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ARTZINIEGA

Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción

Presenta planta de cruz latina, con una sola nave de cinco tramos, cabecera lisa y capillas laterales. Se accede por un amplio pórtico de tres tramos, en origen, cubiertos por dos bóvedas de aristas y por una cúpula central. Se abre al exterior mediante tres arcos de medio punto, el central es de mayor tamaño y se remata con un frontón triangular. En las enjutas y el remate del arco se colocan tres escudos, uno pontifical, otro real y por último el de la villa. Este pórtico fue realizado hacia 1635 por el arquitecto Juan de Urruela.
A la iglesia se accede a través de una portada de arco apuntado con tres arquivoltas. El interior es de gran amplitud. Los cinco tramos de la nave se cubren con bóvedas nervadas y los tramos del crucero siguen el mismo estilo aunque fueron realizados en el siglo XIX. Los arcos torales son apuntados y los fajones de medio punto, contrarrestados al exterior por potentes contrafuertes. Parece que la obra fue construida hacia finales del siglo XV y durante el XVI, salvo los brazos del crucero que se hicieron en 1887, bajo un estilo historicista que imita al resto del edificio, lo mismo que la capilla bautismal.
A los pies de la nave se sitúa el coro sostenido por un arco carpanel y rematado en su parte central por un escudo de Artziniega y una balaustrada de hierro. Fue realizado en 1772 por Juan Antonio de Angulo. Según una cartela situada sobre el escudo, la balaustrada del coro así como la del pórtico, la sillería y tribuna, además de otros ornamentos fueron donados en 1783 por Ignacio Velasco de Mezcorta y su mujer.
La sacristía se sitúa junto a la cabecera. Es de planta cuadrada y se cubre con dos tramos de bóveda. En su interior se conserva una cajonería del siglo XVII y su respaldar con espejos.
Al exterior, junto a los pies de la iglesia, se levanta la torre de planta cuadrada y carácter defensivo. El cuerpo de campanas consta de ocho vanos y se remata por un tejado a cuatro aguas y, según una inscripción, esta torre fue construida en 1572.
El retablo mayor de esta iglesia ocupa toda la cabecera y consta de banco, cuerpo central dividido en cinco calles y ático semicircular. Es un interesante ejemplar de los primeros retablos churriguerescos. Fue trazado por Martín de Arana, un destacado arquitecto y tracista de Respaldiza; de sus intervenciones destacan el retablo mayor de Santa María en Orduña (1648) y éste de la Asunción en Arceniega (1662). En los dos se aprecian las novedades respecto al retablo clasicista, aunque todavía conservan ciertas pervivencias. De este altar es interesante el uso de columnas gigantes con emparrado y el friso continuo de modillones. Toda la talla corresponde a José Palacio Aredondo, escultor del taller de Limpias, en el que todavía se advierte cierto poso romanista puesto al día en el canon y anatomía. El retablo lo policromaban en 1768 los hermanos Manuel y Joaquín Ruiz de Munar, pintores-doradores cántabros, que por este trabajo cobraron 16.000 reales pagados gracias a las aportaciones de Agustín de Braceras. Además del retablo mayor se conservan seis laterales: el de la Virgen del Rosario está en el brazo izquierdo del crucero y es un altar churrigueresco con banco, dos cuerpos divididos por columnas salomónicas y ático, siendo realizado gracias a distintas mandas testamentarias; el retablo del Nazareno está en el brazo derecho del crucero y es similar al del Rosario; el de San Francisco es rococó, aunque conserva un sagrario romanista de finales del siglo XVI. El resto de los retablos son modernos.
También guardan varios pasos procesionales y una vistosa y rica orfebrería compuesta por cálices, varias custodias un porta viático y un relicario.
Del mobiliario destaca una mesa rococó dorada y tres sillones de la misma época, además de un reloj de caja de finales del siglo XVIII, pintado y con una inscripción en la esfera "Lucas de Abasolo. Bilbao".

