Kontzejuak

ARRARATS

Urbanismo y construcciones civiles

El casco urbano se dispone en pendiente, de manera un tanto anárquica pero destacando dos núcleos claros. Uno es el constituido por el entorno de la iglesia, dispuesta en el lugar más elevado, con una placita delante y casas en su derredor, y el otro en la zona baja, con la plaza del pueblo y el frontón como elementos más destacados.

Comenzando el itinerario por la zona baja del pueblo, nos encontramos en primer lugar con un inmueble de gran desarrollo horizontal, cubierto por un tejado de gran tamaño, en el que se notan las sucesivas ampliaciones. En la actualidad se divide en dos viviendas, con muros enlucidos, zócalo de piedra, enmarques de los vanos también en sillar, y abiertas cada una mediante un arco de medio punto. Otra casa de la misma plaza, situada junto al frontón, lleva idéntico tratamiento del muro y disposición en tres alturas. Otra casa muestra cuatro alturas, tejado a doble vertiente, muros enlucidos y arco de acceso de medio punto. Sobre él, la única ventana con enmarque de sillares lleva en el antepecho una inscripción un tanto embarrada, pero en la que se distingue la fecha de 1774. Otro inmueble, con muros sin enlucir y en precario estado de conservación, se abre a esta plaza con una galería porticada en piedra. Otro caserón, todavía en la parte inferior del casco urbano, muestra una disposición en cuatro alturas, con muros enlucidos y cadenas de sillar. Los vanos son cuadrangulares, a excepción del arco de acceso que es de medio punto. La fachada va recorrida además por una airosa balconada sobre estructura de piedra. El conjunto, de planta ligeramente rectangular, se cubre con un tejado a cuatro vertientes. Bajo la ventana central del primer piso, una inscripción reza: ESTA CASA SE REE/ DIFICO SIENDO SU/ DUEÑO JUAN DE BAR/ BERIA EL AÑO 1848. Corona la fachada un escudo de tradición barroca y que figura las armas de la familia Barbería, tal y como nos informa una leyenda labrada en la parte inferior del propio escudo. Otra casa repite de forma casi exacta la fisonomía de la anterior, y en su fachada campea así mismo una inscripción en la que se lee: URRUTIA/ VIVA JESUS AVE MARIA PURI/ SIMA EN GRACIA CONCEBIDA MA/ RIA SANTISIMA ESTA CASA/ LA HIZO DN/ MARTIN AN/ TONIO AZPIROZ AÑO 1845. Cerca, otro edificio muestra tres niveles, pero esta vez con muros de mampostería sin enlucir, con vanos cuadrangulares, balconada superior que cruza toda la fachada y tejado a doble vertiente. El acceso consta de un arco rebajado. Para terminar con esta parte baja del pueblo, dos casas muy similares y en precario estado de conservación muestran parecidas características formales a las hasta ahora descritas, con muros enlucidos con las sabidas excepciones, amplios tejados a dos aguas, y vanos cuadrangulares salvo los accesos, que son de medio punto. Uno de ellos lleva labrada en su clave una cruz latina rematada en sus extremos, y enmarcada por una serie de rosetas y estrellitas del repertorio popular, que muestran además contactos con motivos decorativos empleados por los ebanistas.

Ascendiendo hacia la iglesia nos encontramos, en primer lugar, una fuente de piedra con larga "aska" y pila rectangular, articulada por sendas pilastras y frontón curvo, en la cual se ha insertado la inscripción: ESTA FUENTE SE CONSTRU/ YO EL AÑO 1862. A continuación se levanta el hastial posterior de una casa, mostrando una hermosa y bien cuidada galería de madera, con cuatro alturas, que se edificó entre dos contrafuertes de piedra, y con viguería de madera sobre pies derechos, que apean a su vez sobre dos recios pilares de piedra. Hacia la iglesia, esta casa muestra una elegante fachada, con muros enlucidos que salvan los enmarques de piedra de vanos y esquinas. Las ventanas son cuadrangulares, y el acceso se abre mediante arco rebajado. Corona la fachada un escudo barroco con guardalluvias, que representa, una vez más, las armas de los Barbería, familia enriquecida al parecer tras abrir un importante comercio en la madrileña Puerta del Sol, influyendo notablemente en el pueblo, en el que hicieron notables inversiones, desde mediados del siglo XVIII hasta principios del siglo XIX.

