranza, el 18, la Virgen del Suceso, que preside desde lo alto el paisaje carranzano, con corrida de toros. Y septiembre cierra el mes con la fiesta de San Miguel, con festivales en numerosos pueblos bizkainos.

Inicia ya el declinar del ímpetu festivo. Destaca el primer domingo de mes con la celebración de la fiesta del Rosario en Elorrio, con la pintoresca nota de los "errebombillos", que según quiere la tradición se remonta nada menos que a un grupo de voluntarios de la batalla de Lepanto. Y Basauri, en Ariz, el día 13, celebra clamorosamente a San Fausto, cuyo cuerpo momificado se conserva en Bujanda (Alava). San Severino, patrón de Balmaseda, cierra el magro mes de octubre.

Con climatología casi siempre adversa, nos reserva sin embargo la fiesta de San Martín, en torno a la matanza del cerdo, las txerribodas. De entre los numerosos pueblos del agro vizcaíno que lo celebran, destaca Arrieta. Y el día 30, San Andrés, si el tiempo lo permite, también es celebrado en no pocos puntos de nuestra geografía.

Poco da de si diciembre con sus rigores invernales. El día 6, San Nicolás, patrón de los pescadores, es celebrado en Elantxobe, Getxo, Algorta, Gordexola y Muzquiz y el día 21, la que fue fiesta de Santo Tomás Apóstol hasta la última reforma del calendario litúrgico, sigue celebrando el célebre mercado de Santo Tomás en la Plaza Nueva bilbaína, en la que no se puede materialmente dar un paso entre tantos y tan tentadores puestos con los mejores productos del agro vizcaíno. Los cantos del Olentzero, tradición importada del Goierri guipuzcoano, y las ruidosas jaranas del Gabon-Zar, clausurarán el año festivo de Bizkaia.

ADO