Literary Figures

Etxepare, Bernart (1480?-1560?)

1480?-1560?.

Bernat Etxepare es el autor de Linguae Vasconum Primitiae (1545), el primer libro publicado en euskara. El número de textos incluidos en su obra es escaso, solamente quince poemas -catorce según los últimos estudios pues un texto que se suponía independiente ha resultado ser el final del poema anterior- pero a pesar de que la publicación de una única obra pueda interpretarse como síntoma de escasez, el hecho de haber sido el primero en un entorno literario bastante limitado hasta el siglo XIX, despertó la atención entre escritores e investigadores, compensando de algún modo la escasez de datos en cuanto a su biografía.

Aún así, podemos decir que no faltan precisiones en cuanto a Bernat Etxepare tanto en el ámbito personal como en su faceta de escritor. Según J. B Orpustan (1996, pg.33) fue, en su época, persona conocida y de primera magnitud, que conoció en su totalidad el Reino de Navarra, aunque no haya en sus escritos referencia alguna a este ni a su división ocurrida en 1512. Una larga pero no suficientemente documentada tradición sitúa su origen en Sarrasketa, sin embargo en sus escritos el poeta ensalza Garazi como lugar de procedencia:

"O heufcara lauda ezac garacico herriaCeren hantic vqhen baytuc beharduyan thornuya" (Sautrela, 2-3)

Al parecer, su nacimiento ocurrió en una de las casas que en la Edad Media se conocían como "etxagapare", denominación que usualmente tomaban en la época las casas nobles de la zona.

Esta falta de precisión no es más que la primera entre la multitud que rodean su figura, puesto que no se conoce, ni la fecha de su nacimiento, se cree que sucedió entre 1470 y 1480, ni la de su muerte. Otro tanto ocurre en torno a su vida académica. En opinión de J. Orpustan, (1996), pudo haber realizado sus estudios en Baiona, sede del obispado, o bien en alguna otra ciudad del sudoeste, incluso en Pamplona capital por entonces del Reino de Navarra. Por otro lado, según la misma fuente, se menciona un Bernard d'Etchepare, de Sarrasketa, -tal vez el poeta a decir de Orpustan- como testigo en la boda de Tristan d'Ahaxe el 5 de agosto de 1505. En un documento español datado el 27 de marzo de 1518 se menciona a "Bernar de Chapare Rector de San Miguel", nombrado para tal cargo en 1516 -año del fallecimiento del destronado rey de Navarra Jean d'Albret- tal como reza en la portada de la edición de 1545 de Linguae Vasconum Primitiae:

"Dominum Bernardum DechepareRectorem sancti michaelis veteris"

En otro documento español sin datar, que menciona la vacante en el obispado posiblemente, por tanto, del período 1520 a 1530, se menciona el nombramiento del señor Etxepare como vicario de Behenafarroa en las cercanías de Bayona a pesar de la ilidad del clero de la zona por cuestiones de juego y otros desórdenes, por lo que se solicitó que fuera desposeído de su cargo. A pesar de ello, en el documento se le menciona como un fiel servidor del rey y persona de gran valía para las letras y otras virtudes de buena fama.

Al parecer data de esta época el hecho que el poeta menciona en su poema "Mossen Bernat Echaparere cantuya", y al que no se refiere en ningún otro lugar, esto es, haber sido denunciado ante el rey de Navarra, y, tras ser requerida su presencia en Bearne, encarcelado por su fidelidad hacia el rey de España. En cualquier caso, sin ninguna duda, el encarcelamiento no se prolongó mucho tiempo. En 1533 se menciona de nuevo un Bertrandus de Chaparre rector sancti Michaelis veteris, seguramente el poeta a pesar de la errata que figura en el nombre. Esta es la última mención anterior a la publicación de su obra en 1545. Por último en 1559 se vuelve a citar a maestre bernard de echapare como testigo en el juicio por los desperfectos acaecidos en la abadía de Roncesvalles.