Parroquia de San Pedro

Se edificó a principios del siglo XIX, siguiendo patrones estilísticos inspirados en el lenguaje del Barroco. Los gastos de la construcción del templo y de la casa parroquial anexa, corrieron enteramente a cargo de la familia Barbería.

A pesar del reducido tamaño del templo, tiene una planta algo compleja, que desorienta en un primer momento a quien la observa con detenimiento y ojo crítico. La iglesia propiamente dicha tiene planta de cruz latina, con una única nave, dividida en dos tramos, transepto marcado en planta y cabecera terminada en testero recto. A este esquema simple se añaden toda una serie de dependencias, como la casa parroquial que se adosa a los pies, y que constituye el volumen más llamativo del conjunto. Al lado del Evangelio se adosa una capilla bautismal de planta rectangular, cuyo acceso se abre en el segundo tramo de la nave. Por el lado de la Epístola, de manera simétrica, se adosa un pórtico con dos arcos de medio punto sobre grueso pilar central, el primero de los cuales apea los empujes de la torre, que se levanta encima. La sacristía se adosa a la cabecera por el mismo lado, y es de planta cuadrada.

Los muros llevan un enlucido que imita el despiece de sillares al interior, y al exterior van blanqueados, con cadenas de sillar en el enmarque de los vanos, disposición que afecta también a la casa parroquial. El interior del templo se ilumina mediante ventanas rectas abiertas a ambos lados de la nave. A los pies del templo se levanta, además, un airoso coro de obra, que apea sobre arcos escarzanos.

Se cubre este templo mediante bóvedas de lunetos de raigambre barroca, que afectan a los dos tramos de la nave principal y a la cabecera, con arcos fajones de medio punto que apean sobre una cornisa moldurada que recorre a media altura todo el perímetro mural de la iglesia. Los brazos del transepto de cubren con sendos tramos de cañón, mientras que el crucero propiamente dicho recibe una cúpula sobre pechinas.

Al exterior llama poderosamente la atención el volumen de la casa parroquial, así como la torre, de planta cuadrada, fuste corto y con huecos de medio punto para las campanas, que se cobijan mediante un tejado en pabellón. Descansa esta torre sobre el pórtico, como ya se ha señalado más arriba, que consta de dos tramos de bóveda de arista. Bajo este pórtico se encuentra el acceso al templo, que consta de una simple puerta adintelada.

El retablo mayor, que preside el interior del templo, va dedicado a San Pedro, y es barroco de la segunda mitad del siglo XVII. Su traza comprende banco, un cuerpo con tres calles, y ático entre aletones rematado con una cartela con cabeza de querubín. Se organiza mediante pilastras y columnas salomónicas de orden compuesto. Las tres hornacinas del cuerpo central albergan, respectivamente, un San Miguel renacentista del XVI, la imagen titular de San Pedro, ataviado como pontífice y sedente, de la misma época, y un San Francisco Javier del XVIII. En el ático, un Calvario también barroco y del XVIII.

El retablo de la Virgen del Rosario se encuentra en el brazo norte del transepto, y puede datarse como del siglo XVII, de estilo barroco. Consta de banco, un único cuerpo con hornacina y ático. Se articula mediante dos columnas salomónicas de capitel compuesto. La talla titular es barroca del siglo XVIII. En el ático, una talla de San Ramón Nonato, del siglo XVII y también barroca.

En el brazo meridional del transepto encontramos el retablo de la Dolorosa, de la misma época que el arriba descrito, y que además presenta idéntico diseño. La imagen titular es moderna, pero en el ático hay una talla de San José con el Niño barroca del siglo XVIII.

En la Casa Parroquial se custodian otras tallas de los siglos XVII y XVIII (San Esteban, San Pedro, San Juan Evangelista), así como doce lienzos firmados por Francisco Palacios, pintor madrileño que fue discípulo del gran Velázquez. Representan a los Doce Apóstoles, y se sabe que fueron restaurados por Severiano Martín, en 1853.

Joseba ASIRON SAEZ (2007)