Arte civil.
Patrimonio Civil
Dentro de la arquitectura de corte defensivo Bermeo aún conserva parte de su riqueza, aunque han desaparecido importantes vestigios. La Puerta de San Juan es lo único que queda de la antigua muralla que en época medieval rodeaba el municipio. Se compone de torre cuadrada en planta con acceso apuntado en uno de sus lados y escarzano en el otro (sobre él se sitúa una hornacina con imagen de San Juan), y cuatro saeteras, dos de ellas cegadas. Adosados a la torre se conservan restos del lienzo de la muralla, en aparejo gótico. Según un documento de 1353 la muralla se habría realizado con la piedra del arruinado Alcázar de Bermeo, construcción defensiva en el monte Zarragoitxi del que se conservan restos de su planta rectangular.
Con relación a las casas-torre de época tardomedieval asentadas en el municipio se han calculado alrededor de treinta, de las cuales sólo se conserva la torre de Ercilla. Ésta es una edificación un tanto peculiar dentro de los edificios vizcainos de origen banderizo por su estructura que se sale de la típica planta cuadrangular, su amplio tamaño y la gran cantidad de accesos de su piso bajo. Construida en el declive de las contiendas nobiliarias y adaptada ya a la realidad socio-económica urbana de las villas se adaptaría más a la clasificación de torre-palacio. Fue erigida entre el final del siglo XV y principio del XVI y como elemento diferenciador cuenta con una planta quebrada de forma hexagonal. Aunque conserva buena parte de su carácter bélico, como el grosor de sus muros o las estrechas aspilleras, se nota ya una adaptación a formas más residenciales típicas de la vida urbana. Combina en sus muros sillería de diversa calidad con mampostería, presenta varios vanos apuntados, una línea de canes entre las dos primeras alturas y una cornisa almenada con garitón en uno de sus ángulos. Ha destacar también los soportes interiores en pilares facetados de tipo Reyes Católicos, y las imágenes de San Pedro, barroca y en madera, y San Lázaro, gótica y en piedra, que atesora en su interior.
En el número 22 de Andra Mari existe una construcción que podría ser la antigua casa-torre de Arostegi, pero no es clara su correspondencia. Tiene volumen cúbico, tres alturas, cubierta a cuatro vertientes y acceso descentralizado en arco apuntado.
Algunos ejemplos de vivienda culta son dignos de reseña. El número 9 de Doniene correspondería con un edificio de tipo renacentista de tres alturas en el que sólo la parte baja estaría dentro de este período, como lo marca su ingreso en medio punto decorado con escudo en la clave y dos medallones con temática religiosa. El número 13 de Doniene, destaca por ser un edificio barroco con acceso principal moldurado, en dintel y decoración superior en frontón de aletas y pináculos y cornisa decorada, y en la calle Erribera se encuentra otro edificio fechado en 1784 en el blasón de su fachada y con soportal en arcos de medio punto.
La vivienda neoclásica tiene dos ejemplos significativos, la casa Aurrekoetxea, de tres alturas y desván, siguiendo las sobrias características neoclásicas, aunque tiene miradores en los laterales de su fachada principal y fecha de construcción sobre el acceso (1827), y la casa Txatxindorta en Alboniga.
De estilo ecléctico hay varios ejemplos. El número 4 de la plaza Sabino Arana alterna vanos en dintel, medio punto y herradura, dando un toque arabizante a la construcción. La casa número 2 de Prantxisko Deuna, cuadrada, de cuatro alturas, su fachada alterna varios elementos decorativos de tipo clasicista como pilastras cajeadas o estriadas y frontones. El número 3 de la plaza Sabino Arana es también de cuatro pisos y se divide en tres ejes con arcos de medio punto, pilastras, miradores y balcones, siendo el central de mayor altura rematado en frontón. El número 3 de Armendurua (de 1928) de nuevo con cuatro alturas sigue la línea del anterior pero con colores vivos en su fachada. El número 1 de Larrea vuelve a utilizar miradores y balcones. El número 13 de Prantxisko Deuna es quizá el más llamativo, con planta compleja y torre hexagonal alterna elementos populares, barrocos y clasicistas. La Casa Atutxa es claramente revivalista y más concretamente neovasca, con piezas como falso entramado de madera, balcones corridos y escudo de la familia Atutxa.
