Kontzejuak

ALKOTZ

Urbanismo y construcciones civiles

Alkotz se levantó en una ligera colina, en cuya parte más alta se alza aún la iglesia, y desde donde se fue extendiendo hacia el llano, prolongándose hoy en día a ambos lados de la carretera en un espacio que poco a poco se ha ido colmatando de casas. El lugar tiene hoy un magnífico estado de conservación, gracias al esfuerzo de los vecinos y seguramente también al impulso dado por alguna fábrica, así como algunos establecimientos de hostelería muy conocidos en la comarca y en Pamplona.

A la entrada del pueblo encontramos, en primer lugar, la Residencia P. Zegri, regentada por las Hermanas Mercedarias de la Caridad. Tras una cerca de piedra y una cancela de hierro se accede a un amplio y cuidado jardín que sirve de marco para el edificio, al queda lustre y porte. La residencia propiamente dicha ocupa un edificio de estilo ecléctico de semisótano más tres alturas, con dos cuerpos laterales unidos por una fachada perforada por numerosos y amplios vanos. El acceso, tras una escalinata, se abre en el centro de una galería de arcos de medio punto, mientras que los pisos superiores se iluminan mediante ventanas. Corona la fachada una sencilla espadaña.

Enfrente de la residencia un grupito de casas forma una suerte de barriada, en la que la mayoría de las casas, muy arregladas, no parecen ser muy antiguas. Una de ellas, junto a la carretera, tiene planta rectangular con tres alturas y tejado a dos aguas. El muro, enlucido, tiene cadenas de sillar en esquinas y enmarques de los vanos. Las ventanas son rectas, mientras que la puerta se abre mediante arco rebajado, y la fachada se corona con una balconada ligera que la atraviesa de parte a parte. Otra casa, muy reformada, tiene una puerta con visos de antigüedad, compuesta por un arco de medio punto de dovelas cortas y un tanto desiguales, que llevan la rosca ricamente moldurada. También interesante es la casa "Pedrorena", un edificio de aspecto dieciochesco marcado con el número 41, que repite tratamiento de muros y vanos, luciendo en lo alto una balconada que aprovecha para su cubrimiento el alero de la propia casa.

Algo más adelante y en la acera opuesta, nos encontramos con "Josheperena", que reproduce un modelo muy conocido de casa rural vasca. Su fachada se abre en planta baja por dos ventanitas, que centran una puerta de medio punto. Encima, la primera planta muestra tres ventanas iguales, de traza recta, mientras que en lo alto, bajo el caballete, una cuidada balconada corona el conjunto, bajo tejado a doble vertiente. Muy cerca, otro caserón de gran desarrollo en planta y que muestra alguna importante ampliación, repite características ya antes citadas, pero incorpora una galería lateral de impresionante tamaño, sobre pies derechos de madera y estructura superior del mismo material. Para cubrirla se ha prolongado el tejado de la propia casa.

Algo más adelante, el casco urbano propiamente dicho se abre con una casa de aire decididamente palaciano, que ha sido además reformada de manera sabia, combinando hábilmente los elementos tradicionales con algún detalle innovador. Tiene tres alturas más desván, y se cubre con tejado a dos aguas de gran desarrollo. El muro lleva un enlucido muy cuidado, en color crema claro, que salva de forma selectiva las zonas del muro donde el sillar tiene mejor labra, incluyendo arcos, jambas y dinteles, así como un zócalo bajo y la parte izquierda del muro. Las ventanas, abiertas de manera un tanto anárquica, responden más a la lógica de la distribución interior que a cuestiones de simetría o equilibrio externo. Son todas ellas rectas, pero muestran diferentes tamaños. La puerta es, en cambio, un arco de medio punto con la rosca moldurada con una media caña. En la clave se labraron una flor y una especie de ave bicéfala muy esquematizada. Este tratamiento de los muros se repite en los hastiales laterales, aunque cambia ligeramente en la fachada que da hacia el pueblo, pues aquí el enlucido salva, además de esquinas y enmarques, toda la primera planta. En esta segunda fachada, que va precedida de un pequeño pero bien cuidado jardín, hay un arco de acceso de gran tamaño y perfil de medio punto, con diecinueve dovelas largas que llevan decoración a base de recuadros en relieve, alternativamente rectangulares y elípticos, decoración que se prolonga en las jambas. Los salmeres van resaltados a modo de imposta moldurada. En lo alto, la fachada va cruzada por una balconada ligera en hierro, que no obstante conserva aún algo de la estructura de madera.