Convento de Nuestra Señora de los Remedios

Este convento de monjas agustinas fue fundado por la donación realizada en 1586 por Pedro Ruiz de Montiano y su mujer Inés de Salazar sobre la torre Montiano-Orive y dos casas más que se añadieron.
La iglesia del convento es de finales del siglo XVI con importantes añadidos posteriores. Consta de una sola nave dividida en cuatro tramos cubiertos por bóvedas de lunetos, realizadas en el siglo XVIII.
La portada es renacentista y está cobijada bajo un gran arco de medio punto La entrada la flanquean dos columnas toscanas que sustentan un entablamento partido coronado por un óculo y dos escudos a los lados, el de la derecha es el de don Pedro Ruiz de Montiano y el de la izquierda de doña Inés de Orive Salazar.
Junto a la nave de la iglesia se levanta la capilla del Santo Cristo realizada en el siglo XVIII gracias a la donación de don Martín de Bengoa y tiene planta cuadrada y bóveda de arista. La obra se pagaba en 1732 a los maestros Gabriel de Angulo, Cristóbal de Arecha y Marcos y Francisco Antonio de Gancedo.
El retablo mayor fue realizado en 1859 gracias a la aportación de Encarnación de las Fuentes, natural de Méjico y vecina de Arceniega. Consta de banco, cuerpo principal dividido en tres calles por cuatro columnas de capitel compuesto y ático. Las esculturas son modernas, a la Virgen titular le acompañan las del Sagrado Corazón y San José.
El retablo del Santo Cristo se encuentra en la capilla de su mismo nombre. Fue realizado en 1731 bajo manda testamentaria de don Martín de Bengoa y consta de banco, cuerpo principal dividido en tres calles por columnas de capitel corintio y ático semicircular. Preside este altar la escena del Calvario, acompañada en las calles laterales por las imágenes de San Martín y Santa Apolina. La traza fue enviada desde Madrid por don Francisco de Arana Andraca, familiar del comitente de la obra don Martín de Bengoa. El retablo lo llevaba a cabo Julián Roqueñi y los deficientes bultos Manuel de la Concha. En el remate se conserva una interesante pintura de la Virgen amamantado al Niño, enviada desde Madrid por don Francisco de Arana.
Además de estos retablos se guardan en el interior del convento distintas imágenes, algunas de vestir, y varios lienzos de entre los que destaca un San Agustín de hacia finales del XVIII y taller local. Entre los objetos de orfebrería encontramos varios cálices de los siglos XVII, XVIII y XIX, uno con el escudo de los Salazar y otro con un punzón de Madrid fechado en 1729 y probablemente enviado desde la corte por don Francisco de Arana y Andraca.
También se conservan interesantes libros litúrgicos de los siglos XVI y XVII.

Ermita de San Antonio de Padua

Es una construcción moderna de buenas dimensiones, de una sola nave y cabecera recta, dividida en tres tramos cubiertos por bóveda de lunetos. Al exterior se cubre con un tejado de pizarra a dos aguas rematado por dos curiosos campanarios neogóticos. En 1902 se derribaba el antiguo edificio y se construía este gracias a las aportaciones de don Eugenio de Garay en memoria de doña Catalina de Murga.
El altar lo preside un retablo neogótico presidido por la imagen de San Antonio.

