Vizcaya - Bizkaia. La Casa de Juntas de Avellaneda en ruinas, según una foto del último cuarto del siglo XIX. Juan Mañé y Flaquer, en su obra El Oasis. Viaje al país de los fueros (vol. 3 Vizcaya, 1880), dice lo siguiente: La primera población que atravesamos es Avellaneda, situada en una eminencia al lado occidental de la antigua torre de su nombre. Avellaneda era el pueblo político de las Encartaciones, la aldea foral, el símbolo de sus libertades y franquicias, porque en su recinto se alzaba el árbol bajo el cual se congregaron los primitivos encartados para tratar de las cosas de su república. Más tarde, al lado de este árbol, se construyó la casa consistorial en que celebraban sus juntas las de merindad, de manera de las de Durango, que como hemos visto, se reunían bajo el árbol de Gueradiaga. Aquí residia tambien el teniente general de las Encartaciones, letrado de nombramiento real que conocia y juzgaba en primera instancia de todas las causas civiles, crim