Sin duda de menores pretensiones es la casa "Sastrerena", aunque compone un conjunto atractivo y bien cuidado. Tiene cuatro alturas y tejado a dos aguas, con los muros enlucidos muy cuidadosamente y en la forma habitual. Las ventanas se disponen de manera un tanto desordenada, y la puerta va adintelada con un único bloque monolítico. A continuación, "Bastagillena" nos recuerda vivamente a algunas casas de la zona de Goizueta por su enlucido, de un blanco inmaculado y con cal aplicada en profusión, que entra en bello contraste con los sillares oscurecidos de enmarques y esquinas. Los vanos son rectos incluida la puerta, que tiene un dintel adovelado.

Cerca, casa "Etxeberria" es un bloque cúbico de carácter claramente dieciochesco y palaciano, posible solar natal del indiano Felipe Iriarte, enriquecido en Méjico pero que no olvido su Alkotz natal, y que a lo largo de su vida favoreció a diversas iglesias navarras con estipendios económicos y envío de obras de arte. Su planta es cuadrada y tiene tres alturas, rematándose con un elegante tejado a cuatro aguas. En su fachada principal, los pisos se separan por impostas molduradas, y los vanos son cuadrangulares, a excepción de la puerta, que consta de un portalón de medio punto con la rosca moldurada, que apoya en sendas pilastras de gusto vagamente clasicista. En el eje principal, además de esta puerta, se dispone una ventana y un escudo rococó con abundante decoración de rocalla, propia de la época. Por encima de este escudo se lee la inscripción: ESTA CASA LA YZO/ Dn FELIPE DE YRI/ ARTE AÑO 1763. Las fachadas laterales siguen más o menos las pautas reseñadas, pero en el hastial opuesto al ya descrito encontramos otro acceso, precedido como el anterior de una zona ajardinada. Aquí encontramos un arco de medio punto en la planta baja, en este caso sin moldura, tres ventanas iguales en la segunda, que llevan antepechos moldurados, y una airosa balconada de madera en la planta superior, que se cubre con el alero de la propia casa.

Casa "Alpargatero" muestra un tipo más popular, aunque con una atractiva galería porticada de dos pisos, y con el aliciente de que conserva, en uno de los laterales, un antiguo horno de pan, con su bovedilla exterior con tejadillo, estructura de madera y jabalcones para el apeo de los empujes, que son absorbidos por el muro de carga. Más adelante nos encontramos con la casa parroquial, que tiene una fachada que repite las características más comunes en la zona. Su elemento más valioso y original es, un balcón de madera con visos de antigüedad, de tosca, oscura y pesada estructura de madera. Se trata de un componente arquitectónico de gran valor, pues nos informa del aspecto que antiguamente tenían muchas fachadas de la mitad norte de Navarra, al recibir estas estructuras en madera. Aportarían sin duda riqueza volumétrica y cromatismo a las blancas fachadas, cosa que las ligeras balconadas de hierro y hormigón que difícilmente pueden hacer.

De nuevo junto a la carretera, encontramos una casa de planta rectangular y tras alturas, cuyo caballete es paralelo al lado más largo del rectángulo. Este tejado, de gran desarrollo, nos recuerda al tipo tan repetido en algunas casas del corredor de Sakana-Arakil, similitud que también afecta al aspecto de su fachada, donde sólo se abren ventanas y la puerta, sin balcones ni otros elementos de madera. El alero, de amplio vuelo, entronca en cambio decididamente en la arquitectura de la Ultzama. La puerta es de medio punto, y el resto de los vanos cuadrados. Muy cerca encontramos otra casa, de planta marcadamente rectangular, con vanos enlucidos con las sabidas excepciones, tres alturas y tejado a doble vertiente. La puerta es de medio punto, las ventanas cuadradas, y tiene un mirador de nueva factura en la propia fachada, protegido por un machón que sobresale del muro, y que soporta además el peso del balcón y del alero.