Según Andrés Urrutia (1996, pg. 85) el hecho de situar a Etxepare en su contexto histórico, supone preguntarse por la época de transición entre la Edad Media y el Renacimiento, a pesar de que no sepamos, puesto que el poeta no hace ninguna referencia a ello, cómo vivió el clérigo-poeta el acercamiento al nuevo concepto de Humanismo aportado por el Renacimiento y otros muchos cambios acaecidos en su entorno a nivel histórico y político; por ejemplo, la conquista de Navarra por la corona de Castilla con la fragmentación y la reducción del reino de Navarra que supuso, además de la expulsión de los reyes de Navarra de los territorios peninsulares de su reino. Etxepare es hombre de encrucijada que presencia cómo las antiguas estructuras de la Edad Media, dan paso a otras nuevas -la unión de los reinos de Castilla y Aragón, la fragmentación del reino de Navarra y el fortalecimiento del reino de Francia. Por tanto, los primeros años del siglo XVI son momentos de una vivacidad especial en la organización de los estados en los reinos de España y Francia, que rodean al pequeño reino de Navarra.

Hasta ahora al menos, B. Etxepare es el autor del primer libro escrito y publicado en euskara, a pesar de que Patxi Altuna (1979) en su tesis afirma que la edición de 1545 que hoy día conocemos no es la única. En opinión de Altuna existió, con anterioridad, otra edición de Linguae Vasconum Primitiaae tal como lo demuestran la diferencia de métrica en algunas estrofas y la petición que el impresor dirige al rey para que se prohíba la venta de cualquier otra edición a excepción de la de 1545. También Arnaud Oihenart (1967:227) se refiere a una segunda edición aparecida en Rouen con anterioridad a 1565.

Podemos afirmar que la característica principal de la configuración lingüística del reino de Navarra era en este momento la pluralidad, puesto que abarcaba el occitano, el gascón, el romance navarro y principalmente el euskara. Éste último no llegó nunca a ser oficial en la corte de Pamplona, y tras la fragmentación del territorio navarro como consecuencia de la conquista de los territorios navarros peninsulares, la monarquía navarra originaria adoptará el gascón como lengua de cancillería en los territorios navarros de su reino. En este contexto se da un impulso al euskara en el ámbito literario, pero su situación tomará un modo especial con respecto a las lenguas que lo rodean. Etxepare escribe en una lengua no oficial fragmentada en diferentes dialectos en un reino dividido en diferentes territorios y sistemas políticos. En consecuencia, su elección lingüística es decisiva a la hora de analizar la intención del autor al escribir. La elección no fue hecha de modo espontáneo ni inconsciente, sino tras una profunda reflexión y razonamiento tal y como se muestra en la dedicatoria a Bernard Lehete abogado del rey:

"... inprimiturik heuskarara, orano izan eztena, eta zure hatse honetik dadin aitzinerat augmenta, kontinua eta publika mundu guzietara eta baskoek, berzek bezala, duten bere lengoajian eskribuz zerbait doktrina, eta plazer hartzeko, solas egiteko, kantatzeko eta denbora igaraiteko materia, eta ginen direnek gero duten kausa oboro haren abanzatzeko." (1995,79)

En opinión de A. Urrutia (1996,89), esta cita no es otra cosa que un fragmento de un texto más largo que contiene los elementos de una verdadera política lingüística del euskara del siglo XVI en el que se subrayan cuatro características principales en cuanto a la opinión de Etxepare sobre la lengua: en primer lugar la competencia de los vascos para las ciencias y las letras; en segundo lugar, el hecho de que para que sea tan válida como cualquier otra como vehículo de cultura debe ser escrita; además, toma la lengua como instrumento para construir un corpus lingüístico vasco útil para los hablantes del euskara; y por fin, muestra una intención clara de normalización, es decir como punto de superación de su utilización habitual, que hoy día denominaríamos diglósica.