Santuario de la Virgen de la Encina

Según la tradición este santuario fue fundado en el siglo XIII tras la aparición de la Virgen en una encina a una moza.
El templo actual fue construido a finales del siglo XV principios del XVI. Consta de planta rectangular de tres naves, cuatro tramos y cabecera ochavada. La nave central es más alta que las laterales y está cubierta por bóvedas de crucería al igual que el resto. La obra queda fechada con los escudos de los Reyes Católicos a los lados de la nave y la inscripción del hastial del crucero, en la que se puede leer: "esta obra se fiço en el año mil e CCCCLXXXXUIII seiendo/ Maoirdomos Diego Martis de Larr e Diego de San Pelaio". A esta inscripción debemos añadir los anagramas de Cristo y de María y la leyenda "Rey Don Carlos".
En la cabecera de la iglesia existe un camarín realizado hacia 1685 por Diago de Marroquín Portilla, Diego de Mezcorta, Jacinto de la Torre y Domingo de Ibarrola, inutilizado a partir de 1943, quedando como sacristía y desván.
Hay una doble portada exterior. La meridional esta constituida en base a una arco apuntado con molduras y arquivoltas. La septentrional es muy similar aunque algo más sencilla.
El pórtico de acceso al templo y a la hospedería anexa consta de cuatro arcos de sillares bien trabajados cubiertos por bóvedas de crucería y techumbre a dos vertientes. Al exterior y sobre la pilastra central se sitúa un escudo barroco de los Austrias y en el interior una lápida conmemorativa de la Coronación de la Virgen en 1954. Este pórtico fue construido en 1700 por el arquitecto Juan de Chavarri Sobrevilla.
La torre es de grandes dimensiones y se levanta a los pies del templo. Consta de dos cuerpos uno cuadrado con pilastras y cuatro vanos de campanas y otro octogonal con chapitel construido hacia 1881.
El retablo mayor es uno de los mejores y más antiguos altares góticos vascos. Fue realizado hacia 1510-1520 y a su gran valor artístico debemos sumar el devocional. Es un altar de tipo casillero constituido por banco, tres cuerpos y tres calles, con las laterales más anchas y subdivididas. El sagrario es exento y se sitúa en el evangelio siguiendo el modelo bajo-medieval desarrollado en los Países Bajos y Alemania. Posee planta hemioctogonal y cuatro cuerpos con una altura aproximada de seis metros e incluye el relieve de la Resurrección y la imagen del Ecce Homo. La decoración es de gran virtuosismo, de tipo vegetal y geométrico, predominando las labores afiligranadas de clara influencia burgalesa, con cardinas y tallos vegetales enroscados. Además emplea doseletes de tracería calada y chambranas planas. El programa iconográfico desarrollado busca la glorificación mariana, sobre todo con los relieves de la calle central en los que se narra la Aparición de la Virgen en la encina y la leyenda de la construcción del templo junto con la Asunción-Coronación. Estilísticamente esta situado a caballo entre la tradición gótica con resonancias renacentistas que comienzan a verse a principios del siglo XVI. La autoría se desconoce aunque se apunta a la presencia de tres maestros de posible formación burgalesa. La policromía es original con un predominio del oro frente al color, que recuperó todo su fulgor tras la restauración llevada a cabo en 1999.
El retablo del Cristo esta situado en el lado del Evangelio dentro de la capilla del Cristo, fundada por Pedro de Orive, muerto en Aranda de Duero y enterrado en esta capilla en 1608 según consta en una inscripción, lo que provocó numerosos pleitos con la iglesia. El retablo es barroco aunque las tallas que forman el Calvario son del siglo XVI.
El altar de Santiago también es barroco, realizado hacia 1680, según consta en una inscripción. Tiene tres calles y dos cuerpos como si de tres retablos unidos se tratara y está presidido por la imagen de Santiago al que acompañan las de San Ignacio y Santa Catalina, en la parte inferior, y las de San Roque, San Vicente Ferrer y San Francisco Javier, en el cuerpo superior.
El altar de Santa Ana es también barroco en su fase churrigueresca como el resto de los retablos de este santuario; tiene dos cuerpos y una única calle. Está presidido por el relieve de Santa Ana enseñando a leer a la Virgen niña y rematado por la imposición de la casulla a San Ildefonso.
También en el crucero, pero en el lado de la epístola está colocado el altar de la Virgen de Guadalupe compuesto por banco, cuerpo principal dividido en tres calles por columnas salomónicas y ático. En el banco tres tablas pintadas narran las historias de la Anunciación, Adoración de los pastores y taller de Nazaret del mismo estilo y tema que las empleadas en el santuario de la Blanca en Llanteno, por lo que han sido adscritas a José Alonso de Hontanilla. De distinta mano y procedencia son los lienzos de la Virgen de Guadalupe, titular del retablo, y las cuatro escenas de las apariciones al indio Juan Diego de posible origen mexicano.
El altar de Nuestra Señora del Carmen está junto al coro. Es barroco en su fase churrigueresca y fue realizado hacia principios del siglo XVIII por los maestros cántabros Santiago Martínez, Juan de Chavarri Sobrevilla y Pedro de Biseca Torre. Es gemelo a los retablos que le circundan y consta de dos cuerpos y tres calles independientes unidas para formar este conjunto. En la calle central esta la Virgen del Carmen y el relieve del árbol de Jesé; en las laterales Santa Teresa y San Antonio de Padua junto a los relieves del Desposorio y la Sagrada Familia del remate.
El altar de San José es de las mismas características. Fue realizado por Santiago Martínez hacia 1699 y lo componen las imágenes de San José, Santa Bárbara, Oración en el Huerto, Entrada en Jerusalén, Virgen de los Dolores y Buen Pastor.
El altar de Nuestra Señora responde a las características ya descritas en el resto de los retablos laterales de este santuario.

