Udalak

BAKIO

Según conclusiones del investigador A. E. de Mañaricua no se sabe exactamente dónde pudo hallarse el monasterio de Bezaniaco mencionado por un documento del Archivo Histórico Nacional y por el Libro Gótico Pinatense en el año 1071. Este monasterio fue identificado por Llorente con Gaztelugatx, aunque se trata, con toda probabilidad, de un cenobio alavés. Gaztelugatx es donado reiteradas veces; en 1053 y en 1071 a San Juan de la Peña, por influencia navarra. En 1162 Don José Lope Díaz de Haro, señor de Vizcaya lo dona al abad Sancho y sus sucesores de la Orden premonstratense de Santa María de la Vid [Gastel-Hugach, en Baquio]. Con esta donación se quería convertir el monasterio en una pequeña abadía de agustinos. Para su mantenimiento se le daba también un collazo en Begoña, otro en Arratia, otro en Ezbarrena y otro en Guernicaz (sic). En 1422, en la batalla ocurrida en los alrededores de la casa de Unzueta murieron Sancho Ortiz de Martiartu y el preboste de Deva, Fernán Ruiz. El alma de estas luchas eran Gonzalo Gómez de Butrón y su hijo Juan Mújica, que fueron desterrados. El hijo del preboste de Deva tomó pronto represalias. Desembarcó repentinamente en Baquio y mató a Iñigo de Rentería y a otros once hombres. En 1493, el censo de «fogueras labradoriegas» para el pedido de los señores de Vizcaya, hace constar a Baquio con 20 fogueras que se componían de los hombres buenos de San Juan de Gastelugache a razón de 4.327 maravedís. En enero de 1737, las repúblicas de Baquio y Albóniga, que pertenecían a la jurisdicción de la villa de Bermeo, y en 1734 habían pedido regirse por las leyes del fuero y no por los de dicha villa, lograron que la Diputación, vistos el expediente y el informe de Bermeo que las dejaba en libertad de usar el derecho que les concedía el concordato de unión entre las villas y el Señorío, les otorgase y concediese que sus vecinos se conformasen a las leyes del Fuero en sus testamentos, codicilos, donaciones, poderes y otros cualesquier instrumentos relacionados con los contratos y disposiciones que se les pudiera ofrecer; y en lo demás, como incorporadas a la villa, se atuviesen al derecho real en cuanto a pleitos civiles y criminales que ocurriesen entre vecinos y moradores de dichas ante-iglesias (Ref. Elías Martínez de Lecea, «Historia General del Señorío de Vizcaya»). El 17 de enero de 1790 hubo un gran tumulto en Básigo de Baquio como consecuencia de la aplicación de la Real Cédula del 3 de abril de 1787 que ordenaba la construcción de los cementerios fuera de las iglesias. El cura J. Bautista de Barturen había tenido que construir el cementerio sin que el vecindario supiese de qué se trataba; cuando faltaban dos días para acabarlo se enteró la gente, que, amotinada, lo destrozó junto con la capilla anexa. En el s. XIX el puerto de Básigo de Baquio estaba defendido por un fortín denominado Birkilanda, dotado de seis cañones de 3 ó 4 libras.