La intención del poeta con su elección es clara: como los humanistas de su época, admite el impulso que para el progreso supone la imprenta, y la importancia de la técnica. Pone el progreso al servicio de la lengua para que ésta se abra al mundo y se convierta en lengua de cultura y de ciencia, algo que no ha sucedido hasta ese momento. Sus preocupaciones e intenciones en cuanto a la lengua son las del hombre del Renacimiento, no las del escritor del Medioevo como han afirmado algunos entendidos. En opinión de éstos, la obra de Etxepare sería más cercana a la Edad Media que al Renacimiento, dirigida al pueblo llano en la medida en que se compone valiéndose de ritmos y motivos sencillos y realistas.

La elección de la lengua y las cuestiones que se han planteado en torno a ella, esto es, si Etxepare se considera un autor del Renacimiento o de la Edad Media, ha sido motivo de polémica entre los estudiosos del tema en diferentes aspectos desarrollados en los cuatro aspectos principales de la obra. En opinión de algunos investigadores (J. Juaristi: 1987, 31) la visión del amor que aparece en los poemas de Etxepare es más cercana al concepto que de él tienen los autores de la Edad Media que de las líneas maestras del Renacimiento. Es de la misma opinión Koldo Mitxelena (1960, 47) cuando al paralelismo señalado por Jon Juaristi entre las obras de Etxepare y del Arcipreste de Hita, añade algunas precisiones biográficas de ambos autores. Sin embargo, estas razones no son suficientes para Jon Kortazar (1997, 87), quien opina que la importancia concedida a la imprenta, y las alabanzas a la lengua vernácula hacen del poeta un "renacentista de su tiempo", reforzando este parecer con la propuesta de un análisis estructural de los poemas de amor dirigido a mostrar la importancia de la regularidad y simetría en la estética del autor. Iñaki Aldekoa (2004, 23-28), por su parte, no alberga ninguna duda al referirse a los inicios de la literatura vasca en cuanto a la relación de Etxepare y su poesía con el Humanismo y el Renacimiento.

Podemos afirmar que la postura del autor con respecto al amor no es mera descripción de las relaciones entre los amantes, ni la exposición realista de los pormenores amorosos vividos por el poeta -la utilización de la primera persona no subraya especialmente el rasgo autobiográfico. Además, de todo ello Etxepare organiza todo un "constructum" mostrando el punto de vista plural del amor.

La polémica incide también en el aspecto de los recursos literarios, por una parte al utilizar como metáforas principales, que acercan su estética a los modos renacentistas, el "espejo" -"ispilua"- y la "estrella de la mañana" -"artizarra"- ; por otra, la utilización de oraciones condicionales y potenciales refuerzan la sensación de irrealidad; pero, además, pone de manifiesto la estructura mental y creadora, acercando el texto a la utilización del silogismo, concediendo al trabajo de estructuración del poema una importancia crucial, y uniéndolo principalmente a la escritura, a la producción literaria.

Tampoco en lo tocante a la métrica ha sido ajena la polémica. Como afirmó Patxi Altuna en su tesis, la mayoría de las estrofas utilizadas por Etxepare eran monorrimas, compuestas por cuatro versos de 15 sílabas organizadas del siguiente modo: 4/4/4/3. Sin embargo, en opinión de Jon Juaristi (1987, 35), Etxepare utilizó el tetrástrofo monorrimo compuesto de 16 sílabas, la misma estructura del anónimo Libro de Miseria Omne y, posiblemente la utilizada en las producciones del "mester de clerecía" de fines de la Edad Media.

La polémica no esclarece en modo alguno la cuestión, puesto que, según las conclusiones de los dos entendidos, Etxepare es tan continuador del modelo popular y tradicional de versificación como partidario de la métrica del Medioevo. La cuestión, pues, no se dilucida gracias a la métrica, ni a la utilización de algunos recursos literarios. Deberían observarse otros aspectos con más detenimiento: la intencionalidad del autor al escribir; la finalidad de la elección de la lengua; y también, por ejemplo, el deseo de componer una obra estructurada, puesto que estos aspectos acercaron la poética del autor desde la tradición a los planteamientos del Renacimiento.