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MANZANOS

En la arquitectura civil de este pueblo destaca una amplia casa-palacio cercana a la iglesia, cuya fachada se organiza en torno a un pórtico con arquerías, que sirve de eje principal. A los lados se abren diversas ventanas y en la planta superior diversos balcones. Todos los vanos están decorados con molduras rectas propias de los siglos del Barroco. En esta planta encontramos un bonito escudo de armas, en el que podemos destacar, en uno de los cuarteles, la cruz de Santiago y el capelo propio de dignidades religiosas. En la fachada orientada hacia el sur, que forma un conjunto con la anterior, encontramos una bonita ventana moldurada que nos invitan a datar esta parte en los años finales del siglo XVI.

La iglesia de Manzanos dedicada a san Juan Bautista, consta de un cuerpo poliédrico central al que se adosan construcciones posteriores. Conserva en el muro recto de la cabecera una bonita ventana románica, testigo de una construcción anterior, en la que destacan sus dos arquivoltas, decoradas con el típico taqueado jaqués, dispuestas sobre sendas columnas a cada lado con capiteles de decoración vegetal estilizada. Cercanas a la cabecera, dos esbeltas construcciones hacia el norte y sur, nos anuncian dos capillas de patronato que enriquecen notablemente la iglesia. También hacia el norte encontramos un pórtico de reciente edificación. Hacia el sur una vivienda, posiblemente la casa cural, también de cronología posterior. En todo el perímetro del núcleo de la construcción originaria se puede apreciar un recrecimiento de los muros, desde la cabecera, donde las primitivas hiladas de sillería acababan en tejado a dos aguas hasta los muros laterales y el hastial, en los que una cornisa de piedra limita las dos etapas constructivas. Curiosamente en el muro de los pies se aprecia como anteriormente, encima de la cornisa debió de haber una espadaña con dos arcos para campanas, hoy cegados y reaprovechados como muro de la ampliación en altura.

El ingreso se hace a través de una puerta adintelada situada en el lado norte, bajo el pórtico de reciente construcción. En el interior encontramos una amplia nave con coro alto a los pies y dos capillas laterales que se abren antes del presbiterio formando un falso crucero. Las cubriciones se hacen por medio de bóvedas de terceletes en los tres tramos de las naves, con bóveda de crucería en la capilla del lado del evangelio y una espectacular bóveda estrellada, propia del Gótico-Renacimiento de nuestra tierra, en la capilla del lado de la epístola. El retablo mayor constituye un interesante ejemplo de retablo churrigueresco en el que destaca el uso de columnas salomónicas como soporte del cuerpo único de la fábrica, que descansan en potentes ménsulas vegetales situadas en el banco. En ático lleva machones en la caja central y arbotantes para rematar en semicírculo. Sus cajas del cuerpo principal están dedicadas a una talla del titular y a dos relieves de episodios singulares de su vida, tales como el Bautismo de Cristo en el Jordán y la degollación del santo. Estos son obra del taller de los Angulo del primer tercio del siglo XVII, concretamente de 1630, mientras que la arquitectura del retablo se data hacia 1710 y se atribuye a Jerónimo de la Revilla (J. J. Vélez Chaurri, 1990: 409/410). El sagrario, es fruto también del aprovechamiento del relieve del Resucitado, obra del retablo del XVII en una nueva arquitectura ejecutada hacia 1730 por López de Frías, en la que destaca la planta mixtilínea que dota de movimiento al conjunto (J. J. Vélez Chaurri, 1990: 445).

De gran importancia son las dos capillas laterales, posibles gracias al patronazgo de los Salazar. La del lado del evangelio, tiene en el frente un interesante retablo también Barroco pero de cronología posterior, de 1732 y posiblemente de mano de José López de Frías. Se caracteriza por el uso de un soporte peculiar en el cuerpo, cual es el estípite sobre mensulas vegetales para la caja central y las pilastras en las laterales y en el ático (J. J. Vélez Chaurri, 1990: 110 y 445).

También destacada de este retablo dedicado a san Andrés en origen, y después a Nuestra Señora de la Soledad, el camarín que dota de luz a la calle principal, por medio de una ventana situada en una habitación contigua a la que se accede a través de las puertas integradas en el conjunto, a ambos lados del altar. El retablo consta de tres lienzos en las calles laterales y ático y seguramente tuvo en la central una talla del titular. Su policromía reúne el dorado en la talla vegetal y la imitación de piedras lujosas, mármoles y jaspes, en los campos lisos.

En el muro norte de esta capilla encontramos un retablo hornacina neoclásico imitando mármoles en negro y blanco, que alberga una espectacular de la Virgen con el Niño, realizada en mármol, en actitud muy cariñosa y elegante. Esta singular obra, que pensamos puede corresponder a la primera mitad del 1500, es una obra de excelente calidad y de procedencia foránea, sin duda.

De gran importancia para comprender la riqueza de esta capilla es la inscripción situada en el fondo de esta hornacina, donde se menciona a don Thomas de Salazar, quien la "doto y amplifico", cercano a su majestad y a "la Suprema Inquisición" y habiendo desempeñado cargos en Sevilla. La edificó para su enterramiento "adonde mando traer su cuerpo …. el año de 1585". Fue en 1736 su sobrino don Thomas Francisco de Salazar, de la orden de Santiago, quien también fue enterrado aquí, y quien enriqueció su fábrica hasta dejarla como hoy se muestra. Testigo también de este patronazgo es el lienzo que se conserva en la parte superior de esta pared, en el que se exhibe el escudo familiar y las cruces de la Orden de Santiago y la de Alcántara y Calatrava. En la leyenda se dice "Don Juan Bav. Don Francisco y Don Joseph de Salazar hijos lexitimos de don Thomas de Salazar y Montoya y de Doña Angela de Montoya y Mendoza".

En la capilla del lado de la epístola, edificada en pleno siglo XVI, en estilo Gótico-Renacimiento, encontramos otro interesante retablo barroco churrigueresco, en este caso sin policromar, que actualmente cobija una monumental imagen de Nuestra Señora de la Soledad, pieza atribuida a José Gómez de Mora (F. Tabar Anitua, 2007: 87/88) (F. Tabar Anitua, 2002: 140/141). El retablo es obra barroca de la primera mitad del XVIII. En sus calles laterales encontramos sendos relicarios barrocos de gran belleza, así como en el banco, mientras que en el ático vemos un lienzo con san Antonio entre ángeles. Este conjunto también se debe al patronazgo de los Salazar, como lo demuestra el escudo que corona el ático.

Otros elementos de ajuar litúrgico que no faltan en la parroquia de Manzanos son los que decoran la sacristía, cajoneras y tallas, entre otras o la pila bautismal, situada en una capilla bajo el coro.

En éste llama la atención un gran lienzo barroco dedicado a San Miguel, en el que aparece el arcángel en el momento de abatir al demonio. Y con las artes del color queremos acabar, pues es alentador que las paredes y bóvedas de una iglesia de esta importancia y belleza estén encaladas. Así será posible algún día estudiar y descubrir la decoración mural, esto es, la pinceladura de época moderna, en este interesante conjunto.

Amaia GALLEGO SÁNCHEZ (2008)