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BERRIOZAR

Urbanismo y construcciones civiles

La espectacular mutación experimentada por Berriozar ha transformado el pequeño pueblo de la comarca de Pamplona en una dinámica localidad en continuo crecimiento, rodeada además de activos polígonos industriales. A pesar de los bruscos cambios, se ha conservado fosilizado el casco urbano original, encaramado en la falda del monte Ezkaba-San Cristóbal con su iglesia medieval en alto. Constituye un rincón evocador y muy pintoresco. Llamaremos la atención sobre la casa "Ezpeleta", edificio del siglo XVII con planta en "U", que configuraba en medio un semipatio al que se abrían tres crujías compuestas por cuatro arcos de medio punto cada una, que apeaban en gruesos pilares de sección cuadrangular. Hay así mismo un lavadero tradicional, con pila de lavado cuadrangular en piedra, con estructura de madera sobre pies derechos y cubierto por tejado a dos aguas. Luce una inscripción en la que puede leerse: ANO (…)/ IHS/ LO HIZO LORENZO DE (…)/ SIENDO ABAD DE BERRIOZAR/ DON FRANCISCO DE OSSABA/ Y REGIDORES MARTIN PEÑA/ Y FERMIN BERRIOZAR.

Ermitas

Se cita la de Nuestra Señora del Sagrario, que fue visitada por el obispo Igual de Soria el 13 de junio de 1796, mandando las correspondientes reparaciones. Se decía entonces que "se halla a corta distancia del pueblo", pero hoy se halla desaparecida.

Parroquia de San Lorenzo

En origen fue templo medieval, del que tan sólo quedan unos pocos vestigios, pues el templo fue profundamente alterado en los siglos XVI y XX. La planta, de extrema sencillez, presenta una única nave, dividida en cuatro tramos de semejante longitud, de los cuales el último hace las veces de cabecera. Al lado de la Epístola se adosa una capilla cuadrada, mientras que la sacristía se abre en la cabecera, y es una estancia de planta igualmente cuadrada. En cuanto al acceso, se abre en el lado del Evangelio, a la altura del segundo tramo, y va protegido por un pórtico.

Los muros van en sillar, y al interior van enlucidos. En ellos se abren tres ventanas cuadrangulares de factura moderna, en la cabecera y por el lado de la Epístola, buscando la mejor orientación. A los pies del templo hay un coro alto, erigido en el siglo XVI, con estructura y balaustrada de madera, en el que se han labrado canes con cabezas humanas y animales, así como otras con formas vegetales. Lleva también un relieve que representa el tema de la Epifanía.

La nave se cubrió primitivamente con una bóveda de cañón apuntado, de la cual tan sólo quedan los arcos fajones, que apean sus cargas en el muro. Por lo demás, en la actualidad el primer tramo recibe una techumbre plana, mientras que el resto de la nave presenta tramos de bóveda de crucería simple, que data de las reformas del siglo XVI y que afecta también a la capilla y a la cabecera. La sacristía recibe un cielo raso.

Al exterior, una construcción adosada oculta buena parte del templo. El pórtico, con cuatro arcos de medio punto que apean sobre tres pilares de sección cuadrada, cobija una portada de gran sencillez, compuesta por un arco apuntado, con guardalluvias exterior y que apea sobre pies derechos sin decoración.

En el presbiterio encontramos el retablo mayor, obra romanista, propia del siglo XVII y ejecutada por el ensamblador pamplonés Martín de Echeverría. La arquitectura, clara y ordenada como corresponde al estilo y a la escuela, consta de banco, dos cuerpos de tres calles y dos entrecalles, y ático entre aletones y con frontón curvo. Se articula mediante columnas y pilastras corintias. Las calles extremas van decoradas con relieves, mientras que la calle central y las entrecalles llevan bultos. En cuanto a la iconografía, en el banco encontramos los relieves de la Oración en el Huerto y Cristo a la Columna, flanqueando las imágenes de bulto de San Pedro y San Pablo. Encima, relieves de la Anunciación y la Visitación, y tallas de Santa Inés, la Inmaculada Concepción y Santa Catalina. En la peana de la imagen central figura la inscripción: DOMINUS NICOLAUS/ D ESPELETA ABBAS/ ME FECIT. Alude evidentemente al abad que encargó la obra. En el segundo piso nos encontramos los relieves de San Esteban ante el Juez y la Lapidación del santo, la imagen titular de San Lorenzo y un San Vicente. En el ático hay un Calvario en bulto, flanqueado por dos santos obispos.

En el muro del Evangelio encontramos un Crucificado romanista, de fines del XVI, en el que se representa a Cristo muerto, con cuidada y naturalista anatomía, así como una talla de San José con el Niño un tanto tosca, y una imagen de la Virgen con el Niño, gótica del siglo XIV, y que al parecer procede de una desaparecida ermita. Hay también una pila bautismal medieval, con pedestal cuadrado decorado con bolas, fuste cilíndrico moldurado, capitel con bolas y taza semiesférica gallonada y decorada con una cenefa de estrellitas, flores y crucecitas.

En el lado de la Epístola hay un pequeño retablo, dedicado a San Fermín, San Ignacio y San Francisco Javier. Data del siglo XVII, y tiene un único cuerpo, ocupado por un lienzo donde se representa a los tres santos. Por encima hay un relieve de la Oración en el Huerto, con un remate con columnas toscanas y frontón triangular.

Como es habitual, en la sacristía se conservan piezas de orfebrería. Por otro lado, en la parroquia nueva, construida para hacer frente al aumento poblacional de Berriozar, hay una talla de la Virgen del Sagrario, de tradición románica y datable como del siglo XII. Procedería de la desaparecida ermita homónima, y estilísticamente, a decir de Clara Fernández-Ladreda, seguiría el modelo de Santa María la Real de Pamplona.

Joseba ASIRON SAEZ (2008)