Kontzeptua

Batalla de Guadalacete

A la muerte del emir Abdal-Rahman II (año 852) se habían sublevado los toledanos como lo habían hecho en ocasiones anteriores. Eran problemas internos en lo que tenían de políticos, rehenes, etc., pero en cuanto al problema de los mozárabes -de cristianos que vivían dentro del Emirato- si que atañían bajo el punto de vista religioso a los cristianos del exterior como eran los astures y vascones. De ahí, que al sublevarse Toledo, recabaran la ayuda de astures y vascones y que acudieran éstos como lo informa textualmente ibn Khaldun que se informó en crónicas del siglo X: "Los toledanos pidieron la ayuda del rey de Galicia y del rey de los Vascones, que acudieron a liberarlos en colaboración con la gente de la ciudad". Pero entretanto los toledanos se veían reforzados por la ayuda cristiana, avanzaba hacia la ciudad el emir Muhammad I, apostándose en las márgenes del río Guadalacete mientras él mismo con una parte de sus tropas avanzaba en dirección de la ciudad. Y es curioso que el Emir fuera a utilizar las viejas tácticas guerrilleras de la península y con éxito. Los toledanos, viendo lo reducido de los efectivos que se dirigían a la ciudad, abandonaron el recinto amurallado y salieron al encuentro de Muhammad seguros de la victoria. Astures y vascones cayeron en la trampa lo mismo que los toledanos. El Emir fingió una derrota, le siguieron los coaligados y cayeron irremisiblemente en la emboscada. Salieron los enemigos de sus escondites infligiéndoles una gran derrota. Tal fue la batalla de Guadalacete. Dice Ibn al Athir: "se reunieron en el campo de batalla y en los alrededores ocho mil cabezas, se formó con ellas un montón tan alto como una colina y, sobre él, los musulmanes proclamaron a gritos la grandeza y la unicidad de Alah". En esta batalla debió intervenir Muza ben Muza de Tudela. El encuentro, frente a frente, de banu qasis y vascones contrasta con la participación, junto a Toledo, de astures y vascones.