Literary Figures

Barbier, Jean

Donibane Garazi, 1875-1931.

Jean Barbier nació en Donibane Garazi en julio de 1875. Su padre era natural de Irisarri y su madre de Mendibe. Tuvo un hermano versolari. Completó todos los estudios precedentes a su ordenación en Ipar Euskal Herria; concretamente, en Hazparne, Larresoro y Baiona.

Se ordenó en 1898 y partió al Instituto Católico de Toulousse para doctorarse en Teología. Tras dos años en la capital occitana, fue llamado como profesor a Larresoro, lugar en el que conoció al periodista vasco Jean Hiriart-Urruti y en el que cultivó su eusquera. Fue nombrado vicario de la catedral de Baiona siendo Gratien Adéma "Zaldubi" canónigo de la misma, y allí permaneció hasta 1913. En aquel año fue llamado a la parroquia de Senpere, lugar en el que residió hasta fallecer.

El bajo-navarro realizaba las labores eclesiásticas muy a gusto, y vivió únicamente para ello durante numerosos años. Gran aficionado de la canción, creó numerosas composiciones para los feligreses que se acercaban a la iglesia (Piarres Lafitte llegó a contar un total de 81 composiciones). En 1910 Barbier eligió sus doce mejores canciones ("Amatxo" [=Madrecita], "Irrintzina" [=El grito], "Garazin gaindi" [=A través de Garazi], etcétera) y publicó el trabajo Nire kantuak [=Mis cantos].

Los cánticos de Barbier son de corte religioso y un tanto descuidados en cuanto a la versificación. El bajo-navarro pudo tomar como modelo los trabajos de Zaldubi (y más aun teniendo en cuenta que el canónigo le comentó personalmente cómo podía realizar algunas mejoras); sin embargo, no parece que Barbier prestara demasiada atención, ya que su propósito era que las composiciones fueran cantadas, no leídas.

Jean Barbier estuvo demasiado ocupado con los trabajos de la parroquia, y no publicó ningún libro hasta 1920: Ama Birjina Lurden [=La Madre Virgen en Lourdes]. Se trata de la traducción de un trabajo de Provost. Un año después, sin embargo, inició un nuevo proyecto de gran relevancia: la creación y publicación de la revista Gure Herria [=Nuestro pueblo]. Comenzó entonces a publicar viejas canciones populares recogidas en trabajos de campo junto a C. Dufrau. Barbier también fue colaborador de Eskualduna y RIEV, y se ocupó de recoger y publicar materiales de la literatura oral vasca. Firmó sus artículos con pseudónimos como Ganich, Nehor, Orduan Gazte y Haurmaite.

Los primeros trabajos literarios de Barbier se hicieron conocidos gracias a algunos certámenes literarios, a los que acudía en numerosas ocasiones. Se hizo con los primeros premios en Sara (1897) y Senpere (1898).

En 1924 apareció en Baiona Supazter chokoan [=Junto al fuego del rincón], obra que recoge veinticinco cuentos, un poema y cinco obras de teatro (comedias). El propio título sirve de marco y de prólogo a lo que el lector halla en el interior de la obra: Barbier recogió en Supazter chokoan materiales escuchados y recogidos en las usuales reuniones familiares junto al fuego bajo que calentaba el hogar. Los materiales, sin embargo, no fueron transcritos literalmente: en numerosas ocasiones pueden observarse cambios e intentos de mejora introducidos por Barbier.

Las cinco comedias habían sido anteriormente publicadas en Gure Herria y son obras realmente sencillas: Sorgiñak [=Brujas], Zubietako deabrua [=El diablo de Zubieta], Kauserak eta kruxpetak [=Causeras y cruspetas (dos tipos de buñuelo)], Gauden eskualdun [=Seamos vascos] y Xilintxa sorgina [=La bruja campanilla]. Barbier empleó sus trabajos para contentar al público general y para enviar algunos mensajes. Como reseñó Valencia (1987: 26), Barbier utilizó el teatro para hacer llegar algunos mensajes al público, y quiso denunciar algunas malas costumbres y formas de ser. Al fin y al cabo, se trataba de pequeñas obras de teatro preparadas para ser representadas en la parroquia.

La obra más importante de Barbier, sin embargo, se publicó en Baiona entre 1926 y 1929, y está compuesta por dos tomos: se trata de la novela Piarres. El protagonista y eje fundamental del primer libro es Piarres, un campesino del caserío Oihanalde y, según Iñaki Aldekoa, "El idílico mundo del primer volumen contrasta con la carnicería de los miles de muertos de Marne, Verdún y Sonme" (2004: 123). Y es que el punto de partida es la Primera Guerra Mundial (1914-1918), y "Encontramos en el relato de las acciones guerreras de Piarres la definitiva perfilación del clásico euskaldun fededun con el sentido grito Biba Frantzia maitea" (Bidador, Diario de Noticias, 2001). Dicho de otro modo, no parece que el escenario cambie nada en Piarres: se trata de una novela costumbrista que sigue al pie de la letra las características que dicho tipo de novela tuvo entre nosotros: escenario rural, la casa como lugar de protección física y espiritual, el binomio euskaldun-fededun, la figura del vasco bueno frente al forastero malo, la figura del vasco que ha marchado a la guerra, etcétera. Por lo que a la técnica respecta, Barbier caminó por la senda abierta dos décadas antes por Txomin Agirre: el narrador omnisciente, linealidad temporal lógica, pretensión didáctica, etcétera. La novela se publicó primeramente en Eskualduna. Cuando se publicó a modo de libro independiente, el texto apareció acompañado con algunas fotos y una introducción a cargo de Jules Moulier "Oxobi". Según Villasante (1961: 299) la novela, más que una obra literaria, se asemeja a una monografía sobre las costumbres vascas de comienzos del siglo XX.

El mismo año en que apareció Piarres II (1929) se publico Ixtorio-mixterio [=Historias y misterios], y dos años más tarde apareció Légendes du Pays Basque d'aprés la tradition (Paris, 1931) [=Leyendas del País Vasco tras la tradición]. El de Donibane recopiló numerosos materiales folklórico-etnográficos, y los plasmó en esa obra. Los textos fueron dados tanto en eusquera como en francés, pero, como se ha indicado anteriormente, Barbier no se limitó a transcribir lo recogido: a semejanza de lo hecho por R.M. Azkue, cuando creyó posible mejorar lo recogido, retocó el texto, imprimiendo, en ocasiones, cierto nivel purista.

Jean Barbier falleció el 31 de octubre de 1931, a consecuencia de una sobredosis de las medicinas que solía tomar para hacer frente a los dolores que padecía.