Kontzejuak

UNDIANO

Urbanismo y construcciones civiles

Undiano es un pueblo que ha vivido, en los últimos años, grandes cambios en su estructura urbana, de suerte que, de ser una más de las pequeñas aldeas de la Cuenca de Pamplona, con una población en declive y envejecida, ha pasado a ser una localidad joven donde han proliferado los chalets y adosados unifamiliares. Por desgracia, el cambio se ha realizado sin un criterio claro en cuanto a los valores arquitectónicos, lo cual ha traído consigo una notable desfiguración del pueblo, con viviendas variopintas, que no siguen los parámetros tradicionales preexistentes y que, además, dan una impresión de disposición caótica. Y todo ello mientras algunas de las viviendas antiguas de la localidad se desmoronaban o eran deliberadamente derribadas.

Detrás de la iglesia vemos una casa con fachada de mampostería, que ha perdido su enlucido en alguna intervención reciente. Lleva planta baja abierta por puerta de medio punto, flanqueada por una ventana, primera planta con balcón y ventana recta, y ático con dos tragaluces. Más adelante se adosan dos casas de características similares entre sí, con planta cuadrada y tres alturas, bajo tejado en pabellón. Los muros van enlucidos, con cadenas de sillar en esquinas y enmarques, y los vanos son rectos, a excepción de una de las puertas, de medio punto. En alto se ve un escudo rococó, de la segunda mitad del siglo XVIII. Abriendo la calle "Goienkale", hay una casita de piedra sin enlucir, que deja ver mampuestos muy picados. Ocupa un solar irregular, y se abre con ventanas rectas y una puerta de medio punto. Más adelante vemos un caserón de mayores pretensiones, con planta irregular por adición de varios cuerpos. Los muros van cuidadosamente enlucidos, dejando ver sillares de buena factura en zócalo, esquinas y enmarques. Tiene dos alturas más tejado adaptado a la planta y proyectado con airosos aleros. Los vanos son rectos sin excepción, y en uno de los laterales se ha abierto una galería en madera que, si bien procede de una intervención reciente, tiene el mérito de integrarse en el conjunto preexistente de manera respetuosa. Junto al balcón central figura un pequeño escudo con molduras de enmarque, a modo de guardalluvias y alféizar, cuyo campo va sostenido por niños tenantes. Es propio del siglo XVI. Al otro lado del pueblo encontramos una casa tradicional, de planta cuadrangular, dos alturas y tejado a cuatro aguas. Los muros son de mampostería con cadenas de sillar, que han perdido su original enlucido, y entre los vanos rectos destaca un arco de acceso apuntado, con dovelas de exasperada longitud, que datan el conjunto como de fines del XV o incluso principios del XVI. Lástima que el edificio ha sido aislado de la calle con una cerca moderna que tiene por objeto evitar las miradas y que rompe el sentido originario que de la vecindad existía en los pueblos. De nuevo junto a la iglesia, tras pasar junto al moderno frontón, la casa concejil de Undiano es un edificio reciente, que emplea materiales tradicionales de manera inusual, enriqueciendo los volúmenes y aumentando el número y tamaño de los vanos. No hemos encontrado en el casco urbano de Undiano trazas que permitan identificar alguno de los edificios con el antiguo palacio de cabo de armería del lugar, que ocupaba el asiento nº 570 del Libro de Armería.

Ermitas

Pérez Ollo menciona dos, la de San Juan y San Pablo, hoy desaparecida, y la de Santa Águeda, que se encuentra a la derecha del puerto del Perdón, cerca del paraje llamado Ipasate. Ha llegado a la actualidad con el aspecto de un edificio muy simple, datado en el año 1795, tal y como reza una inscripción del dintel de la puerta. La planta es rectangular muy sencilla, con el acceso en el lado de la Epístola. Los muros van enlucidos, se perforan por dos ventanas rectas, y se cubre con un tejado simple sobre estructura de madera. En el interior hay un retablito de arquitectura moderna, en el que se han incorporado dos relieves barrocos de María Magdalena y Santa Lucía, que flanquean a la talla titular de Santa Águeda, que va representada con los atributos habituales.

