Udalak

ASTEASU

La iglesia parroquial de San Pedro, situada en Elizmendi, se erigió en su mayor parte en el siglo XVI, aunque su torre se finalizaría a principios del siglo XVII y en 1751 se le solicitaría a Ignacio de Ibero una traza para ampliar el templo en la parte del presbiterio y sacristía, firmando el arquitecto en 1757 un presupuesto para ejecutar las obras del nuevo crucero y la mencionada sacristía, estancia esta última para la cual había previsto dos modelos. La licencia para las obras se concedería un año más tarde y a su finalización el maestro encargado de reconocerlas sería Martín de Carrera. A pesar de ampliar el espacio de la cabecera, el templo mantiene su planta rectangular de una sóla nave.

En origen, su retablo mayor fue ejecutado por Juan de Anchieta entre 1572 y 1575, habiendo sobrevivido tan sólo el titular, que preside el actual mueble, retablo-cascarón trazado y ejecutado entre 1766 y 1770 aproximadamente por Juan Elías de Inchaurrandiaga -quien en 1793 diseñaría también la sillería del coro-. En cuanto al resto de imágenes que lo pueblan, Santiago Marsili efectúa un par de ángeles provistos de instrumentos musicales, Antonio Miguel de Jáuregui es el autor de las imágenes de San Andrés y San Juan Nepomuceno, Juan Bautista Mendizábal II hace las de San Francisco Javier, Santiago, San Juan Evangelista, San Ignacio, el relieve de la Liberación de San Pedro y las virtudes del remate, para finalmente encargarse Alejo de Miranda de las efigies de Santa Agueda y Santa Petronila. Como vemos, este mueble, en su conjunto, es realización muy interesante, permitiendo cotejar el modo de hacer de los diferentes escultores.

Además, hay un retablo lateral de carácter rococó situado en el lado del evangelio, cuya titular es la Virgen de la Soledad, imagen de fines del siglo XVIII.

También en Elizmendi hallamos una serie de construcciones de carácter civil con un valor desigual. Así ocurre con el caserío Zumargain, que conserva una ventana conopial, las casas señoriales de Etxeberritxo, Sarobe Etxeberri e Illobate, y, finalmente, con el caserío Ibiaga, casa torre en origen, de cuyo pasado conserva algunos elementos.

En el otro núcleo que conforma junto al anterior la localidad propiamente dicha, esto es, en Kalea, preside su plaza la casa consistorial, construcción del siglo XVIII cuyo proyecto debemos al arquitecto José de Lizardi. Tras otorgar la traza hacia 1741, sería finalmente en 1754 cuando el maestro cantero Miguel de Usandizaga se comprometiera a erigir el edificio, hallándose finalizado en su totalidad para el año 1760, tras diferentes reconocimientos de Francisco de Ibero sobre todo, además de Ignacio de Carrera, Juan Cruz de Irazusta y Santiago de Mendiola.

Obra de enorme entidad, su fachada presenta tres arcos en su planta baja y cinco vanos en las dos superiores, destacando los tres centrales por el balcón corrido que unifica los de la primera planta, mientras que todos los de la segunda se hallan unificados por un único balcón, y el frontón triangular que remata esa zona central y acoge las armas de la villa.

Por lo que al uso de ese frontón se refiere, conviene citar como antecedente la casa consistorial de Elgoibar, en la que Sebastián de Lecuona se habría basado en el desaparecido edificio de Donostia trazado por Hércules Torrelli, elemento que se repite en las casas consistoriales de diferentes municipios de la provincia.

Precisamente en la Plaza de los Fueros -Lege Zaharraren Enparantza- hallamos dos esculturas que testimonian sendos homenajes. Así, la pieza llamada Homenaje a Pello Errota se debe a José Lopetegui, quien realizaría este correcto busto en 1964. Por otro lado, Tomás Ugartemendia es el responsable del Homenaje a Eleuterio Tapia. 1926-1988, de 1991. De concepción muy directa por lo que a su sentido se refiere, el autor dispone un acordeón sobre un pedestal con figurar en bajorrelieve y un busto.

Erreka y Beko Ballara son los barrios pertenecientes al municipio. En el primero de ellos los caseríos dignos de ser resaltados son Lizolateine, que mantiene un arco apuntado; Erritzu, que conserva su escudo; Esnarritza y Esnarritza Goikoa, con arcos de medio punto en sus entradas, además de la ermita de Santa Marina. Ya en Beko Ballara, sobresale el caserío Eizmendi, con arco apuntado, y Zabala Barrena, Zalmina, Petesagasti y Ugarte. Este último posee en la actualidad planta prácticamente cuadrada, siendo en origen, cuando se construyó en la primera mitad del siglo XVI, un caserío lagar, que algo ante de 1700 sufriría una acusada transformación. En el mismo barrio se sitúa igualmente el molino Beko Errota, conocido también con el nombre de Soro Errota.

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Ignacio CENDOYA ECHANIZ