Monarkia eta noblezia

Alfonso VI de Castilla

Rey de León desde 1065 y de Castilla desde 1072 y primo del rey de Navarra. Sus primeros tiempos, muy tortuosos y turbios, los pasa en luchas fratricidas por el predominio sobre León o Castilla. Las circunstancias le llevan al trono de ambos reinos y de Galicia. Lindante con sus dominios, el estado navarro comprende las tierras de Álava, Bureba, Bizkaia, Gipuzkoa, Rioja y Pamplona, y se halla regido por Sancho IV Garcés. Dentro de sus dominios surge la figura del caballero Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid, con quien se enemista mortalmente. Para llevar a cabo sus planes, de tipo imperialista, encarcela a su hermano García, despojándole del reino de Galicia. Con respecto a los vascos sus intenciones no eran mejores. Heredó de su padre Fernando el designio de expansionarse por las tierras occidentales vascas, especialmente las burebanas. Ya en 1072, apenas a los dos años de subir al trono, acecha de tal modo las fronteras vascas, que en San Millán se tomaban medidas de precaución con los peregrinos que llegaban en gran afluencia.

El 4 de junio de 1076, con el asesinato de Sancho IV Garcés en Peñalén, queda al descubierto un complot nunca esclarecido totalmente. Los asesinos, sus hermanos D. Ramón y D.ª Ermesenda, contaban con la complicidad de la nobleza. No ha podido esclarecerse quién urdió el crimen, pero lo cierto es que Alfonso VI recibe con honores en su Corte a ambos hermanos y no tarda mucho en apoderarse de los infantes para impedir la continuidad en la sucesión de la corona. Alfonso VI de Castilla y Sancho Ramírez de Aragón caen sobre el reino llevando a cabo un reparto mediante el cual la parte occidental quedaba anexionada al castellano y la oriental al aragonés. La entrada de Alfonso en Rioja fue tan fulminante que parece indicar un conocimiento cabal del complot. Cinco semanas después del asesinato estaba ya en Calahorra. Entró, además, a título de vengador del asesinato de Peñalén. Mientras dispensa honores públicos a los asesinos en la Corte, no dudó en estampar estas palabras condenatorias en el texto del Fuero de Nájera otorgado por él en el misma año 1076:

Habiendo sido muerto por fraude impísima el rey D. Sancho, hijo del esforzadísimo rey D. García. Yo, D. Alfonso, hijo del rey D. Fernando, sucedí en el Reino.

En Nájera, se hace proclamar rey en presencia de los hijos de los infantes herederos privados de ese modo de sus derechos. Aprovechando el desconcierto y desorientación de los navarros, llegó a ocupar Puente la Reina y Sangüesa. Pero simultáneamente el aragonés había hecho lo propio, le obligó a retroceder y quedarse con las tierras más occidentales mientras él, Sancho Ramírez, era proclamado rey en Pamplona. A su muerte en 1109, con el casamiento de su hija Urraca con Alfonso I el Batallador, volvía Navarra a recobrar sus fronteras occidentales de los Montes de Oca. Durante su reinado, como queda dicho, restauró los fueros de Nájera en 1076. Hacia 1077 reconoció a San Millán la propiedad y señorío de las villas de Sagredo, Terrazas y Rehoyos, dadas anteriormente por Sancho el Mayor; en 1087 otorgó al mismo monasterio, el de San Sebastián de Ojacastro, y, en 1091, le agregó el de San Andrés de Astigarribia con todas sus dependencias y derechos.

  • ORTUETA, Anacleto de. Nabarra y la unidad vasca. Barcelona, 1931, 209-230.