En estilo racionalista hay varias edificaciones a destacar. La Kikumbera de 1930 y diseñada por Fernando Arzadún, es una casa-barco que imita a la perfección una embarcación desde sus elementos significativos como mástiles, cubierta, camarotes, torre, etc., hasta el colorido típico de los barcos cantábricos. La Fábrica Ormaza, de 1945 y obra de Pedro Ispizua, y el Batzoki son otros ejemplos. Todos ellos, como marca este tipo de arquitectura, muy sobrios, de líneas rectas y con escasa decoración.
La Casa Consistorial combina dos estilos diferenciados en época y diseño. Por una parte se encontraría la estructura principal del edificio hasta el tercer piso fruto de su construcción en 1730, tras arder el anterior ayuntamiento. La última planta se realizó en 1928 como ampliación y se enmarcaría dentro del eclecticismo. Se trata por tanto de una fábrica de cuatro alturas, planta rectangular, tejado a cuatro aguas y aparejo de sillería. Sigue su parte original la estructura básica de las construcciones barrocas locales, sobrias en su concepción pero con elementos definidores, como la arquería en medio punto del piso bajo, las impostas de placa lisa entre alturas, los vanos adintelados con dovelas, las balconadas con forja o el escudo centrado en su fachada. El último de los pisos aporta vivacidad sin romper en exceso la estilística, y está compuesto en su frente principal por una loggia en arcos de medio punto sobre la que se sitúa una balaustrada pétrea y pequeña torre con reloj y campana. Combina este piso en todo su perímetro ladrillo y sillería. Alberga gran contenido de arte mobiliario, destacando la sala de Sesiones por su decoración, además de varios cuadros de artistas vascos contemporáneos.
Dos escuelas poseen entidad artística propia. Por una parte el Grupo Escolar San Francisco de Asís que seguiría una estructura similar a la del ayuntamiento original con arquería de medio punto en u zona baja y dos alturas con vanos adintelados. Se diferencia de éste en que es más alargado en planta, está enlucido y recoge estilismo neoclásico. El otro centro escolar sería la escuela Irakaskuntza, también neoclásico pero de dos alturas, con tres cuerpos diferenciados, el central con acceso en dintel con frontón. A fines del siglo XIX se diseña el Hospital Psiquiátrico con aire gótico y combinando sillería y ladrillo en un edificio de estructura en volúmenes nacientes de una planta central rectangular. El Centro de Puericultura entronca con la arquitectura de principios del XX, en la que se opta por soluciones eclécticas sin desviarse demasiado de algunos de los cánones artísticos del pasado, en este caso el clasicismo demostrado en su ingreso columnado. El resto recoge deudas de variado origen, siendo un edificio de planta compleja, de varios cuerpos en progresión horizontal y simétrico. Otros edificios dentro de las construcciones de servicios merecen nuestra atención: el Casino, que al igual que el hospital fue diseñado por Severino de Achucarro en la misma década (1894) siendo una bella fábrica Segundo Imperio con deudas de otros modelos estilísticos; la Biblioteca Municipal, neovasca de principios del XX con una esbelta torre en uno de sus laterales; la Escuela de Náutica medievalista y de 1917; o la Cofradía de Pescadores, de planta rectangular compuesta por dos volúmenes y de clara influencia racionalista.
