Producers

Amigo Quincoces, Ángel

Productor y director de cine guipuzcoano nacido en Rentería en 1952.

Realizó estudios de Periodismo y Sociología. Se hizo militante de E.T.A. (p-m) y participó en la famosa fuga de la cárcel de Segovia de 1976. Abandonó las armas tras la amnistía de 1977. Tras integrarse en la vida civil retomó su primera vocación, el periodismo. En 1978 la editorial Hordago le publicó dos libros que recogían su experiencia en E.T.A.; Operación Poncho. Las fugas de Segovia y Pertur. ETA. 71-76.

Trabajando en la revista "Ere" (publicación fundada por un grupo de periodistas que había abandonado "Egin", entre ellos el propio Amigo, tras tomar Herri Batasuna el control del periódico) un joven cineasta llamado Imanol Uribe, cautivado por las posibilidades cinematográficas de su libro sobre la fuga de Segovia, le propuso llevar a las pantallas ese acontecimiento histórico. Fue un encuentro que cambió para siempre su vida ya que así empezó su carrera cinematográfica, convirtiéndose, con los años, en un productor decisivo para el cine de Euskadi. La película logró una de las primeras subvenciones a fondo perdido aportado por las instituciones autonómicas y La fuga de Segovia (1981) se convirtió en el acta de nacimiento del cine vasco de los ochenta.

Alentado por esta experiencia, en la que además de producir participó en el guión, Amigo produjo La conquista de Albania (1983) de Alfonso Ungría, (escribió además con Alfonso Ungría y Arantxa Urretavizcaya el guión), la película de mayor presupuesto realizada hasta la fecha en Euskadi, aunque tras su estreno comercial no contó con la complicidad del público y recibió muy mala acogida crítica. Amigo formó parte de la Asociación Independiente de Productores Vascos desde su fundación en 1983 aunque la abandonó en 1985. En 1986 fundó la productora Igeldo y con ella se lanzó en 1987 a la producción de Lauaxeta-A los cuatro vientos de José Antonio Zorrilla, proyecto financiado por el Gobierno Vasco y basado en una idea de Amigo para conmemorar el cincuenta aniversario del bombardeo de Gernika. Se convirtió en la producción vasca más cara realizada hasta el momento pero, tal y como pasó con La conquista de Albania, su estreno se saldó con un rotundo fracaso crítico y económico.

En 1988 produjo Ander eta Yul, (también colaboró en el guión) de Ana Díez, emotiva película centrada en el reencuentro de dos amigos, uno traficante de drogas y otro miembro de E.T.A. en la convulsa San Sebastián de los ochenta. Ana Díez logró el Premio Goya a la Mejor Dirección Novel en 1990 gracias a este trabajo. A partir de la segunda mitad de los ochenta, la política cinematográfica del Gobierno Vasco, cada vez más orientada al nepotismo, tenía en la figura de Ángel Amigo uno de sus beneficiarios más asiduos. Sectores importantes del cine vasco mostraban cada vez más su oposición a ciertos favoritismos, colocando a Amigo en el centro del huracán de una polémica que arreció con los años.

En la primera mitad de los noventa, además de producir películas rodadas en el País Vasco como Santa Cruz, el cura guerrillero-Santa Cruz, apaiz gudaria (1990) de José María Tuduri o El invierno en Lisboa (1991) de José Antonio Zorrilla, se embarcó en una serie de coproducciones con países latinoamericanos que no tuvieron mayor trascendencia en Euskadi. Son los casos de Loraldia-El tiempo de las flores (1990) de Oscar Aizpeolea (Premio Piedra Libre a la Mejor Opera Prima, Buenos Aires en 1990-91), Álbum de familia (1992) de Luis Galvao, Amor y deditos del pie (1992) de Luis Rocha, Dollar mambo de Paul Leduc (1993) o La gente de la universal (1993) de Felipe Aljure. De ese periodo es también la producción de El sol del membrillo (1992) obra de Víctor Erice sobre el proceso creativo del pintor Antonio López que generó graves enfrentamientos entre Erice y Amigo. En 1993 fundó con otras productoras la Agrupación de Empresas Audiovisuales de Euskadi (ADEADE), entidad favorable a la política cinematográfica que desarrollaba en esos momentos el Gobierno Vasco, -cuyo emblema era la sociedad pública Euskal Media- frente a la postura más critica adoptada por la Asociación de Productores Vascos. Con Euskal Media desaparecían las subvenciones a fondo perdido y el Gobierno Vasco entraba directamente, vía Euskal Media, en coproducción con determinados proyectos. El hecho de que Amigo estuviese de nuevo al frente de muchas de estas producciones crispó más todavía los ánimos hacia su figura.

