Militarrak

Beldarrain Olalde, Pablo de

Comandante del Ejército Vasco en la guerra de 1936-1939, nacido en Abando, Bilbao, Bizkaia, el 19 de abril de 1909 de padre campesino dedicado luego a los transportes. Fallece en enero de 1997.

A los 15 años entra como aprendiz de ajustador en la Cía. Euskalduna de Bilbao; de noche estudia en Artes y Oficios. Ingresa en el reemplazo de 1930. Soldado en el batallón Garellano, ingresa en la Escuela de Oficiales de Complemento

"no porque me guste la carrera militar, sino porque sentía curiosidad y sobre todo por recuperar el dinero de la cuota...".

Cabo, sargento, suboficial y finalmente oficial de complemento. En 1931 es uno de los socios fundadores del Batzoki de Abando (PNV) y afiliado a ELA-STV, siendo en julio de 1936 directivo de la agrupación de Maestros y Encargados. Al estallar la guerra, como voluntario, se encarga de la instrucción de los gudaris que van llegando al Batzoki y, diversos servicios de orden. En el primer encuadramiento, Beldarrain fue nombrado teniente de la Compañía Bizkaigana con voluntarios de Abando y Matico. Al caer muerto el capitán Rodríguez en el frente de Irun, toma el mando de la Compañía. A mediados de noviembre es destinado como capitán ayudante del Batallón Ibaizabal al que debe entrenar. El 31 de diciembre de 1936, es designado por el Alto Mando comandante del Batallón Martiartu que debe de reemplazar al Batallón Larrazábal en Ubidea.

Beldarrain hace rectificar la posición eliminando puestos inútiles, lo que da lugar a una denuncia de algunos que creyeron que el Martiartu abandonaba parapetos. A primeros de marzo el batallón releva al Muñatones en Elgeta cuyas posiciones juzga erróneas. A instancia suya el coronel Montaud rectifica la línea colocando al Batallón Kirikiño y elevando las posiciones a media ladera de Azkonabeitia. Se evacua a dos compañías sueltas de otro batallón y el Martiartu queda a cargo de las Intxortas, desde Elgeta hasta Gaztelumendi. Entonces Beldarrain despliega su actividad construyendo un sistema de trincheras entrelazadas e irregulares después de haber destruido las cavadas por el mando anterior. Su sistema de defensa dispersa tenía por objeto evitar los efectos de los bombardeos masivos. El grueso de sus hombres lo ocultaba en posiciones escondidas tras la cresta del monte, que eran pequeños fortines de tierra frente a las Intxortas sin que hubiera nada que sobresaliera. Hasta las alambradas se enredaban entre las ramas de modo que fueran totalmente invisibles. Fue su sector el único preparado eficazmente para la defensa.

Fue el único comandante que se dio cuenta de que no había efectivos suficientes para defender un frente continuo de 189 Kms. en terreno accidentado y que las cumbres no eran las posiciones ideales si los senderos de acceso no estaban bien guarnecidos. Para ello cerró con minas todos los pasos por los que se podían mover los tanques. En este preparativo conoció al periodista francés Monier y al del Times Steer. Derrumbado todo el frente desde Amboto hasta el mar, se organiza la Cuarta Brigada con los batallones Martiartu (PNV), Malatesta (CNT), Simón Bolívar (PNV) y UHP (PSOE). Beldarrain, a su cabeza, recibe la orden de colocar los batallones entre el monte Oiz y Gernika pero el monte Oiz está perdido por lo que, sin tiempo para consultar a la Comandancia de la 1.ª División, sitúa sus fuerzas al oeste de la carretera desde la punta del Bizkargi encima de Usparitxa, descendiendo hacia los caseríos de Errekatxo, hasta el espolón de Zarra.

