Villes

Nuin

Nuin se levanta sobre un leve promontorio llano, situado en el fondo del valle, muy por debajo de otros pueblos cercanos, como Osácar o Beorburu. Sus casas son de buen formato, y se presentan casi siempre exentas, constituyendo ejemplares del siglo XVIII, como atestiguan algunas inscripciones conservadas en las fachadas.

Junto a la iglesia, adosada al muro de los pies, se levanta la casa parroquial, que es un edificio de planta rectangular y dos alturas, coronado por un tejado a doble vertiente. Los muros van enlucidos, con cadenas de buena sillería en esquinas y enmarques. La puerta es un medio punto de once dovelas sin moldurar, y las ventanas son rectas. Cerca, en una amplia plaza, vemos dos casas que se adosan en "L". Una de ellas, cercana a modelos vistos en latitudes más septentrionales de Navarra, presenta planta rectangular, con tres alturas más desván, bajo tejado a doble vertiente con muy amplio alero. Los muros van enlucidos, con las sabidas excepciones. Los vanos son rectos, con antepechos moldurados en el piso noble, y se accede mediante un arco de medio punto, con quince largas dovelas, con la rosca ricamente moldurada, y que se insertan hábilmente en el paño de sillería en la que el arco se abre. La casa adosada es similar, aunque el acceso va en arco escarzano. Se alinea con ella otra casa de similares características, aunque una reforma reciente ha eliminado el enlucido de uno de sus hastiales. Se abre con un medio punto, siendo los demás vanos rectos, y tiene restos evidentes de haber tenido un horno de pan sobresaliendo de su fachada.

Otra casa, de muy similar formato a las ya reseñadas y llamada "Garaikoetxea", presenta en alto una balconada corrida, en madera, como tantas veces hemos visto en los vecinos valles de Imotz y Basaburua. En su arco de acceso, de medio punto, vemos la clave labrada con la inscripción: IHS/ ESTA CAS/ SA HIZO IUAN DE/ OSSACAR/ AÑO/ 1708. Cerca vemos otro caserón de aspecto claramente dieciochesco, con planta cuadrada, tres alturas y tejado en pabellón. Los vanos llevan enmarques de ladrillo, agrandados sin duda en fecha tardía, aunque la puerta es el medio punto original. En la clave lleva la fecha de 1759.

Ya en el extremo opuesto del casco urbano, vemos casas que repiten características reseñadas anteriormente. Se puede destacar un caserón exento, de gran desarrollo en planta y tres alturas más desván. Los muros son de mampostería, parcialmente enlucida, y con cadenas de sillares en los lugares acostumbrados. Se cubre con un tejado a dos aguas con gran alero. El acceso es mediante arco de medio punto moldurado, siendo el resto de vanos rectos, y en alto lleva un balcón de forja, que cruza la fachada. A su lado hay un lavadero público de piedra, muy reformado y con pila de piedra. Lleva adosada un "aska" para abrevar.

  • Parroquia de San Martín

La iglesia data de hacia el año 1200, momento en el que se construyó un templo protogótico, aunque en el año 1808 la iglesia se reedificó para ampliarla, proyecto que fue realizado por Juan Antonio Pagola, de la Real Academia de San Fernando, ejecutando la obra Juan Antonio Arístregui, cantero de Lantz. La planta consta de una única nave, organizada en cinco tramos iguales, de los que el último ejerce como cabecera, terminada en testero recto. La puerta se abre en el lado de la Epístola, a la altura del segundo tramo, y va cobijada por un atrio con arcos sobre pilares. En cuanto a la sacristía, es una estancia de planta cuadrada, adosada a la cabecera por el lado de la Epístola.

Los muros van en sillarejo de buena estereotomía, y se perforan para dar luz al interior mediante dos ventanas rectas, una en el lado septentrional de la cabecera y otra en el muro de los pies. A los pies de la nave se levanta un coro moderno, con estructura de madera.

La nave se cubre con bóveda de lunetos, articulada mediante arcos fajones de medio punto, que apean sus empujes a los muros perimetrales merced a unas ménsulas, dispuestas a media altura y unidas por una imposta lisa. El fajón correspondiente al primer tramo es diferente al resto, de perfil apuntado y resto de la primitiva fábrica medieval. Se dejó en su lugar porque es el que sostiene la torre. La sacristía recibe un simple cielo raso.

En el exterior vemos la torre, que como ya se ha dicho sigue los preceptos medievales, elevándose sobre el primer tramo de la nave, aunque en su forma actual obedece a la reedificación del XIX. Su fuste se abre por los medios puntos para las campanas, y remata con tejado en pabellón, sobre alero en piedra moldurada. Ante la puerta hay un pórtico abierto por cuatro arcos de medio punto, que apean sobre pilares de sección cuadrada, con molduras a modo de capiteles. La puerta propiamente dicha se abre mediante un arco apuntado y abocinado, cuyo derrame se soluciona mediante dos arquivoltas baquetonadas, cuyas claves van decoradas con una estrella de seis puntas y una cruz, ambas inscritas en medallones circulares. Las arquivoltas apean en otras tantas columnillas por lado, que llevan capitelillos con decoración en base a motivos vegetales y bustos humanos muy esquemáticos, que figuran tener los brazos en alto. Por el exterior del arco corre un guardalluvias.

El interior va presidido por un retablo moderno, procedente de la restauración de principios del siglo XIX. La arquitectura es de gusto ecléctico, y de entre su imaginería destacaremos el San Martín titular y el Calvario del ático, que son renacentistas del siglo XVI. Cerca vemos sendas tallas de la Virgen del Rosario y de San José, ambas barrocas.

En el bajo coro vemos una pila de bautismos procedente de la fábrica medieval original, con basa cuadrada, fuste cilíndrico liso y copa gallonada y moldurada. En la sacristía, además de diversas piezas de platería, se custodia también un Crucificado del siglo XVI, atribuido al escultor Juan de Beauves, en mal estado de conservación.

  • CARO BAROJA, J. La casa en Navarra, Pamplona, vol. II, C.A.N. 1982, pp. 418.
  • GARCÍA GAÍNZA, M.C. (et. alt.): Catálogo Monumental de Navarra, vol. V**, Merindad de Pamplona, Imoz-Zugarramurdi, Pamplona, Gobierno de Navarra, Arzobispado de Pamplona, Universidad de Navarra, 1996, pp. 152-155.

JAS 2009