Irala envía emisarios al Perú. Estos fueron Nufrio de Chaves, Pedro de Oñate, Miguel de Rutia y Pedro de Aguayo que llegaron al Perú en mes y medio. Esta marcha les llevó primero a Potosí, donde se quedaron enfermos Rutia y Aguayo. En el Cuzco, N. Chaves y P. Oñate tomaron caballos de posta y siguieron a Lima, donde el Presidente La Gasca. Bien recibidos, les tomó relación de la naturaleza y condición del Río de la Plata. Les regaló dos mil ducados a cada uno y mandó a N. Chaves escribir al Capitán General Martínez de Irala con sus instrucciones, entre ellas "que aguardase con la gente entre los macasies, hasta nueva orden, que no hiciese agravio a los indios, no tomándoles nada, salvo la comida". Schmidel confiesa: "Nosotros sin embargo, sabíamos que tenían plata, pero como estaban sujetos y sometidos a un español -Pedro Anzures-, no podíamos hacerles nada ni tomarles cosa alguna".