En el presbiterio junto al Evangelio se encuentra la sepultura de don Cristóbal de la Cámara y Murga, Obispo de Canarias y Salamanca, nacido, según consta en una inscripción, el 15 de noviembre de 1571 y muerto el 29 de abril de 1641. Un gran arco de medio punto cobija un arcosolio flanqueado por pilastras y rematado por un entablamento con bolas y el escudo de los Murga. En el centro de este conjunto se sitúa la imagen orante de don Cristóbal de la Cámara con báculo mitra y libro sobre el reclinatorio, siguiendo el modelo empleado en El Escorial. La talla es gran calidad y realismo; está realizada en madera y fue tallada por el escultor de Salamanca Antonio de Paz en 1641. La obra de cantería parece que fue realizada en 1642 por Juan de Urruela.
A esta imagen debemos sumar las tallas exentas del santuario, entre las que destacan la primitiva imagen de la Virgen de la Encina conocida como «la abuela». Es de finales del siglo XII y representa a la Virgen sedente con el Niño en su regazo, llena de serenidad y hieratismo como corresponde a las Andra Maris románicas. En la actualidad esta custodiada en el convento de las Agustinas, aunque es probable que vuelva a ser sacada al culto en el santuario.
En la misma línea está la Virgen del siglo XIV; se presenta sedente con el Niño sobre sus piernas aunque de un carácter menos hierático que la anterior.
Por último está la Virgen de piedra, de la segunda mitad del siglo XVI, colocada en el jardín sobre el lugar en el que su supone que tuvo lugar la Aparición según consta en una inscripción del basamento.
Encima de la puerta de Santa Ana hay pinturas murales del siglo XVI. Representan temas relacionados con el Juicio Final ordenados en cuatro pisos: en el primero animales relacionados con el mal y los vicios; en el segundo diablos y las calderas de Pedro Botero; prosigue la narración con la Resurrección de los muertos y termina con el Juicio final representado como es habitual con Cristo Juez y la Virgen y San Juan como intercesores. La pintura de caballete no es demasiado destacada. Existe un Apostolado, varios exvotos y algunas copias como las de Guillermo Benson y Murillo.
La orfebrería, salvo un par de piezas barrocas, es de los siglos XIX y XX.

