Destaca en esta pequeña localidad la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción, modesta construcción cuya fábrica corresponde en su mayor parte al siglo XVI, tal y como nos demuestran las bóvedas estrelladas que se emplean en su cubrición, y que conservan además varias claves talladas, si bien es cierto que perviven algunas ventanas geminadas. Además, sería a fines del siglo XVIII cuando se erigieron sus actuales sacristía y retablo mayor. Responsable del diseño de ambas empresas fue Ramón de Abalos, maestro arquitecto vecino de la villa de Mondragón, quien también se encargaría de su factura a partir de 1785. Ese mismo año, el veedor de obras del Obispado, Manuel de Larrondo, ordenó el apuntalamiento de los muros de la nueva sacristía, toda vez que la labor de Abalos no había sido correcta. Finalmente, en 1788 Francisco de Ibero reconoció el trabajo del mencionado arquitecto, indicando que la sacristía se había ejecutado de manera satisfactoria, al igual que el retablo mayor del templo, si bien quedaban algunos detalles y correcciones por efectuar. Aunque para agosto de 1789 el maestro había finalizado con lo encomendado, no terminarían aquí los problemas entre ambas partes, sucediéndose diferentes pleitos por el importe de las obras. Por lo que al retablo mayor se refiere, es lógicamente una realización plenamente neoclásica. En consecuencia, se impone el desarrollo arquitectónico, con columnas pareadas que sostienen un remate curvo, mientras que la efigie de la titular, único complemento escultórico, se sitúa sobre un tabernáculo de acusado sentido academicista. Se trata, en definitiva, de una correcta formulación del periodo.
En cuanto a las construcciones civiles, predominan las de tipo rural, con el esquema más repetido de planta rectangular y cubierta a dos aguas. Sobresale en este apartado el caserío Lopetedi, que mantiene su escudo en la fachada principal. Además, también se ha remarcado el relativo interés de la Casa Cural, obviamente situada en las proximidades de la parroquia. La casa consistorial fue inaugurada en 1986, mostrándonos su fachada principal una sencilla distribución, con un pequeño frontón en gran parte de su planta baja y un eje principal claramente remarcado en uno de los lados. En última instancia, conviene citar igualmente el molino de Baliarrain, fuera del núcleo urbano propiamente dicho.
Bibliografía:Arrázola Echeverría, María Asunción: Renacimiento en Guipúzcoa. I, Arquitectura, Donostia, Diputación Foral de Guipúzcoa, 1988 (1ª ed., 1968), p. 232. Isasa, Pedro; Linazasoro, Iñaki: Gipuzkoako Udaletxeen Marrazkiak = Dibujos de las Casas Consistoriales de Gipuzkoa, Donostia, Kutxa, 1995, pp. 64-65. Silvan, Leandro: La noble y leal villa de Abalcisqueta. El nuevo municipio de Iruerrieta: Icazteguieta, Orendain, Baliarrain, Donostia, Caja de Ahorros Municipal de San Sebastián, 1974, pp. 74-83. Tarifa Castilla, María Josefa; Azanza López, José Javier: "Contribución a los maestros de obras guipuzcoanos del siglo XVIII", en Revisión del Arte Barroco, Ondare nº 19, 2000, pp. 333-335. Urteaga Artigas, María Mercedes: Guía histórico monumental de Gipuzkoa, Donostia, Diputación Foral de Guipúzcoa, 1992, p. 81.
Ignacio CENDOYA ECHANIZ
En cuanto a las construcciones civiles, predominan las de tipo rural, con el esquema más repetido de planta rectangular y cubierta a dos aguas. Sobresale en este apartado el caserío Lopetedi, que mantiene su escudo en la fachada principal. Además, también se ha remarcado el relativo interés de la Casa Cural, obviamente situada en las proximidades de la parroquia. La casa consistorial fue inaugurada en 1986, mostrándonos su fachada principal una sencilla distribución, con un pequeño frontón en gran parte de su planta baja y un eje principal claramente remarcado en uno de los lados. En última instancia, conviene citar igualmente el molino de Baliarrain, fuera del núcleo urbano propiamente dicho.
Bibliografía:
Ignacio CENDOYA ECHANIZ