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OREITIA

Parroquia de San Julián y Santa Basilisa. Construcción de mampostería a excepción de su cabecera de tipo poligonal y el primer tramo de la nave, en piedra de sillar. Esta parte más estrecha data del s. XIII, conservando todavía muchos de los elementos del arte medieval, como los canecillos en la imposta triple del ábside, los vanos del presbiterio: uno apuntado, en parte cegado hoy; un óculo decorado por rosetas y resaltado con molduras concéntricas abocinadas y la figura de un jinete encima; y el vano central gótico también abocinado. La portada pertenece también al s. XIII. Sólo lleva una arquivolta decorada por círculos entrelazados y el resto son baquetones que apean en una imposta ricamente ornamentada y ocho columnas con basas de garras y capiteles historiados combinados con otros de motivos vegetales. En el pórtico, de comienzos del XVII, se abre un ventanal del s. XIII. Torre neoclásica, construida en piedra de sillería hacia 1763 por Juan de Echevarría. Consta de un cuerpo de base cuadrada macizo y el campanario más ornamentado, separados por una comisa saliente. En planta se perciben también dos etapas: la construcción protogótica (ábside y primer tramo) y la remodelación del XVI, en el último tramo con planta de salón casi cuadrada, cubierta de múltiples nervaduras que forman una cruz reticulada con las claves pintadas. El resto de la nave cubre con bóveda de crucería simple. El arco triunfal apuntado que da paso a la cabecera, recae en pilares compuestos de medias columnas y baquetones. La cubierta de este espacio es de ocho nervios convergentes en una clave foral. Sobre el último tramo de la nave, se levanta el coro con arco escarzano apoyado en gruesos pilares decorados. Las enjutas van relivadas con el tema de la Anunciación. Encima, antepecho con recuadros trabajados en retícula lineal. El bajo coro lleva bóveda nervada de complicado diseño, realizada en la segunda mitad del s. XVI. De esta época o quizá de comienzos del s. XVII es también la sacristía, que posee una original cúpula rebajada, de círculos concéntricos y nervios radiales. Existe también un baptisterio adosado al templo, dónde se encuentra una gran pila de comienzos del s. XVI de gallones. En cuanto al contenido mueble, destaca el retablo principal de la segunda mitad del s. XVII, trazado por Martín de Tellería, esculpido por Miguel de Aldasoro y dorado en 1734 por Juan de Abaroa y Echavarría, aunque las esculturas del retablo fueron doradas y estofadas por Diego de Ibarrola, a fines del XVII. Se compone de banco, dos cuerpos articulados en tres calles y dos entrecalles por seis columnas de fuste estriado y capiteles compuestos, más el ático con elementos del primer barroco. Presiden el retablo las imágenes de los titulares, que junto con el resto de las tallas forman un buen conjunto escultórico. Resaltan especialmente las tallas de San Pedro y San Pablo. El remate es de tres calles. En la central se alberga el Calvario y en las laterales, rematadas por frontones triangulares, Salomé y otros dos personajes a la derecha. Cuatro retablos laterales más adornan la iglesia. Dos en el prebisterio, de la primera mitad del s. XVIII, y los otros en el segundo tramo de la nave. A la izquierda de la cabecera, cobijada en nicho avenerado, la escultura de la Inmaculada. En el remate del retablo, existe un escudo con las armas de los Guevara, Alzolaras-Iraetas y Estellas, señores del palacio de Guevara-Lazarraga, cuya sepultura se encuentra ante este retablo. El colateral está presidido por una buena imagen de San Agustín. Los retablos de la nave, de comienzos del s. XVIII, son obra de Martín Ruiz de Luzuriaga. Constan de predela, cuerpo principal con dos columnas salomónicas y remate. Se alzan bajo la advocación de San Roque y la Virgen del Rosario. Tallas bien policromadas y estofadas, de buena factura, especialmente la de la Virgen. Existen también unas pinturas murales del s. XV, tapadas por el retablo mayor. Pintadas en tonos oscuros y delineadas en negro, representan santos y arquitecturas. Otras pinturas en lienzo, de escaso valor, se guardan en la sacristía, junto a un buen número de piezas de orfebrería, entre las que destacan: una custodia dorada del s. XVII, un copón de la misma fecha y una botonadura de oro y esmaltes, obsequio de Isabel II al Diputado de la provincia, Ramón Ortiz de Zárate. Capilla del cementerio de la villa, dedicada a Santa Teresa. Existieron además otras dos ermitas: la de San Pedro, y la de San Juan o de Santa Polonia. Palacio de Guevara-Lazarraga. Casa-fuerte, se encuentra en la actualidad rebajada, reducida y muy transformada. Edificio rectangular de 14 m. en su fachada principal, desplegada hacia el O., y de 10 m. en sus laterales. A la fachada trasera se adosan establos y almacenes en lugar antes ocupado por un patio porticado. En el piso bajo, en la fachada, se abren dos arcos de medio punto con notable dovelaje de sillería. Se conservan en la misma fachada dos ventanas con jambas y dinteles góticos. En ambos extremos hay dos escudos, con armas de Guevara a la derecha y Lazarraga a la izquierda. Se conservan restos de la construcción del s. XV con elementos del s. XVI avanzado. «Torre Blanca». Perteneciente en su fundación a la casa de Guevara-Lazarraga, es un edificio muy reformado y ampliado en sus costados; construcción casi cuadrada en origen, de mampostería, con una planta de 9,40 por 10,60 m. De estilo gótico tardío, ostenta armas de Guevara-Lazarraga. Fundación de Diego de Guevara y Lazarraga a mediados del s. XVI.