Concept

Batalla de Vitoria

Célebre encuentro militar protagonizado el 21 de junio de 1813 en las cercanías de Vitoria entre las tropas imperiales francesas y las aliadas comandadas por el Duque de Wellington (con el general Álava, perfecto conocedor del terreno, en su Estado Mayor).

Tras la derrota de Napoleón I en Rusia (finales de 1812), José I abandona Madrid el 17 de marzo de 1813 para establecerse en Valladolid, junto con su Corte y Gobierno, a fin de reagrupar en esta zona el grueso de sus ejércitos. Wellington, que se hallaba en Portugal, atraviesa la frontera el 22 de mayo con sus tropas, engrosadas por el ejército de Galicia. Se inicia así una fulminante persecución que obliga al Monarca y a su considerable y pesado convoy a replegarse, acosado desde el Sur y desde la costa cantábrica, en dirección a la llanada de Vitoria, a la que llega el anochecer del 19 de junio. La desgracia, que se ceba con José Bonaparte, hace que el jefe de Estado Mayor, Jourdan, caiga enfermo y tenga que arrostrar solo la situación, ya que Clausel, con sus 15.000 hombres, que abandonaron Pamplona en su auxilio el 17, no aparece. El 20 ordena que parte del convoy (3.000 vehículos) siga adelante, mientras las tropas esperan el enfrentamiento, desperdigadas, sin atrincherarse ni volar puentes. Oculto a la vista de los josefistas, Wellington prepara un ataque trifronte: el ala derecha de sus fuerzas embiste por los montes de Lapuebla, la izquierda corta el camino hacia Francia, entre las dos, sendas columnas cercan a un enemigo mal apostado empujándolo hacia Vitoria.

El total de los combatientes lo componen:

  1. Las tropas imperiales francesas, unos 57.000 combatientes (franceses, españoles "afrancesados" del Marqués de Casapalacio, alemanes de la Confederación del Rhin, Guardia Real de José I constituida por franceses, españoles e italianos), por una parte. Las comandan Gazan, Drouet d' Erlon y Reille.
  2. Las tropas aliadas, unos 78.000 hombres (españoles, portugueses, británicos, alemanes, franceses realistas, italianos, polacos y suizos), por otra. A su cabeza Hill, Beresford, Dalhousie y Graham.
  3. Colaborando con los aliados, las tropas de los vascos Fernández de Leceta "Dos Pelos" (5º Regimiento de Navarra, 1º de alaveses), y de Prudencio Cortázar (9º Regimiento de Navarra, 2º de alaveses) encuadradas en la División navarra de Espoz y Mina. Asimismo el 2º Regimiento de Álava de E. Salcedo comandado por Longa.

La batalla, que duró de mañana a tarde, tuvo tres escenarios diferentes, tanto en cuanto al lugar como al tiempo, que abarcaron unos 18 kms:

  1. Desde el boquete de La Puebla de Arganzón hasta Zaldiarán, de O. a E., entre las 8 y las 15 horas.
  2. Desde Nanclares y el puente de Mendoza hasta Vitoria, de O. a E., entre las 11 y las 19.
  3. Desde Abetxuko a Durana, a orillas del río, entre las 12 y las 19.

A punto de ser envueltos, a media tarde los imperiales sólo piensan en defenderse en su retirada hacia Pamplona. Vitoria corre un auténtico peligro, abierta a unos y otros, blanco de la artillería "amiga" y "enemiga". José I y su Estado mayor preparan su salida de ella. Es entonces cuando Miguel Ricardo de Álava obtiene de Wellington la autorización para adelantarse con los húsares de Von Alten, expulsar a los franceses y cerrar sus portales exteriores hasta el día siguiente, salvándola del pillaje. En cuanto a los derrotados y a los 2.000 carruajes con civiles josefistas amparados por ellos, la poca capacidad de las vías de comunicación determina un enorme atasco de aproximadamente 18 kmts. de vehículos, pertrechos, furgones, animales y hombres. Bibliotecas, archivos, joyas, armas, objetos de arte, dinero son encaminados dificultosamente hacia Navarra siendo atacados por la retaguardia. José I, abandonando su berlina y el Tesoro real, se ve obligado a huir a uña de caballo para no ser capturado llegando a Salvatierra de Alava a las 10.30 de la noche. El general Reille hace prodigios para proteger la retirada. El último acto de la batalla de Vitoria va a consistir en el pillaje del cuantioso botín acumulado en el embotellamiento; los aliados -y también parte de los franceses- se dedicarán a ello mientras el grueso del ejército josefino huye en pos de su soberano. Auténticas fortunas se construyen a partir de la batalla. Objetos diversos pueden contemplarse en el Museo de Armería de la ciudad. Perecen 1.550 combatientes -y el aldeano José Ortíz de Zárate que comunicó a los aliados que el puente de Trespuentes estaba practicable- y caen 8.000 heridos. Los daños materiales en los pueblecitos alaveses que rodeaban la capital fueron cuantiosos. En cuanto a la repercusión internacional de la batalla, el Imperio francés, que había conseguido detener a Prusia y Austria, se halla, desde el 21 de junio de 1913, al alcance de la mano.

En el otoño de ese mismo año compuso Beethoven, antiguo admirador de Napoleón antes de proclamarse Emperador, su Sinfonía de la victoria de Wellington o de la batalla de Vitoria que fue estrenada, junto con su Séptima Sinfonía, el 8 de diciembre en el Auditorium de la Universidad de Viena.