La casa popular toma dos formas históricas básicas y bien diferenciadas que se adaptan a las dos realidades más importantes, la villa, núcleo histórico-social del municipio, y el entorno rural. En la primera y vinculada con el pasado medieval tendríamos las denominadas casas de villa, de origen gótico y transformadas posteriormente en lo que serían las viviendas típicas de pescadores, adaptadas estas últimas a la función específica de sus moradores. Sólo un ejemplo permanece completo de los ejemplares medievo-renacentistas de este tipo, la casa de la Atalaya, magnífico ejemplar de finales del gótico, actualmente exenta pero que en su origen estaría adosada en hilera con otros ejemplares formando un conjunto uniforme. Con dos alturas y desván es de planta alargada y muy estrecha, con acceso en medio punto en la planta baja, dedicada a labores comerciales o artesanales y la central se adelanta en espolones con un balcón corrido y vanos adintelados, dedicada a vivienda. Se cubre a dos aguas con caballete paralelo a la fachada y conserva en uno de sus laterales un vano geminado apuntado. Se conservan más restos en otros edificios pero han perdido su contexto inicial. Este mismo formato es transformado con el paso de los siglos y la concreta situación de Bermeo como centro neurálgico de la pesca vizcaína en viviendas de pescadores, más modernas, con características específicas y situación concreta cercana al Puerto Antiguo. Vuelven a esbozar el mismo planteamiento desarrollado en planta profunda y muy estrecha, con el piso bajo menos adelantado que el resto y adosadas formando hileras, pero en este caso su crecimiento vertical es superior, llegando incluso a tener cuatro alturas. En su función práctica vuelven a resultar similares, con una planta baja dedicada a labores, en este caso pesqueras, mientras que las superiores se dedican a habitación. Con respecto a la segunda realidad socio-económica presente en el municipio, el ámbito rural, se vuelve a repetir el caserío como unidad vivencial por excelencia, como sucede a lo largo de toda la provincia, pero en el caso del término municipal de Bermeo su presencia y calidad es menor que en otros municipios de la zona en los que el caserío toma su máxima expresión como cédula económica-social de sus habitantes. Tribis en Artigas sería el único resto relevante de caserío gótico-renacentista que pervive, aunque existen otros dos ejemplares documentados en época medieval, pero que no conservan vestigios de ese pasado: Nafarrola Erdikoa y Atxoaren, ambos también en Artigas. Artiketxe nuevamente en Artigas destaca por su tipología de entramado de madera, no muy común en la jurisdicción.
Quedan retos de varios molinos de agua: Belendone, sin restos de infraestructura; Txomindone, con dos piedras; Landagane, con tres piedras conserva calces y estolda; Frantxuene, era doble pero hoy sólo queda uno de los edificios que tiene parte de su estructura funcional y un acueducto para recibir el agua; Tribis, también con acueducto, tiene dos acequias.
Dentro del mobiliario urbano destacan dos elementos de interés, las fuentes y los kioscos de música. La fuente de Portu Zaharra es la más antigua conservada en Bizkaia, renacentista con escudo con el emblema de los Austrias. Consta de un muro en sillería con arco escarzano moldurado y ciego tipo arcosolio, que cobija pila y surtidores, sobre el que se sitúan tres blasones, dos a los extremos (de Bermeo y Bizkaia) y en el centro el citado de Carlos V. Fuente de la Tarasca, de estilo Segundo Imperio y con escultura representando a la Victoria sobre columna de mármol y pila para cuatro surtidores. Data de 1867. Por último la doble fuente del Ayuntamiento en mármol y forja, con aire modernista y de 1870. Con respecto a los kioscos hay dos ejemplares en la villa: el kiosco de la plaza Sabino Arana es de principios del siglo XX, octogonal, con base en sillería almohadillada y estructura de forja con barandilla, columnas y lambrequines alrededor de la cubierta a ocho aguas en pizarra al exterior y madera; el kiosco de la plaza Lamera, también octogonal pero más moderno con base acristalada, combinando forja y hormigón en su estructura y rematado en su cumbre con muretes escalonados decorados con frisos geométricos en cada uno de sus ocho lados. Como villa marinera su escarpada costa cuenta con dos faros de importancia, el faro de Errosape, en el casco urbano, y el faro de Matxitxako, en el cabo del mismo nombre, asociado a un amplio edificio y junto a otro más antiguo exento y fuera de uso.
Bibliografía
Arregi Azpeitia, G.: Ermitas de Bizkaia. Vol. I, Bilbao, Diputación Foral de Bizkaia, 1987, 457 pp. Barrio Loza, J. A.(dir.): Bizkaia: Arqueología, urbanismo y arquitectura histórica. Vol. II. Markina-Ondarroa/Gernika-Bermeo/Plentzia-Mungia, Bilbao, Diputación Foral de Bizkaia, 1989. Ibarra y Berge, J.: Catalogo de Monumentos de Vizcaya, Bilbao, Junta de Cultura Vasca, 1958, 2 v. Prado Antunez, A. I.: Monografías de pueblos de Bizkaia. Bermeo. Estudio Histórico-Artístico, Bilbao, Diputación Foral de Bizkaia, 1999, 499 pp. VV.AA.: Kioscos de Música de Bizkaia, Bilbao, Diputación Foral de Bizkaia, 1994, 72 pp. VV.AA.: Fuentes públicas de Bizkaia, Bilbao, Diputación Foral de Bizkaia, 1990, 124 pp. Zabala Uriarte, A. (dir.): Monumentos de Bizkaia. Vol. I. Monumentos Nacionales./ Vol. II. Uribe-Busturialdea-Lea-Artibai, Bilbao, Diputación Foral de Bizkaia, 1987, 340 pp./375 pp.
