Segundo largometraje de Juanma Bajo Ulloa, con producción, en 1993, de Gasteizko Zinema. Siguiendo la estela de anteriores trabajos como los mediometrajes Akixo (1988) y El reino de Víctor (1989) y de su primer largo Alas de mariposa (1991), Bajo Ulloa propone de nuevo una trama con aroma a cuento de terror en la que los personajes protagonistas se adentrarán en un laberinto del que no podrán salir jamás.
La película se inicia con un espantoso crimen. Un hombre, Ismael López de Matauko (papel interpretado con brillantez por Karra Elejalde), entra en una casa a robar y mata a la propietaria de la vivienda. Se encuentra además con su pequeña hija a la que también dispara. Desgraciadamente para ella a resultas del tiro queda incapacitada mentalmente. Años después el asesino descubre por casualidad a la chica. Para cerrar de una vez por todas su crimen y no ser descubierto decide raptarla y llevarla al viejo caserón abandonado en el que vive. Pero la inocencia de la joven discapacitada (papel interpretado con eficacia por una hermosa Ana Álvarez) le desborda totalmente creando en él un conflicto y una fascinación que no puede dominar. Significativa es en ese sentido la escena final. Leire ha regresado tras su rapto al sanatorio. Ismael de nuevo la sigue hasta allí. Pero ya nada queda de su brutalidad, de su masculinidad exacerbada. Es un hombre vencido, (llega a arrodillarse delante de ella) y sometido a la cándida inocencia de su victima. Sólo aspira a establecer contacto, por leve que sea, sacrificando incluso su libertad, arriesgándose a que le detengan. De hecho los cuidadores se dan cuenta de su presencia y se abalanzan sobre él, que acaba tendido en el suelo, manchado de barro y viendo impotente como la muchacha desaparece de su vista.
La violencia es la protagonista del film. Y la resolución de escenas de estas características está efectuada con una maestría inigualable. Los ejemplos son variados. La escena inicial con el fogonazo de luz y sonido en la que la pequeña recibe un balazo en la cabeza. La discusión de Ismael con su novia Maite, zanjada con la cabeza de Maite estrellada contra el cristal de la puerta. El brutal asesinato del dueño del bar donde Ismael trabaja de camarero, ahogado en el grifo de la cerveza tras haber importunado la víctima al protagonista en una discusión trivial. Sobresale también la capacidad del realizador alavés para crear imágenes de un impacto visual extremo, el impecable trabajo realizado en la dirección de actores así como la admirable fusión de la hermosa música de Bingen Mendizabal con la narración de la historia. La madre muerta se estrenó en la sección "noche veneciana" del Festival de Venecia y la película fue acogida con entusiasmo por el público italiano. Después logró el Premio al Mejor Director en el Festival de Montreal. Su posterior estreno comercial fue bastante digno, aunque quedó lejos de lo que merecía una obra llena de tanto talento.
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- Roldán Larreta, Carlos: El cine del País Vasco: de Ama Lur (1968) a Airbag (1997), Donostia, Eusko Ikaskuntza-Sociedad de Estudios Vascos, Ikusgaiak-Cuadernos de Cinematografía, núm. 3, 1999, 407 pp.
- Roldán Larreta, Carlos: Los vascos y el séptimo arte. Diccionario enciclopédico de cineastas vascos, Donostia-San Sebastián, Filmoteca Vasca-Euskadiko Filmategia, 2003, 351 pp.
- Roldán Larreta, Carlos: Secundarios vascos de primera, Donostia-San Sebastián, Filmoteca Vasca-Euskadiko Filmategia, 2008, 272 pp.