Junto a la iglesia hay una casa de tres alturas y tejado a dos aguas, cuya fachada va hoy en mampostería, aunque es de suponer que originariamente estaría debidamente enlucida. Las ventanas son rectas, a excepción de sendas ventanitas abiertas en el piso superior, y que llevan arco conopial, rara avis en la arquitectura de la zona. En cuanto a la puerta, es de medio punto, el modelo más común en el valle, con 15 dovelas y rosca ricamente moldurada con baquetones y una cenefa dentada. Frente a ella, una casa muy arreglada y empleada a día de hoy como establecimiento de hostelería presenta planta rectangular y tres alturas bajo tejado a doble vertiente. Los muros van en mampostería con cadenas de sillar, y el piso superior llevan enlucido. El arco de ingreso es de medio punto, y el resto de vanos son rectos. En lo alto, una balconada de madera cruza la fachada de lado a lado. Uno de los muros laterales sobresale en la fachada, creando una suerte de contrafuerte que protege la propia fachada de los elementos.

Ya en las afueras del pueblo, "Martikorena" es una elegante y cuidada casa, cuya fachada podría pasar como modelo para uno de los arquetipos de caserío vasco. Tiene tres alturas más desván, y se cubre con un tejado a doble vertiente que se proyecta con saliente alero. Los muros llevan un enlucido blanco, bastante volumétrico, que salva esquinas y enmarques, así como un zócalo en la planta baja. En el primer piso se abre un arco de medio punto con la rosca sin moldurar, flanqueado de dos ventanitas y una pequeña puerta de carácter auxiliar, sin duda moderna. La primera planta lleva tres ventanas iguales, de las cuales la central lleva debajo una moldura con bolas talladas. Por encima, una elegante y vistosa balconada, que conserva aún parte de su estructura de madera. En uno de los laterales hay una hermosa galería porticada, de dos pisos y con su propio tejado, enteramente en madera. Cerca encontramos varias casas, como la llamada "Matxindrorena", de desarrollo horizontal, con dos alturas y gran tejado, al modo de las casas de Sakana-Arakil. Hay también tres casas que se alinean formando una embrionaria calle, aunque se separan por angostas "artekas". Llevan igual tratamiento de muros, enlucidos y con las excepciones habituales, y dos de ellas tienen arco de medio punto, siendo el tercero de los accesos adintelado. Por último, en un promontorio a la derecha de la carretera, encontramos dos casas en alto, de las cuales la llamada "Zurginenea" presenta tres alturas más tejado a doble vertiente. Los muros llevan el tratamiento más habitual en la zona, y la puerta va con arco rebajado, siendo el resto de los huecos cuadrangulares. El piso superior va cruzado por una balconada ligera. En uno de los laterales se ha expuesto una sierra de carpintero de notables dimensiones, haciendo honor a la etimología del nombre de la casa.

Ermitas

Pérez Ollo cita una ermita, conocida como Salbatore o la Ascensión. Al parecer fue demolida, y la imagen titular se trasladó a la parroquia.

Parroquia de San Esteban

Se trata de un templo del siglo XVI, época de la que se conservan fundamentalmente los muros perimetrales, pero que sufrió importantes modificaciones posteriores. En el siglo XVIII se rehizo la portada y tras los desperfectos sufridos en la Francesada, el arquitecto pamplonés Florencio Ansoleaga llevó a cabo una profunda reconstrucción, terminada en 1880, que afectó a las cubiertas.

