Religiosos

San Martín Burgoa, Antonio de

Presbítero, escritor y uno de los primeros preceptores del Real Seminario Patriótico de Bergara. Nacido en Lekeitio (Bizkaia) y no en Ondarroa, como supone Juan E. Delmas en el artículo que le dedica en su Biografía universal de claros varones de Vizcaya (Bilbao 1970, p. 174), hijo de lekeitiarra y de un bergarés oriundo de Francia.

Junto con su hermano Pedro María de San Martín Burgoa, el cura párroco de Lekeitio que dejará alguna huella en los archivos de Inquisición como reincidente en las prácticas de flagelación de sus dirigidas, estudió algún tiempo en la vecina nación, profesando las Buenas Letras, Física y Matemáticas. El cura lekeitiarra aparece en buena hora como individuo de la Real Sociedad Bascongada de los Amigos del País, presentándolo los Extractos de sus Juntas Generales, de 1776 como "beneficiado de Ondarroa, lleno de celo, instrucción y conocimiento" y afanado en sacar adelante una fábrica de hacer botones (p. 52). Pero no pararon en eso los empeños de nuestro beneficiado dentro del cuerpo de la Sociedad Bascongada. Sabemos, así, que en las Juntas de 1776 fue nombrado por la Comisión de Institución como "maestro principal" de la Escuela Provisional que habían echado a andar los Amigos, como un paso previo al advenimiento del Real Seminario Patriótico; nos consta, asimismo, que ejerció en ella como maestro de Física experimental. A la verdad, no pudo aguantar mucho el inquieto beneficiado de Ondarroa la monotonía gris de las largas jornadas escolares de Bergara, pues vemos que en las Juntas Generales de la Sociedad, del año 1778, se leyó su memorial de despedida, en el que alegaba motivos de salud y la necesidad de atender negocios domésticos.

Aparte su docencia en el Seminario de Bergara, el beneficiado ondarrés se dio a conocer como el autor de un escrito, con el que salía al paso de dos cartas que se publicaron en el periódico Espíritu de los mejores diarios que se publican en Europa, titulada una "Carta de un guipuzcoano a dos paysanos suyos sobre el estado actual de la agricultura, industria y comercio de su provincia" (15 de junio de 1789, n. 185) y la otra "Mendiarte. A los autores del Espíritu de los mejores diarios", firmada por Mariano Aguirre (17 de agosto 1789, n. 197). La obra de San Martín llevaba este largo título: El Labrador Vascongado, o antiguo agricultor español. Demonstración de las mejoras de que es susceptible La Agricultura en las Provincias Vascongadas y de las grandes ventajas que se podrían lograr en todo el reino observando las reglas de la antigua labranza, Madrid 1791, 280 pp. en 8.°. No vamos a detenernos aquí en el examen de la obra, de cuyo contenido ofrece una breve exposición la Biblioteca del Bascófilo, de Allende-Salazar (Madrid 1887, n.° 646). Sólo queremos destacar aquí el fabuloso optimismo de nuestro beneficiado ondarrés que, con un celo reformista típicamente dieciochesco, se mete a arbitrar programas de redención del agro y trata también de estimular a los párrocos para que se conviertan en difusores de las "Luces y máximas útiles" que, aplicadas, podrían acabar con el secular problema. En definitiva, una versión vasca, digna y correcta, del tipo de abate ilustrado que entonces se dio un poco por todas partes, y que quería convenir el púlpito en expendeduría de recetas sobre cómo abonar mejor los campos o atajar una epidemia de ganado.

Ref. Luis F. Larrañaga: "Actitud del Clero Vasco frente a los empeños renovadores de la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País", en Boletín de la Real Sociedad Vascongada de los Amigos del País, 1969, pp. 99-102.