Manu CASTAÑO GARCÍA
Patrimonio Civil
Dentro de la arquitectura de corte defensivo Bermeo aún conserva parte de su riqueza, aunque han desaparecido importantes vestigios. La Puerta de San Juan es lo único que queda de la antigua muralla que en época medieval rodeaba el municipio. Se compone de torre cuadrada en planta con acceso apuntado en uno de sus lados y escarzano en el otro (sobre él se sitúa una hornacina con imagen de San Juan), y cuatro saeteras, dos de ellas cegadas. Adosados a la torre se conservan restos del lienzo de la muralla, en aparejo gótico. Según un documento de 1353 la muralla se habría realizado con la piedra del arruinado Alcázar de Bermeo, construcción defensiva en el monte Zarragoitxi del que se conservan restos de su planta rectangular.
Con relación a las casas-torre de época tardomedieval asentadas en el municipio se han calculado alrededor de treinta, de las cuales sólo se conserva la torre de Ercilla. Ésta es una edificación un tanto peculiar dentro de los edificios vizcainos de origen banderizo por su estructura que se sale de la típica planta cuadrangular, su amplio tamaño y la gran cantidad de accesos de su piso bajo. Construida en el declive de las contiendas nobiliarias y adaptada ya a la realidad socio-económica urbana de las villas se adaptaría más a la clasificación de torre-palacio. Fue erigida entre el final del siglo XV y principio del XVI y como elemento diferenciador cuenta con una planta quebrada de forma hexagonal. Aunque conserva buena parte de su carácter bélico, como el grosor de sus muros o las estrechas aspilleras, se nota ya una adaptación a formas más residenciales típicas de la vida urbana. Combina en sus muros sillería de diversa calidad con mampostería, presenta varios vanos apuntados, una línea de canes entre las dos primeras alturas y una cornisa almenada con garitón en uno de sus ángulos. Ha destacar también los soportes interiores en pilares facetados de tipo Reyes Católicos, y las imágenes de San Pedro, barroca y en madera, y San Lázaro, gótica y en piedra, que atesora en su interior.
En el número 22 de Andra Mari existe una construcción que podría ser la antigua casa-torre de Arostegi, pero no es clara su correspondencia. Tiene volumen cúbico, tres alturas, cubierta a cuatro vertientes y acceso descentralizado en arco apuntado.
Algunos ejemplos de vivienda culta son dignos de reseña. El número 9 de Doniene correspondería con un edificio de tipo renacentista de tres alturas en el que sólo la parte baja estaría dentro de este período, como lo marca su ingreso en medio punto decorado con escudo en la clave y dos medallones con temática religiosa. El número 13 de Doniene, destaca por ser un edificio barroco con acceso principal moldurado, en dintel y decoración superior en frontón de aletas y pináculos y cornisa decorada, y en la calle Erribera se encuentra otro edificio fechado en 1784 en el blasón de su fachada y con soportal en arcos de medio punto.
La vivienda neoclásica tiene dos ejemplos significativos, la casa Aurrekoetxea, de tres alturas y desván, siguiendo las sobrias características neoclásicas, aunque tiene miradores en los laterales de su fachada principal y fecha de construcción sobre el acceso (1827), y la casa Txatxindorta en Alboniga.
