Udalak

BARAÑÁIN

Urbanismo y construcciones civiles

Ha pasado ya mucho tiempo desde que Barañain dejó de ser aquella pequeña aldea de seis o siete casas de labranza, asentadas junto con su iglesia en una pequeña meseta desde la que se dominaba el prado de Landaben. Hace años que se convirtió en terreno propicio para la expansión de la capital iruñesa, y hoy en día poco queda de la antigua aldea, predominando los grandes bloques de pisos, los grupos de viviendas unifamiliares y los adosados de muy diversos diseños. La mayoría de los edificios antiguos, alguno con interesantes restos góticos, han perecido víctimas de los nuevos tiempos, quedando tan sólo unos pocos ejemplos de arquitectura tradicional, hoy inconexos y descontextualizados.

Todavía pervive la antigua parroquia de San Esteban, aunque ha quedado aislada del resto de construcciones que han sobrevivido a tan radical cambio. En una plaza triangular se ve una alineación de casas de desarrollo horizontal y dos alturas, de concepción muy sencilla y carácter popular, y sin visos de tener mucha antigüedad, pese a pertenecer al núcleo original del pueblo. Hacia la parte posterior tienen adosadas otras construcciones, alguna de ellas creando un semipatio en el que se ve una edificación de piedra de buena sillería. En general forman un conjunto pintoresco, que entra en vivo contraste con los bloques de pisos del entorno. Cerca hay un asador muy conocido en la zona, que aprovecha un antiguo caserón muy remozado. Tiene dos alturas y amplia planta con tejado a cuatro aguas. Los muros van enlucidos y con cadenas de sillar en sus vanos, que son rectos. Aprovecha un escudo barroco del XVII, con cartela de cueros retorcidos y yelmo, encastrado en el muro de la fachada.

Cerca se construyó un edificio que todavía intentó un cierto mimetismo para con la arquitectura preexistente, constituyendo un bloque de planta cuadrada, dos alturas y tejado en pabellón. Los muros van enlucidos e imitando cadenas de sillares en esquinas, y tiene un pórtico sobre pilares que precede a la entrada. Lleva airosos miradores acristalados con estructura de madera, y mansardas en los tejados. Pero es mucho más normal que la arquitectura del entono del "pueblo viejo" de Barañain se mueva en parámetros bien diversos a los modelos tradicionales preexistentes.

En el centro de la plaza triangular antes citada se levanta el "Centro de Recursos para la Juventud de Barañain-Barañaingo Gaztediarentzako Baliabide Zentroa". Se trata de un moderno edificio multiusos de planta rectangular y dos alturas. Presenta multiplicidad de fachadas con tratamientos bien diversos, en los que no faltan muros de carga en hormigón, elementos volados sobre finos pilares de sección circular, cerramientos metálicos e incluso amplias superficies acristaladas que reflejan el entorno y de este modo incorporan a la propia fachada los edificios del entorno, de manera eficaz e inteligente, al tiempo que aportan amplios paños diáfanos al interior. Se trata sin duda de una contribución interesante a la arquitectura de Barañain, que desde algunos ángulos trae además recuerdos de la gran arquitectura vanguardista europea de la primera mitad del siglo XX. Otra obra celebrada de la moderna localidad es el edificio ocupado por el Centro de Salud de Barañain-Etxabakoitz, obra de los arquitectos navarros Javier Barkos Berruezo y Manuel Enríquez Jiménez.

Parroquia de San Esteban

Se trata de un edificio de tradición gótica, aunque ejecutado ya en el siglo XVI, como atestigua la presencia documentada del cantero Miguel de Altuna. Además, sufrió modificaciones en el siglo XIX. Tiene una planta compuesta por una única nave, que tan sólo lleva una división por tramos, que diferencia justamente el de los pies, que es el que soporta la torre. La cabecera es de testero recto, y a ella se adosa una estancia cuadrada, por el lado del Evangelio, que estuvo ocupada por la sacristía. Dos capillas se abren a los lados a modo de embrionario transepto, y el acceso se ubica por el lado del Evangelio. Un cuerpo alberga la escalera de acceso al coro y a la torre, en el muro septentrional, donde también encontramos una pequeña capilla bautismal de planta semicircular peraltada.

Los muros son de sillarejo menudo pero dignamente trabajado. Se perforan por dos ventanas rectas en el muro de la Epístola, buscando la mejor orientación, y una ventana de medio punto en el muro de los pies, sobre el coro. A los pies de la nave se levanta, como se ha señalado, un coro alto de madera, con balaustrada del mismo material, conjunto que puede datarse como del siglo XVII, con un friso dórico en el que alternan metopas y triglifos, al modo clásico.

La nave se cubre mediante una bóveda de medio cañón, obra del XIX, que afecta a toda la fábrica salvo el tramo de los pies, que recibe una bóveda de crucería de terceletes, cuyos nervios apean en ménsulas que transmiten los empujes al muro y que van decoradas con cabecitas. Un único arco fajón separa ambos tipos de bóvedas. Las capillas laterales se cubren con sendos tramos de bóvedas de lunetos, mientras que la sacristía lleva un cielo raso.

Al exterior señalaremos en primer lugar la torre, de fuste prismático y sin decoración, en cuyo remate se abren los medios puntos para las campanas, para culminar con un sencillo tejado a cuatro aguas. La puerta acusa también sencillez, y consta de un arco apuntado cuyo derrame se salva con cuatro arquivoltas aboceladas, de las que la exterior actúa como guardalluvias. Apean sobre baquetones sobre basa corrida y rematadas con molduras a modo de capiteles también corridos. Muestra un estado de conservación bastante deteriorado. Una puerta de metal, moderna y despersonalizada, sustituye hoy a la original puerta de madera, de roble y con clavos forjados y decorados del XVI. Es una lástima que las viviendas adosadas, que se levantan ocupando el lugar donde estuvo la casa parroquial, derribada, no hayan respetado la distancia que un edificio de estas características habría merecido, acercándose hoy en día hasta tan sólo un par de metros de ella y ocultando a la vista la cabecera y parte del volumen exterior de la nave.

Tuvo esta iglesia un retablo romanista de principios del XVII, con la advocación del santo titular, San Esteban. Ha sobrevivido tan sólo la talla de San Esteban, hoy en la parroquia nueva. Se trata de una figura de esbeltas proporciones, con "contrapposto" torso y bastante natural, aunque la postura de cabezas y manos, que sostienen un libro, es algo forzada. Los ropajes son ampulosos y con pliegues naturales y justificados, que se quiebran en los pies. También se trasladó al nuevo templo una pila bautismal del siglo XVII, con fuste moldurado y taza semiesférica decorada con gallones.

Joseba ASIRON SAEZ (2008)