Lexique

PRERROMÁNICO

Artes suntuarios. Tanto en el campo cristiano como en el musulmán (v. MUSULMAN, MUDEJAR, MOZARABE, MARFIL) han llegado hasta nuestros días varias piezas de eborería que constituyen obras maestras en su género. Tales la arqueta de Fitero del año 966 de delicadísima labra vegetal, la cajita de madera y marfil también de Fitero (Nav.) de finales del s. XI, la arqueta de Leire que custodió los restos de Nunila y Alodia, fechada en el 1005, decorada de atauriques pero también figuras humanas y animales, todas ellas orientales o andalusíes de estilo. En el campo cristiano hay que mencionar la escuela de eborería desarrollada en La Rioja -entonces Navarra- centrada en torno a San Millán de la Cogolla. La arqueta de San Millán, elaborada muy probablemente in situ y bajo el patrocinio de la monarquía pamplonesa, ha sido reconstruida recientemente tras ser desmontada durante la invasión francesa y sus paneles dispersados. Las placas de marfil describen escenas de la vida de San Millán mediante una iconografía peculiar que sigue modelos bizantinos pero no emparenta con la eborería del resto de Europa. Antes del mencionado saqueo estuvo recubierta de pedrería y oro. Otras arquetas, como la de San Félix, del mismo monasterio atestiguan la originalidad de la emilianense. v. ARQUETA. Otro capítulo de interés dentro del arte prerrománico es el de la miniatura, fenómeno que es tratado en el art. LIBRO. Los dos principales scriptorium se hallaron también en la zona riojana del Reino de Pamplona: San Millán de la Cogolla y Albelda. Sus más conocidos exponentes son el Códice Albeldense y el Emilianense, ambos del s. X. Finalmente mencionemos otro arte de carácter suntuario, la tela. Existen dos ejemplares, procedentes de Leire, en el Museo de Navarra y en la catedral de Pamplona. La primera de éstas, ejemplar único en su estilo, es un tafetán cortado de seda, imitando oro. Sobre fondo claro de tono verdoso se representan varias aves --tal vez loros- afrontadas, a uno y otro lado de un árbol muy esquematizado, espigas y variadas formas geométricas; sobre las cabezas de las aves, además, hay sendas inscripciones. Buscando la correspondiente identificación se ha concluido que la tela probablemente sea mozárabe, de los ss. X-XI, adaptación hispánica de una seda vistosa oriental.