Arquitectos

Rucabado Gómez, Leonardo

Arquitecto. Nació en Castro Urdiales (Cantabria) el 25 de febrero de 1875. Falleció en Castro Urdiales, a consecuencia de la conocida como gripe del 18, el 11 de noviembre de 1918.

Hijo de Avelina Gómez y Bernabé Rucabado. Su padre, al regreso de América, estableció algunas industrias de madera y hierro en Castro. Realizó sus primeros estudios en el antiguo colegio de Manzanedo en Santoña, Santander, y después en el Instituto Cardenal Cisneros. Realizó el Bachillerato en el Instituto de Bilbao, finalizando en 1891.

Ese mismo año marchó a Barcelona a estudiar arquitectura, y también estudiaría ingeniería industrial. En el área arquitectónica ya han comenzado a aparecer en Barcelona obras fundamentales, como son el Palacio Güell de Gaudí, la Bodega Garraf de Berenguer y algunos trabajos de Domenech i Montaner. El artículo "En busca de una arquitectura nacional" que este último publicó en La Renaixença, planteaba una cuestión que más tarde se haría casi obsesiva para Rucabado. Rucabado fue uno de los pocos privilegiados que disfrutaron de esta primera Escuela de Arquitectura de Barcelona fundada en 1875. Contó con profesores como Elías Rogent, Domenech y Montaner, Juan Torrás y August Font, además de otros que procedían de la desaparecida Escuela de Maestros de Obra. Serán ellos los que marquen las principales influencias en la arquitectura de Rucabado, al menos en los primeros años. Son destacables la precisión en el uso de la topografía, el buen conocimiento de las técnicas de dibujo y el planteamiento serio de los procedimientos de composición que supieron impartir. Así, observamos en la obra de Rucabado una gran precisión a la hora de dibujar los detalles constructivos, poniendo especial énfasis en los decorativos. En Barcelona también se había hecho eco de los movimientos por William Morris y los Arts-and-Crafts de Inglaterra, combinándose allí con la atmósfera de romanticismo que había envuelto a Europa durante el siglo XIX. Todo ello llegará de la mano de Viollet-le -Duc y de otros autores, teniendo las teorías medievalistas y románticas un gran éxito en Barcelona. Como consecuencia de esto, comienza a notarse una gran preocupación arqueológica. Con este trasfondo obtendría Leonardo Rucabado su título de arquitecto, el 3 de septiembre del año 1900.

Terminados sus estudios, se establece en Bilbao con su mujer Enma del Sel, y se pone a trabajar bajo la tutela del arquitecto bilbaíno Severino Achúcarro. Así comenzaba la primera etapa profesional de Rucabado, etapa ecléctica influenciada por el Modernismo catalán y otras corrientes. Achúcarro sería quien pusiera en contacto con la familia de los Allende al joven arquitecto, para quien realizaría varios encargos en adelante. Por otro lado, en 1903 es nombrado profesor auxiliar por oposición de las asignaturas de Física Industrial, Mecánica Aplicada y Tecnología Mecánica, y también se encargó de las enseñanzas de Dibujo en la Escuela de Ingenieros Industriales de Bilbao. Como arquitecto trabajó estos primeros años en algunos proyectos no construidos en Castro Urdiales. Recibió el título de Ingeniero Industrial en febrero de 1905.

En 1907 participó como parte de la Comisión de Temas en el IV Congreso Nacional de Arquitectura celebrado en Bilbao, y también asistió en 1908 al VIII Congreso Internacional de Arquitectura en Viena. Durante estos años realizó varios proyectos en el barrio de Indautxu de Bilbao, como la Iglesia del Carmen, varios chalets y un frontón para la familia Allende, y la plaza de toros para el Marqués de Villagodio. Rucabado es uno de los arquitectos que más contribuyó en la construcción del Ensanche de Indautxu, compuesto por edificios de muchos estilos diferentes. Y es que Rucabado, en su primera etapa artística, está sujeto a una clientela rica y caprichosa que sigue los dictados de la moda, y a la que el estilo ecléctico del arquitecto satisface perfectamente.