Por la derecha el Malatesta enlaza con la brigada de Domenech y por la izquierda el UHP con la tropa asturiana. El monte Bizkargi, dominante del Cinturón de Hierro de Bilbao, se salva del proyectado ataque nacional gracias a la presencia de la 4.ª Brigada ocupando posiciones bajas, poco vulnerables a la aviación y a la artillería. En mayo de 1937 se nombra a Beldarrain Comandante de la 5.ª División al mando de la 1.ª, 5.ª y 8.ª brigadas de Euzkadi y 1.ª de Santander. Las posiciones van desde cerca de Gamiz por Mungia, Gatika, Maruri y Lemoiz. Más tarde Beldarrain ocupa el Cinturón entre Unbe y Plentzia. Llega el momento crítico en que el ejército vasco debe defender Artxanda, Artxandasarri y Fuerte Banderas en Bilbao mismo. Beldarrain había retirado su división a la parte norte del Cinturón desde Sopela a Artebakarra.

Tomó muy a mal la orden de retirada pues quería contratacar para enderezar una situación peligrosa. Fue obligado a obedecer. Después de la caída de Bilbao fue destituido pero en el intermedio dio pruebas de su capacidad haciendo trizas una batería italiana, tomando 80 prisioneros en un golpe de mano por Lauro, destruyendo dos compañías españolas enemigas, protegiendo la retirada de la División de Bilbao cubierto por la voladura de los puentes del Kadagua. Los comunistas que se habían dedicado a volar todos los puentes del Nervión dejaron el ala izquierda de la División de Beldarrain al otro lado de la ría con la retirada cortada. Beldarrain tuvo que construir rápidamente dos puentes de barcazas para restablecer las comunicaciones. Una vez en las Arenas, donde había surgido ya la quinta columna, Beldarrain hizo prodigios retirando su batallón, cubriendo la construcción de los puentes de barcazas, esquivando el ataque artillero incluso sorprendiendo a varias unidades ligeras italianas en las afueras de Las Arenas.

En un alarde de ingenio logró evadir todos los ataques de la aviación sobre sus hombres y retirarse hacia Retuerto, teniendo además cuidado de situar a las unidades de las que sospechaba que podían cometer destrozos inútiles fuera de las poblaciones y núcleos industriales. El es el único, sin embargo, que quiere y pide reiteradamente al General Gamiz la inutilización de las fábricas mediante expertos que señalen las piezas claves, petición que caerá en vacío. El 30 de junio traslada la Comandancia a Liendo (Santander) y recibe la orden del Estado Mayor de ser relevado del mando por no haber hecho destruir las factorías de Barakaldo. El día 3 de julio el Gobierno Vasco le anuncia la determinación de que pase a Francia, cosa que hace en un barco inglés esa misma noche. Silencioso y lacónico, dueño de una gran sangre fría y talento, sus discrepancias con el Estado Mayor demostraron que la incapacidad estaba del lado de éste. Ya en el exilio, se le ofrece una plaza de engrasador en el yate Warrior, ex-Goizeko-Izarra de los Sota, propiedad ahora de un americano. Desde Southampton, el buque, cuya oficialidad es inglesa pero la marinería vasca, hace escala en Gibraltar-Mónaco-Pireo-Estambul-Constanza, Mar Negro y vuelta.

Deseando dejar el barco cuanto antes, Beldarrain recurre a Steer que le brinda su generosa ayuda, pero el G. Vasco le encomienda otra misión cerca de los gudaris refugiados en Laburdi y Landas, por lo que reside en San Juan de Luz hasta el estallido de la Guerra Mundial. Beldarrain se alista como voluntario al mes siguiente de declarada la guerra pero, al tiempo que se acercan los alemanes a París, Petain ordena el ingreso de los vascos en campos de concentración, mandándose a nuestro protagonista a Bretaña. En la desbandada siguiente de franceses, militares y civiles, se refugia en Burdeos para pasar luego a Dax. Tras 22 meses de escondite, dotado de una carta de identidad de la Brigada Vasca, pasa, en 1945, a un campo de entrenamiento americano situado cerca de París. A mediados de septiembre del mismo año, provisto de un pasaporte expedido en Baiona vuelve a Bilbao, donde se le notifica su procesamiento. En 1955 es encarcelado en Larrínaga, saliendo a los 20 días en libertad provisional.

Vivió en Francia junto con su mujer y tres hijos hasta su regreso a Bilbao donde se dedicó a la industria metalúrgica. Publicó en 1980 Los asaltos al monte Intxorta (Geu, Bilbao).