Parroquia de San Martín de Tours

Es un templo de origen medieval, edificado en el siglo XIV en estilo gótico, aunque importantes obras registradas en el siglo XVII alteraron en parte el plan original, tras un proceso arduo y lleno de problemas. También se realizaron reformas en la primera mitad del siglo XX, debido al mal estado en el que se encontraba el templo. Hoy en día, presenta una planta simple, con una única nave muy larga, articulada en cuatro tramos iguales, más cabecera poligonal de cinco paños. Dos capillas laterales poco profundas flanquean el tramo que precede a la cabecera, formando un embrionario transepto. El acceso se sitúa en el lado de la Epístola, el más favorable, a la altura del segundo tramo, y va protegido por un pórtico que enlaza con el volumen de la sacristía, que se adosa a la cabecera y que es una estancia de planta cuadrada. La torre no se apoya sobre los pies de la nave, sino que se adosa a ellos por el lado sur, albergando en si interior la escalera de acceso.

Los muros son de sillería muy someramente escuadrada, y se perforan por una ventana gótica original, abierta en el eje de la cabecera, con arco trilobulado y apuntado, otra del tipo termal, abierta en el lado de la Epístola y de factura moderna, y otra medieval situada en el muro hastial, y que remata con arco de medio punto. A los pies de la fábrica hay un coro alto de madera moderno. La nave se cubre con tramos de bóveda de arista, sostenida por arcos fajones que apean en una imposta moldurada. La cabecera recibe una bóveda de crucería, al igual que la sacristía.

Al exterior, llama la atención en primer lugar el volumen de la torre, que se adosa a los pies de la nave, con un fuste macizo y cuerpo de campanas señalado por su mayor estrechez, con huecos superiores y alero de ladrillo. El cuerpo de la nave muestra por su parte un alero de piedra que lleva algunos canes con labra medieval, representando temas vegetales, un contorsionista, una figura humana agachada, un águila etc. El pórtico es barroco, realizado en ladrillo, y se abre por tres arcos de medio punto que apean sobre pilares. Da cobijo a una portada del siglo XIV, gótica y contemporánea del tiempo de la erección del templo. Consta de arco apuntado cuyo derrame se salva por cuatro arquivoltas, y guardalluvias exterior. Este apoya sobre dos ménsulas con forma de cabecitas, mientras que las arquivoltas descansan en columnas con basa poligonal, fuste y capiteles corridos con decoración vegetal.

En el interior, el presbiterio está presidido por un retablo del siglo XVII, romanista y obra del ensamblador Pamplonés Martín de Echeverría. Su traza consta de banco, dos cuerpos y ático flanqueado de pirámides escurialenses y rematado por frontón partido y avolutado. Se articula mediante columnas de orden corintio, y presenta sagrario coetáneo de la traza. La imaginería presenta en el banco los relieves de la Flagelación, Lavatorio de los pies, Última Cena y Prendimiento de Cristo. En el primer piso están las tallas de bulto de San Ignacio de Loyola, San Isidro Labrador, San Martín de Tours, titular y ataviado como pontífice, San Sebastián y Santo Domingo. En el segundo piso se representan San Miguel Arcángel, San Emeterio, Santa Águeda, San Celedonio y un santo obispo. Como es habitual, el ático va ocupado por un Calvario. En el mismo ámbito se encuentra la Virgen de Comia, también romanista, sedente y con el Niño más recostado que sentado. María se representa con anatomía y rostro llenos y media melena parcialmente cubierta. Los plegados son algo duros y quebrados en algunos puntos. La imagen puede proceder de la capilla cementerial.

En el lado del Evangelio encontramos una pila de bautismos del siglo XVII, realizada al parecer por Martín de Urquía, con taza semiesférica de gran tamaño. En el muro opuesto cuelga un Crucificado gótico del siglo XIV, con un Cristo de anatomía esquemática y simplificada, agonizando, con la cabeza ligeramente ladeada y rostro expresivo. El paño de pureza es ampuloso, con pliegues quebrados y anudado en ambos costados. En el bajo coro hay varias tallas, de las cuales podemos señalar un Crucificado y un obispo romanistas, y una talla de María y otra de San Juan procedentes del retablo. En la sacristía hay una cajonería manierista del XVII, así como diversas piezas de orfebrería.

Joseba ASIRON SAEZ (2008)