De estilo ecléctico hay varios ejemplos. El número 4 de la plaza Sabino Arana alterna vanos en dintel, medio punto y herradura, dando un toque arabizante a la construcción. La casa número 2 de Prantxisko Deuna, cuadrada, de cuatro alturas, su fachada alterna varios elementos decorativos de tipo clasicista como pilastras cajeadas o estriadas y frontones. El número 3 de la plaza Sabino Arana es también de cuatro pisos y se divide en tres ejes con arcos de medio punto, pilastras, miradores y balcones, siendo el central de mayor altura rematado en frontón. El número 3 de Armendurua (de 1928) de nuevo con cuatro alturas sigue la línea del anterior pero con colores vivos en su fachada. El número 1 de Larrea vuelve a utilizar miradores y balcones. El número 13 de Prantxisko Deuna es quizá el más llamativo, con planta compleja y torre hexagonal alterna elementos populares, barrocos y clasicistas. La Casa Atutxa es claramente revivalista y más concretamente neovasca, con piezas como falso entramado de madera, balcones corridos y escudo de la familia Atutxa.
En estilo racionalista hay varias edificaciones a destacar. La Kikumbera de 1930 y diseñada por Fernando Arzadún, es una casa-barco que imita a la perfección una embarcación desde sus elementos significativos como mástiles, cubierta, camarotes, torre, etc., hasta el colorido típico de los barcos cantábricos. La Fábrica Ormaza, de 1945 y obra de Pedro Ispizua, y el Batzoki son otros ejemplos. Todos ellos, como marca este tipo de arquitectura, muy sobrios, de líneas rectas y con escasa decoración.
La Casa Consistorial combina dos estilos diferenciados en época y diseño. Por una parte se encontraría la estructura principal del edificio hasta el tercer piso fruto de su construcción en 1730, tras arder el anterior ayuntamiento. La última planta se realizó en 1928 como ampliación y se enmarcaría dentro del eclecticismo. Se trata por tanto de una fábrica de cuatro alturas, planta rectangular, tejado a cuatro aguas y aparejo de sillería. Sigue su parte original la estructura básica de las construcciones barrocas locales, sobrias en su concepción pero con elementos definidores, como la arquería en medio punto del piso bajo, las impostas de placa lisa entre alturas, los vanos adintelados con dovelas, las balconadas con forja o el escudo centrado en su fachada. El último de los pisos aporta vivacidad sin romper en exceso la estilística, y está compuesto en su frente principal por una loggia en arcos de medio punto sobre la que se sitúa una balaustrada pétrea y pequeña torre con reloj y campana. Combina este piso en todo su perímetro ladrillo y sillería. Alberga gran contenido de arte mobiliario, destacando la sala de Sesiones por su decoración, además de varios cuadros de artistas vascos contemporáneos.
Dos escuelas poseen entidad artística propia. Por una parte el Grupo Escolar San Francisco de Asís que seguiría una estructura similar a la del ayuntamiento original con arquería de medio punto en u zona baja y dos alturas con vanos adintelados. Se diferencia de éste en que es más alargado en planta, está enlucido y recoge estilismo neoclásico. El otro centro escolar sería la escuela Irakaskuntza, también neoclásico pero de dos alturas, con tres cuerpos diferenciados, el central con acceso en dintel con frontón. A fines del siglo XIX se diseña el Hospital Psiquiátrico con aire gótico y combinando sillería y ladrillo en un edificio de estructura en volúmenes nacientes de una planta central rectangular. El Centro de Puericultura entronca con la arquitectura de principios del XX, en la que se opta por soluciones eclécticas sin desviarse demasiado de algunos de los cánones artísticos del pasado, en este caso el clasicismo demostrado en su ingreso columnado. El resto recoge deudas de variado origen, siendo un edificio de planta compleja, de varios cuerpos en progresión horizontal y simétrico. Otros edificios dentro de las construcciones de servicios merecen nuestra atención: el Casino, que al igual que el hospital fue diseñado por Severino de Achucarro en la misma década (1894) siendo una bella fábrica Segundo Imperio con deudas de otros modelos estilísticos; la Biblioteca Municipal, neovasca de principios del XX con una esbelta torre en uno de sus laterales; la Escuela de Náutica medievalista y de 1917; o la Cofradía de Pescadores, de planta rectangular compuesta por dos volúmenes y de clara influencia racionalista.
