Toponymes

SAN PEDRO

Como barrio-capital de Galdames cuenta con los elementos patrimoniales más destacados del municipio. La iglesia de San Pedro construida en 1824 por Juan Bautista Belaunzaran sobre la anterior, es un templo de estilo neoclásico con planta rectangular y sillería vista en sus zonas más destacas y de una sola nave y cinco tramos delimitados por columnas adosada a los muros perimetrales dando lugar a pequeñas capillas laterales. De estas columnas parten los fajones, de medio punto que articulan bóvedas de crucería simple en cada tramo. Los vanos son semicirculares de amplia luz. Al exterior la austeridad es predominante destacando la torre a los pies, de tres cuerpos: el más bajo acoge el ingreso a modo de pórtico en arcos de medio punto, uno intermedio ciego y el campanario con arquerías de medio punto para campanas culminado con tejadillo poligonal de pizarra, jalonado por acroteras, con linterna y cruz de hierro. Todos los tramos están delimitados por imposta. Dentro del arte mueble cabría hablar del retablo mayor, neoclásico como el templo, de un solo piso y calle, y con ático engalanado con ángeles y nimbos. En el centro la figura del patrón se enmarca entre columnas de capitel compuesto que sustentan el arquitrabe. Es sobrio todo el conjunto solo roto por alguna leve decoración vegetal. Otros dos retablos menores se encuentran sobre los muros laterales, uno barroco del siglo XVII con imágenes de la Inmaculada, el Sagrado Corazón y San José con el Niño, siguiendo los esquemas estilísticos típicos con decoración vegetal y columnas salomónicas, y otro neoclásico que contiene una efigie renacentista de Nuestra Señora de la Soledad. Cuenta también con algunas piezas de platería notable.

La ermita de San Francisco y San Juan Bautista cercana a la iglesia es de tipo humilladero, es decir con un amplio acceso, en este caso en medio punto sobre imposta, cerrado mediante un enrejado de madera que deja ver al exterior su espacio compartimentado en nave y ábside abierto también en medio punto. Es rectangular y está encalada salvo el muro frontal, de sillar, con espadaña de un vano y pórtico a tres aguas sobre antepecho y pies de madera. Es obra del siglo XVIII.

La torre de Ibarruri ha perdido la imagen de torre defensiva para convertirse en vivienda noble, con elementos de gran interés dentro de la arquitectura culta, aunque tardíos con respecto a la arquitectura bajomedieval, ya que datarían del siglo XVI. Seguramente tras la decadencia de los bandos y la estabilidad bélica se transformó en residencia aristocrática como lo evidencian los alfeizares moldurados de alguno de sus vanos o el friso que recorre parte de su perímetro. El acceso lateralizado es un arco de medio punto de dovelas amplísimas que ha sido convertido en rectilíneo, el cual está flanqueado por dos aspilleras abocinadas que si bien le confieren cierto carácter militar, su gran tamaño las hace tardías con respecto a la guerra de bandos. Conserva blasón sobre el ingreso y por lo demás es un edificio de planta cuadrada, con buen sillar en algunas zonas de su fachada principal y que ha perdido parte de su altura para tener dos pisos y desván y cubrirse a dos aguas.

Como capital del municipio este barrio cuenta con el ayuntamiento, un magnífico edificio neoclásico construido en 1901 un momento en que la industria minera estaba dotando al valle de una prosperidad inusual en la zona. Tiene planta rectangular y está distribuido en tres crujías, la central ligeramente adelantada sobre las laterales y en la que se encuentra el carácter consistorial albergando una triple arcada de medio punto en su planta baja formando pórtico sobre la cual está el balcón corrido municipal apoyado en mensulones y abierto en tres amplios vanos rebajados enmarcados con molduras y pequeño arquitrabe. Remata este bloque un tímpano de claro aire clasicista con escudo y leyenda. Las laterales, también divididas en tres ejes de vanos y dos alturas y algo más bajas siguen la línea anterior en cuanto a modelos decorativos y fueron ideadas para albergar escuela de niños y niñas cada una de ellas. La simetría del conjunto es total evidenciando su impronta clásica. Junto a él se encuentra el monumento a José María Martínez de las Rivas, un conjunto escultórico diseñado por Manuel María Smith en 1931 y en el que participó el escultor Mariano Benlliure, que constaría de una basa en la que relieves en bronce harían alusión a la minería y la navegación sobre la que aparecen varias figuras que representarían al pueblo ensalzando la figura del homenajeado que aparece sobre un esbelto pedestal. También en este barrio podemos encontrar una fuente en su memoria.

Manu CASTAÑO GARCÍA (2007)