Sculptors

Huerta Celaya, Rafael

Escultor bilbaino nacido en 1929 y estrechamente unido a Navarra donde reside.

Pertenece a la generación de escultores de la llamada nueva escultura ligada a la modernidad. Hijo del escultor Moisés Huerta, comenzó su formación artística en el taller de su padre en Bilbao y más tarde cursó estudios en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid.

Su actividad profesional se ha repartido siempre entre la escultura y la pedagogía. En 1952 obtiene la plaza de profesor de modelado y vaciado en la Escuela de Artes y Oficios de Corella, trasladándose veinte años más tarde a la Escuela de Artes y Oficio de Pamplona, centro del que ha sido uno de sus fundadores y que llegará a dirigir.

Su trabajo se enmarca dentro de la corriente figurativa, ya que nunca le ha interesado el vacío, ni el espacio ni otros conceptos propios de la escultura de la segunda mitad del siglo XX, a pesar de contar con un tratamiento más vanguardista en sus técnicas. Escribe sobre su obra Francisco Javier Zubiaur en el catálogo editado con motivo de la exposición colectiva 75 años de pintura y escultura en Navarra celebrada en la sala Castillo de Maya de Pamplona:

"Su tema central es el hombre, sean tipos populares o deportistas, retratos o desnudos, siempre desprovistos de anécdotas con una gran fidelidad a lo real. Aunque el peso del clasicismo es evidente, su escultura se resuelve con una depuración formal moderna. La atención a la composición y al ritmo de la figura son para él siempre esenciales como el dominio de la técnica de fundido o de talla, de los que depende la sencillez y el carácter del resultado".

El propio Rafael Huerta en una entrevista publicada en Diario de Navarra en 1999 reconocía que para él:

"la escultura debe ser realista y tiene que dar sensación de humanidad y el arte figurativo de calidad precisa de un gran conocimiento de dibujo y de los conceptos".

Algunos de sus trabajos se pueden ver en el Museo de Navarra. Entre sus obras destacan Sagrado Corazón, en Corella (1958); Friso, en el Arco de triunfo de Moncloa, Madrid ; Monumento a Ataúlfo Argenta, en Castro Urdiales (1991); Rebotando del revés, en Echavacoiz, Pamplona (1990) que representa a un jugador de cesta punta ; el busto de Nicasio Landa colocado en los jardines del Hospital de Navarra; escultura de José María Escrivá de Balaguer, en la iglesia de San Juan del Hospital de Valencia; o el Monumento al encierro, en Pamplona (1994), obra que ha ido ampliándose posteriormente. En un principio representaba a dos corredores y un toro, pero se añadieron elementos hasta recrear la carrera con corredores delante de los astados, otros caídos y dos más que corren a la derecha de los toros mientras avanza la manada. El conjunto, realizado en bronce, mide once metros de largo y cuatro de ancho.