La casa popular toma dos formas históricas básicas y bien diferenciadas que se adaptan a las dos realidades más importantes, la villa, núcleo histórico-social del municipio, y el entorno rural. En la primera y vinculada con el pasado medieval tendríamos las denominadas casas de villa, de origen gótico y transformadas posteriormente en lo que serían las viviendas típicas de pescadores, adaptadas estas últimas a la función específica de sus moradores. Sólo un ejemplo permanece completo de los ejemplares medievo-renacentistas de este tipo, la casa de la Atalaya, magnífico ejemplar de finales del gótico, actualmente exenta pero que en su origen estaría adosada en hilera con otros ejemplares formando un conjunto uniforme. Con dos alturas y desván es de planta alargada y muy estrecha, con acceso en medio punto en la planta baja, dedicada a labores comerciales o artesanales y la central se adelanta en espolones con un balcón corrido y vanos adintelados, dedicada a vivienda. Se cubre a dos aguas con caballete paralelo a la fachada y conserva en uno de sus laterales un vano geminado apuntado. Se conservan más restos en otros edificios pero han perdido su contexto inicial. Este mismo formato es transformado con el paso de los siglos y la concreta situación de Bermeo como centro neurálgico de la pesca vizcaína en viviendas de pescadores, más modernas, con características específicas y situación concreta cercana al Puerto Antiguo. Vuelven a esbozar el mismo planteamiento desarrollado en planta profunda y muy estrecha, con el piso bajo menos adelantado que el resto y adosadas formando hileras, pero en este caso su crecimiento vertical es superior, llegando incluso a tener cuatro alturas. En su función práctica vuelven a resultar similares, con una planta baja dedicada a labores, en este caso pesqueras, mientras que las superiores se dedican a habitación. Con respecto a la segunda realidad socio-económica presente en el municipio, el ámbito rural, se vuelve a repetir el caserío como unidad vivencial por excelencia, como sucede a lo largo de toda la provincia, pero en el caso del término municipal de Bermeo su presencia y calidad es menor que en otros municipios de la zona en los que el caserío toma su máxima expresión como cédula económica-social de sus habitantes. Tribis en Artigas sería el único resto relevante de caserío gótico-renacentista que pervive, aunque existen otros dos ejemplares documentados en época medieval, pero que no conservan vestigios de ese pasado: Nafarrola Erdikoa y Atxoaren, ambos también en Artigas. Artiketxe nuevamente en Artigas destaca por su tipología de entramado de madera, no muy común en la jurisdicción.
Quedan retos de varios molinos de agua: Belendone, sin restos de infraestructura; Txomindone, con dos piedras; Landagane, con tres piedras conserva calces y estolda; Frantxuene, era doble pero hoy sólo queda uno de los edificios que tiene parte de su estructura funcional y un acueducto para recibir el agua; Tribis, también con acueducto, tiene dos acequias.
Dentro del mobiliario urbano destacan dos elementos de interés, las fuentes y los kioscos de música. La fuente de Portu Zaharra es la más antigua conservada en Bizkaia, renacentista con escudo con el emblema de los Austrias. Consta de un muro en sillería con arco escarzano moldurado y ciego tipo arcosolio, que cobija pila y surtidores, sobre el que se sitúan tres blasones, dos a los extremos (de Bermeo y Bizkaia) y en el centro el citado de Carlos V. Fuente de la Tarasca, de estilo Segundo Imperio y con escultura representando a la Victoria sobre columna de mármol y pila para cuatro surtidores. Data de 1867. Por último la doble fuente del Ayuntamiento en mármol y forja, con aire modernista y de 1870. Con respecto a los kioscos hay dos ejemplares en la villa: el kiosco de la plaza Sabino Arana es de principios del siglo XX, octogonal, con base en sillería almohadillada y estructura de forja con barandilla, columnas y lambrequines alrededor de la cubierta a ocho aguas en pizarra al exterior y madera; el kiosco de la plaza Lamera, también octogonal pero más moderno con base acristalada, combinando forja y hormigón en su estructura y rematado en su cumbre con muretes escalonados decorados con frisos geométricos en cada uno de sus ocho lados. Como villa marinera su escarpada costa cuenta con dos faros de importancia, el faro de Errosape, en el casco urbano, y el faro de Matxitxako, en el cabo del mismo nombre, asociado a un amplio edificio y junto a otro más antiguo exento y fuera de uso.
Bibliografía
Manu CASTAÑO GARCÍA