Fernando BARTOLOMÉ GARCÍA

Arquitectura civil

La villa de Artziniega conserva una trama urbanística medieval caracterizada por la ubicación en una zona elevada con cualidades defensivas y la adecuación a un terreno irregular. Las edificaciones se disponen a lo largo de tres largas y estrechas calles con una orientación Este-Oeste que están atravesadas por cortos cantones en dirección Sur-Norte dando lugar a grupos de viviendas o manzanas. En el extremo Oeste se encuentra la plaza de arriba, de planta triangular. Está porticada en dos de sus lados y tiene una fuente en el centro. La villa se encontraba amurallada y aunque no se conservan las murallas, es visible la línea por donde discurrían.

En cuanto a las casas de la villa hay que señalar que a pesar de su diversa cronología, presentan cierta unidad gracias en parte a que se han mantenido las parcelas medievales de tipología de alforja, dando lugar a casas estrechas y profundas. Las más antiguas son de estilo gótico y renacentista y se caracterizan por el predominio del muro sobre los vanos, que se disponen de manera irregular. Presentan tres plantas: el zaguán o planta baja, la vivienda o planta principal y el desván. En muchas de ellas la planta principal aparece volada y asentada en espolones. Tienen tejados a dos vertientes, que evacúan hacia la parte delantera y la trasera. En la parte posterior, entre vivienda y vivienda se sitúan los caños. Las casas barrocas y las construidas en el siglo XIX son más altas y llegan a tener cuatro plantas: zaguán, dos plantas de vivienda y desván. También se diferencian de las más antiguas en el mayor número de vanos y en una distribución de los mismos más equilibrada, generalmente en torno a tres ejes verticales. En estas casas también destacan los balcones sobre regulares sillares y con interesantes trabajos de forja. La anchura de la fachada es mayor ya que se han unido dos antiguas parcelas.

En Artziniega podemos encontrar numerosas casas torre y casas palaciegas.

Los Ayala tuvieron en Artziniega una casa torre pero fue demolida en el siglo XVI y sustituida en los últimos años del XVI por la que actualmente podemos contemplar, la llamada torre de los Molinillo de Velasco. Es un edificio de mampostería y buena sillería en ángulos y vanos que luce tres escudos: las armas de los Molinillos, los Molinillos de Velasco y otros linajes afines. Es de planta cuadrada, tiene cinco plantas y está rematado por una cornisa moldurada y tejado a cuatro aguas. Salvo la altura, la torre no conserva elementos defensivos que recuerden su carácter bélico, sino que se trata de una edificación palaciega como demuestra el número y las dimensiones de sus ventanas. Además, presenta una portada típicamente renacentista: adintelada, flanqueada por dos columnas y rematada por un frontón triangular sobre el que van labradas tres figuras de virtudes. En el lado Oeste tiene adosado un palacio barroco de tres plantas, con vanos rectangurares regularmente dispuestos y dos interesantes escudos barrocos en sus fachadas anterior y posterior.

La Torre de Bengoa o Casa del Aro, antigua casa torre de carácter defensivo fechable en la segunda mitad del siglo XVI, fue más tarde acondicionada como casa palaciega. Todavía conserva algún elemento de la antigua edificación como son dos accesos en arco de medio punto elaborados con buenas dovelas y sobre ellas, sendos vanos en arco conopial con decoración a base de finas molduras. Es de planta rectangular y en su fachada se halla un sencillo escudo de los Bengoa.

En el nº 4 de la Cuesta Beraza se halla una casa que data del siglo XVI y que luce un escudo barroco de los Salazar. En la fachada predomina el muro sobre los vanos, que son casi cuadrados y los del piso principal llevan peanas sobresalientes y labradas. Conserva la portada en arco de medio punto.

La Casa del Valle responde al modelo de palacio barroco del siglo XVII pero se encuentra alterado sobre todo por la sustitución de un original balcón, situado sobre el acceso principal, por un mirador acristalado. Es de planta cuadrangular y de tres plantas de similar altura separadas por líneas de imposta. La fachada se organiza regularmente y tiene el eje principal constituido por la portada, mirador y escudo, desplazado a la derecha. Destaca la portada adintelada, decorada con molduras y flanqueada por dos columnas toscanas.