Muestra planta de cruz latina, con una única nave separada en cuatro tramos, ancho transepto que se marca en planta y cabecera poligonal. En el lado de la Epístola se adosa un pórtico cerrado de planta irregular, mientras que a la cabecera se adosa por el lado del Evangelio la sacristía, que tiene una planta también irregular. Por último, al muro de los pies se yuxtapone la torre, de planta cuadrada, que alberga en su interior una escalera para acceso al cuerpo de campanas.

Los muros llevan al interior un enlucido que simula el despiece de sillares. Al exterior, por contra, muestran una apreciable labor de cantería, con sillares menudos pero bien trabajados. El pórtico y la torre llevan, por otra parte, paños con enlucido y cadenas de sillar. Los muros del templo se perforan además con ventanas de medio punto que permiten la iluminación interior de la fábrica, y que se localizan en el muro de la Epístola y en el de los pies.

La nave se cubre con bóvedas de lunetos de tradición barroca, modelo que afecta también a los brazos del transepto y a la cabecera. Los tramos se separan mediante arcos fajones de medio punto, que apean en ménsulas encastradas en el muro. El crucero recibe una bóveda vaída sobre pechinas, mientras que la sacristía presenta un simple cielo raso.

Al exterior, reparamos en primer lugar en la torre, que presenta un fuste esbelto de traza cúbica, rematado por un cuerpo de campanas neogótico. El pórtico, fechado en 1897, es de estilo neogótico, tiene planta irregular con cuatro lados. Sus muros van enlucidos, con cadenas de sillares en esquinas y enmarques, y se abre mediante una serie de arcos apuntados, uno de los cuales, rasgado, hace las veces de puerta de acceso. Este pórtico cobija la puerta propiamente dicha, de estilo barroco, que consta de un arco de medio punto con tres arquivoltas ricamente molduradas, que apean en pilastras con pedestal y fuste cajeado, y que llevan capitel corrido.

El presbiterio va presidido por el retablo mayor, bajo la advocación de San Esteban. Tiene una traza moderna, de corte neorrenacentista, aunque aprovecha imágenes anteriores, procedentes de un retablo romanista bien documentado pero hoy lamentablemente desaparecido. Consta esta traza de banco, tres calles de tres pisos y ático. Todo ello articulado con entablamentos y columnas toscanas y jónicas. En cuanto a la escultura, registramos relieves de San Ambrosio y San Agustín, ataviados como obispos y sedentes, en el banco, y en el primer piso relieves de María Magdalena y Santa Apolonia, flanqueando al San Esteban titular, en bulto. En el segundo cuerpo hay relieves de San Miguel matando al dragón y San Antonio Abad, flanqueando la imagen de la Virgen con el Niño, y en el ático el Calvario con un Crucificado de adscripción romanista.

En el lado del Evangelio se ubica el retablo de la Virgen del Rosario, que consta de una traza neobarroca e imaginería moderna. Destaca la imagen titular, que es una talla de origen al perecer filipino, sufragada por algún emigrante local, de los que se enriquecieron en las colonias españolas en lo que Caro Baroja llamó "La hora navarra del XVIII". Pudo ser el propio Felipe Iriarte, natural de Alkotz y residente en Méjico, que ya había ofrecido a varias iglesias navarras obras de arte de Ultramar, incluida alguna pieza filipina. Cerca se encuentra una pila bautismal moderna, realizada en 1903 en mármol, así como un retablito neogótico presidido por un Crucificado también moderno.

En el lado de la Epístola observamos el retablo de la Virgen de Belate, de traza moderna, aunque alberga un Santo Obispo renacentista. Va presidido por la Virgen de Belate, que fue trasladada aquí cuando el monasterio fue destruido en la Francesada. Se trata de una imagen de reducido tamaño, que sigue modelos barrocos. Representa a la Virgen de pie, sosteniendo al Niño en su brazo izquierdo, mientras abre el espacio con su otra mano. Acusa cierta rigidez en los plegados y el movimiento resulta algo congelado.

En la sacristía se custodia una buena colección de objetos de culto en plata, así como un armario barroco.

Joseba ASIRON SAEZ (2007)