Esta primera etapa duraría hasta los años 1909-1910. En la segunda, su arquitectura, hasta entonces de carácter modernista y anglófilo, cambiará radicalmente, y no sólo se cuestionará su obra sino, incluso, su postura vital. Rucabado hace suyo un nuevo lenguaje regionalista, y lo proclamará por encima de cualquier otra corriente arquitectónica. En adelante su andadura profesional se centraría en el estudio, la práctica y la defensa de la arquitectura montañesa tradicional, que fue por lo que se dio a conocer. Entre los motivos por los que dio este giro radical están la lectura de los textos de Escalante, Pereda y Menéndez Pelayo por un lado, y el punto de vista conservador de los arquitectos que trabajaban por un Nuevo Estilo Nacional español, como Lampérez y Cabello Lapiedra, por el otro. Además, aún estaba en el aire el afán reivindicativo nacionalista de la generación del 98 madrileña, que se reflejaba en todas las áreas artísticas.

A partir del año 1909 estas influencias lanzan al arquitecto a iniciar una profunda investigación sobre la arquitectura montañesa, realizando excursiones por toda su provincia. Así, Rucabado buscaría racionalidad y belleza en la aparente sencillez de la arquitectura popular, defendería la cultura tradicional, pero sin dejar a un lado la importancia que otorgaban los arquitectos de su generación al detalle ornamental. Investigó, dibujó y retrató las torres, las casonas y las viviendas rurales de toda Cantabria, la mayoría pertenecientes a los siglos XVII y XVIII. Con todo el material recopilado durante tres años, y con unos nuevos proyectos suyos, se presentó al concurso "La Casa Española" de la Sociedad de Amigos del Arte en Madrid, celebrado en 1911, y obtuvo el primer premio con su proyecto "Palacio para un Noble en la Montaña". Ese mismo año su obra sobre la arquitectura montañesa se expuso en Santander. En 1912 dio tres conferencias en el Instituto Carvajal de la misma ciudad, que le brindaron la oportunidad de dar a conocer y discutir sus ideas sobre la arquitectura, y que llevarían por título: "Tradicionalismo en la Historia de la Arquitectura", "Inventario de la vieja Arquitectura doméstica Montañesa", y "Arquitectura doméstica contemporánea".

El mismo año fue nombrado Académico de Bellas Artes de San Fernando, y en 1913 obtuvo la medalla de oro en la Exposición Nacional de Bellas Artes. El siguiente año fue nombrado Profesor Numerario de Dibujo en la Escuela de Ingenieros Industriales de Bilbao. El chalet "Sotileza" de Castro Urdiales y el chalet para Manuel Morales en Noja son obras de estos años, y también continuó trabajando para la familia de los Allende, ya con su renovado estilo arquitectónico montañés.

En 1915 se celebró en Madrid una serie de ponencias, organizadas por la asociación de Arquitectos de Vizcaya, entre ellas la titulada "Orientaciones para el resurgimiento de una Arquitectura Nacional" de Rucabado, y lo repetiría junto con Aníbal González, su compañero de la escuela regionalista de Sevilla, en el VI Congreso Nacional de Arquitectura celebrado en Donostia. También este año obtiene la Medalla de Oro en Bruselas, con un chalet proyectado en Torrelavega (Santander).

Los proyectos de más relevancia realizados en los próximos años son la Iglesia de San Vicente en Corrales de Buelnan (Santander), las viviendas de la Plaza Canalejas de Madrid (también por encargo de los Allende) y la Biblioteca y el Museo Municipal Menéndez Pelayo de Santander, dos obras que no pudo ver finalizadas. La Biblioteca Menéndez Pelayo es una de las obras más destacables de Rucabado, de estilo neoclásico afrancesado y estética historicista. En 1982 fue declarado patrimonio de Interés Cultural.

En 1917 presenta a la Exposición Nacional su trabajo "Instauración arquitectónica con características de tradición regional de la provincia de Santander", compuesto por 9 planos, 12 acuarelas realizadas por el pintor Arteta basándose en la obra del propio Rucabado, 13 fotografías y un álbum de apuntes. La colección comprendía un conjunto de modelos de arquitectura montañesa de los siglos XVII y XVIII. En 1918 recibe la medalla primera de la Exposición de Bellas Artes. En sus últimos años trabajó en la edición de un libro sobre arquitectura montañesa, que tampoco pudo ver terminado.

Las ideas de Rucabado influyeron en un grupo de arquitectos entusiasmados con sus teorías, como González-Riancho, Bringas, Lavín del Noval, Fernández Quintanilla, Lastra y otros. Su legado más importante es, sin embargo, la reivindicación del respeto y el estudio de una cultura arquitectónica propia, que se encontraba en proceso de degradación. En 1924, en el X Congreso Nacional de Arquitectos, celebrado precisamente en Santander, se continúa la misma línea con la discusión sobre la intervención de los arquitectos en las construcciones rurales, dedicándose un recuerdo emocionado a la figura ya desaparecida de Leonardo Rucabado.