Auzoak

AZKOAGA


Parroquia de San Juan Bautista

Como demuestra la documentación que nos habla de las numerosas donaciones de los habitantes de Azkoaga, durante los siglos XVI y XVII se edificó una iglesia que era de menor longitud y mayor altura que la actual. Pero en el XVIII esta primitiva iglesia sufrió profundos cambios: se abrió la actual cabecera y se construyeron las actuales bóvedas, la sacristía y el pórtico. Ya en el siglo XIX se levantó la torre.

El templo es de planta rectangular con una nave de dos tramos, cubiertos con bóvedas vaídas, y cabecera más estrecha, cubierta por bóveda sexpartita nervada. Las bóvedas actuales fueron ejecutadas en 1794 y pintadas en 1955 con celajes y figuras de ángeles y de los cuatro Evangelistas, pero se conservan todavía los arcos formeros y los apeos de la antigua cubierta del XVI.

La iglesia conserva dos portadas del siglo XVI. La principal, de arco de medio punto, está flanqueada por pilastras con rectángulos rehundidos y rematada por un frontón triangular con tres jarrones, en el centro del cual se esculpió un relieve de estilo romanista que representa al Padre Eterno en actitud de bendecir y con la esfera del mundo en su mano izquierda. La segunda portada está situada en la base del campanario y se trata de un arco de medio punto decorado con molduras y una cruz en la clave.

El pórtico es una construcción rural del siglo XVIII donde se puede leer una inscripción que recuerda a Tomás Aspe Uribe, obispo de Cochabamba (Bolivia) y natural de Azkoaga.

La torre actual fue levantada en 1844. Es de planta cuadrada y tres cuerpos, los dos primeros de mampostería y el campanario de sillería. En éste se abren tres arcos de medio punto enmarcados por rectángulos.

El retablo mayor, proyectado por Antonio de Alloitiz y ejecutado entre 1664 y 1666, fue totalmente alterado en 1755 creándose los tres actuales retablos. Consta de banco, dos cuerpos y remate y está dorado y policromado. En el sagrario se representa a Cristo Resucitado, un modelo muy repetido en el romanismo, y está flaqueado por dos elegantes figuras de San Pedro y San Pablo. En las calles laterales del banco se sitúan dos relieves del siglo XVII, uno dedicado a San Jerónimo y el otro a San Gregorio.

En la calle central del primer cuerpo se encuentra la imagen titular, una talla de San Juan Bautista del primer barroco, y en las calles laterales dos imágenes que se relacionan con la escultura de Gregorio Fernández: San Francisco y San Antonio de Padua. Ya en el segundo cuerpo se halla en el centro una Inmaculada con halo radiante y media luna y cabezas de ángeles a los pies, que recuerda el modelo castellano de Gregorio Fernández, y en las calles laterales tallas que formalmente se sitúan en una cronología anterior: San Vicente, fechable en el siglo XVII y Santa Catalina, una bella imagen del siglo XVI. Remata el retablo un Calvario.

La mazonería se decora con una mezcla de elementos decorativos propios de los dos momentos de elaboración del retablo: barrocos y de gusto rococó, como son las cabezas de ángeles, florones, volutas y follaje, y de estilo clasicista, como las columnas de fustes lisos.

Los retablos laterales se crearon a mediados del siglo XVIII pero las escenas esculpidas pertenecieron al primer retablo mayor de 1644. Ambos constan de banco, con relieves de los martirios de San Vicente y Santa Catalina, sobre los que se asientan sendos basamentos con alegorías de la Caridad y la Esperanza. Las escenas principales, también talladas en relieve, representan el martirio de San Juan Bautista y la Anunciación. La factura de todo el trabajo escultórico es de carácter popular.

La sacristía, construida en 1710, se ha habilitado como capilla y allí se conserva una interesante talla romanista de la Virgen del Rosario realizada en 1617 por Felipe Goyeneche. La cajonería sin embargo se trasladó a la nave de la iglesia. Se trata de una obra de 1638 reformada en el siglo XVIII.

Ejecutado en 1608, el coro es de estructura arquitrabada y de madera tallada con clásicos motivos de volutas, roleos y una banda denticulada en la balaustrada.

Respecto a la platería, encontramos interesantes piezas, todas ellas depositadas hoy en el Museo Diocesano de Arte Sacro en Vitoria-Gasteiz. Destaca un cáliz gótico de plata sobredorada con tres marcas y dos piezas barrocas: una custodia de tipo "sol" de plata sobredorada y un copón de plata en su color realizado en el XVIII por el platero vitoriano Pedro Bolanjero, quien aprovechó una pieza anterior ya que en el pie y en el nudo lleva motivos renacentistas del siglo XVI.

Ermitas

Ermita de Santa Águeda de Elorriaga, conocida como "Santa Agedatxo", es una sencilla construcción de mampostería y sillería en los esquinales, que ha sido recientemente reconstruida con un pórtico que deja ver el interior. Tiene un retablo barroco fechable en 1737-1739 que se halla sin dorar ni policromar. Éste contiene la imagen de la titular, de estilo barroco, consta de un solo cuerpo y presenta decoración a base de guirnaldas de flores, frutos y paños colgantes, cabezas de ángeles alados, florones enmarcados, volutas y roleos.

La ermita de San Adrián es una edificación de 1977 construida con materiales procedentes de otra antigua ermita que se hallaba al Sur de Azkoaga.

La desaparecida ermita de San Juan Evangelista estaba situada en la ladera del monte Jarindo. De origen medieval y documentada en 1515, fue reconstruida en 1759. En su interior existieron tres altares, del mayor de los cuales procede una talla en madera policromada del siglo XVI dedicada a San Juan Evangelista, conservada hoy en la iglesia de Uribarri.

Otra ermita desaparecida es la ermita de Santa Cruz de Saloa. Documentada a partir de 1540, ya se encontraba en ruinas en 1740.

Arquitectura civil

En Azkoaga encontramos treinta y dos caseríos dispersos en tres barrios.

En el barrio de Saloa destaca el caserío Zuazua que data del siglo XVI. Su fachada es simétrica y se articula en torno a una entrada de doble arco rebajado sobre el que se halla un escudo se armas. A ambos lados del escudo se abren dos bellas balconadas de madera tallada.

También del XVI era el caserío Azkoa-Etxeberri, interesante ejemplar de arquitectura rural construido en el XVI que fue demolido en 1972. Tenía muros de buena mampostería y sillería donde se abrían tres arcos rebajados.

En el barrio de Saloa destaca el caserío de Lasaga que fue construído en el siglo XVI y reformado en 1782 según la inscripción de la clave del arco carpanel que sirve de entrada.

En el caserío Abadetxe encontramos seis interesantes relieves circulares con diversos motivos como cabezas de ángeles, cruces y motivos vegetales, que bien podrían ser las claves de las bóvedas pertenecientes a una edificación religiosa.

En la anteiglesia de Azkoaga ese halla el caserío Labiena, cuna de Tomás de Uribe, Obispo de Cochabamba (Bolivia), allí podemos encontrar un bloque de piedra de una sola pieza que seguramente fue un antiguo sarcófago medieval.

El caserio Salturri data del siglo XVI. Es un buen ejemplo de arquitectura popular y destaca por su fachada simétrica organizada en torna a su amplia portada y a un gran pilar de madera apoyado en una base de madera.

Itziar AGINAGALDE LÓPEZ
Aintzane ERKIZIA MARTIKORENA (2006)