En 1994 tuvo un gran éxito con Maité, coproducción vasco-cubana dirigida por Carlos Zabala y Eneko Olasagasti, los mismos cineastas que, apoyados por la productora de Amigo, habían sido líderes de audiencia con la serie Bi eta bat. Maité logró el Premio Coral a la Popularidad en el Festival de Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana (1994). En 1995 participó como productor en un interesante proyecto, Lumière y compañía, película homenaje al centenario del cine realizada por cuarenta cineastas entre los que se puede destacar a Theo Angelopoulos, Costa Gavras, Peter Greenaway, Abbas Kiarostami, Andrei Konchalovsky, David Lynch, Jacques Rivette, Wim Wenders o Zhang Yimou. En 1997 ADEADE se unió a la Asociación de Productores Vascos, en una decisión sorprendente teniendo en cuenta los enfrentamientos existentes en el sector y formaron IBAIA/Asociación de productoras Audiovisuales Independientes del País Vasco. La carrera de Amigo siguió con producciones como El Che (1997) de Maurice Dugowson, Petits désordres amoureux (1998) de Olivier Péray, Sí, quiero (1999) de Eneko Olasagasti y Carlos Zabala, La mafia en la Habana (2000) de Ana Díez o Algunas chicas (doblan las piernas cuando hablan) (2001) de Ana Díez.

En el Festival de San Sebastián durante la edición de 2001, coincidiendo con el 20 aniversario del estreno de La fuga de Segovia, presentó el libro Veinte años y un día en el que hacía balance de su carrera. En él mostraba su descontento con la nueva política del Gobierno Vasco tras la desaparición de Euskal Media. De hecho en el 2002 abandonó IBAIA con otras empresas fundando Euskal Produktoreen Elkartea-Asociación de Productores Vascos (EPE-APV), entidad que desde el primer momento mantuvo una postura crítica con la política del Gobierno Vasco. Tras participar en la producción de películas como El final de la noche (2003) de Patxi Barco o Pasos (2005) de Federico Luppi, la productora de Amigo quebró. En 2006 recibió por parte de TVE el encargo de realizar un documental sobre los jesuitas. Con Jesuitas en la frontera Amigo mostró la labor con los más desfavorecidos de un sector determinado de la Compañía de Jesús. En el 2007 sorprendió al colocarse tras las cámaras en labores de dirección presentando en el festival de San Sebastián El año de todos los demonios (2007), un documental que defendía la tesis de que Pertur, amigo del productor en los tiempos de militancia en E.T.A., murió asesinado tras un complot de elementos fascistas. Interesante punto de partida enfrentado, lógicamente, a quienes defienden que Pertur fue eliminado por sus propios compañeros de armas. En 2007 se encargó de la dirección, producción y guión de Los soldados que querían ser niños, un documental sobre un centro especializado en la República del Congo que intenta reinsertar en la sociedad a los niños-soldados que lucharon en las guerras de África a partir de la caída de Mobuto. En 2008 dirigió el documental Palabras que vienen del mar sobre la experiencia de un grupo de jóvenes conflictivos que embarcan en la goleta Urdaneta como terapia para su reinserción social. En 2009 retomó su faceta de productor en el campo del largometraje de ficción con la comedia Sukalde Kontuak de Aizpea Goenaga. En 2010 se embarcó en la producción de Dragoi ehiztaria-El cazador de dragones de Patxi Barco. El film, el más caro rodado en euskera en la historia del cine vasco, narra las vicisitudes de un antiguo miembro de ETA que se involucra en las revoluciones latinoamericanas de los ochenta. El propio Amigo, autor del guión, reconoció que la génesis del proyecto descansaba en su documental El año de todos los demonios ya que esa obra le llevó a la recuperación de su memoria.

CRL