La Casa Aranguren, palacio barroco del siglo XVII, es un sobresaliente ejemplo de arquitectura civil construido principalmente en sillería Es de planta rectangular y tiene tres plantas: la baja con tres huecos, cuerpo principal y desván. Los pisos están enmarcados por líneas de imposta y los tres huecos verticales por pilastras. La simétrica fachada está armoniosamente organizada en base a tres ejes verticales de los que destaca el del centro, con portada y escudo. La planta principal tiene tres balcones asentados en buena sillería y con interesante trabajo de forja. Los vanos están decorados a base de una moldura mixtilínea, al igual que la portada. El palacio se remata con una bella cornisa y tejado a cuatro aguas.

En la Calle de Abajo nº 10 destaca una casa palacio del siglo XVIII. Es de planta rectangular y tiene tres plantas: baja, principal y segunda. Está construida de mampostería y sillería en vanos y esquinas, y en el centro de la fachada luce un escudo. La distribución de vanos es regular según cuatro ejes verticales: dos centrales más destacados, y dos laterales, creándose así una fachada simétrica. En los dos ejes centrales se sitúan sendas portadas de grandes dinteles y sobre ellas, una larga balconada de hierro. Destaca el gran alero de madera.

La Casa palacio de la Tierra de Ayala es un edificio barroco del siglo XVIII situado frente al Santuario de la Encina. Es de planta rectangular, consta de tres pisos y está construido en mampostería y buena sillería en vanos y esquinas. En la fachada, organizada simétricamente, destaca la entrada en doble arco carpanel, las dos líneas de imposta que separan las plantas y dos escudos de la casa de los Ayala.

La Casa Mora es un palacio neoclásico de los siglos XVIII-XIX que se halla rodeado de un jardín cercado por una verja de hierro forjado sobre un murete de piedra. Realizado mayormente en buena sillería, consta de tres plantas, separadas por líneas de imposta y que aumentan en altura. La fachada principal es simétrica y consta de cinco ejes verticales siendo los más destacados los de los extremos por el empleo de miradores en el piso principal. No obstante hay que decir que éstos son añadidos posteriormente y que en origen la composición de la fachada era más regular y equilibrada -más acorde con el gusto neoclásico-, ya que todos los vanos eran iguales. Destaca la balconada que une los tres vanos centrales del piso principal y el trabajo de forja visible en la portada y vanos de la planta baja.

La actual Casa de Cultura, anterior ayuntamiento, se trata de la típica Casa Consistorial muy difundida en el País Vasco durante el siglo XIX. Consta de planta baja porticada por medio de tres arcos de medio punto, planta principal con tres vanos adintelados y típica balconada con balaustre de forja, y un último piso más bajo con tres pequeños vanos. El actual Ayuntamiento, situado en la plaza Garay, es estilo ecléctico y data del siglo XIX. Antes fue casino, mercado y casa cuartel.

Fuera del casco medieval se hallan numerosas casas residenciales, llamadas villas, de finales del siglo XIX y principios del XX, de estilo regionalista.

La torre Barrataguren está muy desfigurada, situada en el camino de Artziniega a Gordexola y es hoy un caserío. Levantada en el siglo XVI, es de planta cuadrada, consta de tres pisos y tiene tejado a cuatro aguas.

En los que a puentes se refiere, dos son los que más destacan de entre todos los que cruzan el río Artziniega a su paso por la localidad. El de La Lastra es del siglo XVIII, pero el de Barratxi, en lamentable estado de conservación, es un buen puente del siglo XVI, con dos ojos de medio punto y un tajamar, todo de sillería.

Itziar AGINAGALDE LÓPEZ
Aintzane ERKIZIA MARTIKORENA (2006)