Sociétés

Euskal Dantzarien Biltzarra

Euskal Dantzarien Biltzarra desde sus inicios surge como asociación aglutinadora de los grupos de danza o folklore que desarrollan su actividad en el marco cultural de Euskal Herria.

La asociación nace legalmente, en Baiona, el año 1966 y en sus estatus se establece literalmente como objetivo: "el agrupar a todos los dantzaris vascos en torno al estudio, la enseñanza y la práctica de las danzas del País Vasco". Su primer presidente fue Paul Rocca Serra-Legarralde y estuvo en dicho cargo hasta una primera escisión en el seno de la asociación.

Durante estos primeros años se plantea, a nivel teórico, el campo de actuación y la conveniencia o no, de su ampliación: danza vasca, folklore en general o abrir el abanico a toda la cultura vasca (especialmente, preocupa el estado del euskera). Desde el punto de vista de los pasos prácticos son de subrayar el mantenimiento de la relación con los grupos de danza o su asociación, el fomento de los alardes masivos (el primer Dantzari eguna se celebró, la Pascua de Resurrección de 1967, en Miarritze) y ciertas iniciativas o propuestas estructurales (estudio sistemático de las danzas, creación de nuevas danzas, difusión cultural cara a los componentes de los grupos, concursos diversos, indicadores de la situación cultural del momento, etc.). Nace también, como punto de opinión y encuentro, la revista Dantzari que fue dirigida en sus 12 primeros números por Xabier Gereño.

Gracias a la mediación de la "Sociedad Vascongada de Amigos del País", el año 1969 y bajo la dirección o presidencia de Jesús Arozamena, se registra en el Gobierno Civil de Gipuzkoa Euskal Dantzarien Biltzarra como "Asociación de dantzaris y federación de grupos de danzas vascas" y establece su sede en Donostia. Su objetivo se ciñe a la conservación y fomento del folklore vasco y de sus danzas populares en especial. Debido a la situación interna, se reedita de nuevo la revista, pero ahora bajo la denominación de Dantzariak y en el mismo periodo, se organizan las 1º Jornadas Internacionales de Folklore.

El año 1972, ante el fallecimiento de su presidente, empieza su mandato Imanol Olaizola Echeverria (hasta entonces ocupaba el cargo de vicepresidente). Momento que prosiguió con la organización de los clásicos alardes masivos, pero también con el fomento de nuevos eventos o iniciativas y se empezó una apuesta encaminada a la defensa creciente de beber de las fuentes originarias de la tradición.

Hacía 1977, se reestructura internamente la asociación en aras de conseguir una mayor grado de descentralización y coordinación entre las diferentes federaciones regionales. Se busca una integración real en Euskal Dantzarien Biltzarra de todas las regiones que componen el marco cultural de Euskal Herria, potenciar la relación entre ellas, intercambiar danzas y situar el Dantzari eguna como pantalla del trabajo anual de los propios grupos de danza. Entre sus propósitos programáticos se plantean:

  • Coordinación del trabajo de los grupos de danza.
  • Representarlos ante las instituciones oficiales.
  • Investigación, recuperación, mantenimiento y divulgación de la danza.
  • Desarrollo de las fiestas populares.
  • Devolver el protagonismo de la danza al pueblo.
  • Creación de un grupo de preparadores por federación.
  • Establecer una serie de danzas a difundir.

La preparación del Dantzari eguna y su celebración, en 1978, en Iruña, marca el punto de inflexión para abrir una nueva etapa duradera y muy productiva. Se da un cambio de gobierno liderado por Iñaki Irigoien Echevarria, tanto en su nivel filosófico como en su plasmación práctica. Entre los nuevos logros de este fructífero periodo, podemos destacar:

  • Descentralización en federaciones y coordinación efectiva entre ellas.
  • Obtención de infraestructuras económicas como físicas. Es decir, se logra establecer sedes sociales y se obtiene una fluida relación con entidades públicas y privadas.
  • Reedición de la revista Dantzariak y la creación de un consejo de redacción estable. Elementos que lograron que fuese una época dorada, tanto por la cantidad publicada (2 números extraordinarios y del número 8 al 52) como por el nivel o calidad de los artículos.
  • Se crean cursillos de difusión teórico-prácticos de las danzas, metodología, etc. y se establecen grupos de preparadores.
  • Inician las filmaciones de las danzas, tradiciones y costumbres en Euskal Herria. También se editan diversos documentos sonoros para su difusión y divulgación.
  • Consiguen introducir las danzas o la práctica de la danza vasca en la enseñanza reglada y no reglada.
  • Momento de mayor asociación de dantzaris y grupos de danza. Aspecto visible en las concentraciones del Dantzari eguna de la época.
  • Se establece como especie de cooperativa de servicios a los grupos (obtención de materiales de danza, indumentaria, información sobre las mismas, contactos diversos, actuaciones, cursos diversos, etc.).

Hacía la década de los 90, la presidencia pasa a manos del legazpiarra Angel Murua Iñurritegi y coincide con la plena consolidación de Euskal Dantzarien Biltzarra. En dicho periodo se van a mantener las líneas programáticas de la asociación (reafirmando algunos aspectos y aparcando otros proyectos no afincados) y en buena parte, se va a continuar con los principios teóricos y proyectos esbozados por el anterior presidente. Es más, se va a seguir desarrollando la labor divulgadora de la revista Dantzariak (gracias a la anterior dedicación de Jesús Fernández y su posterior dirección a cargo de Mikel Larramendi Garbisu), el incidir en la investigación folklórica, los asentados Dantzari Egunak (incluso, se inician celebraciones de eventos de este tipo a nivel provincial o comarcal), se mantiene en la línea de publicar diversos documentos sonoros o se prosigue con las diferentes filmaciones en los lugares de origen de algunas tradiciones. En definitiva, podemos hablar de un tiempo continuista pero afianzador de los pilares establecidos en los orígenes de la propia asociación.

Posteriormente, se inicia un proceso interno de anhelos de mayor autonomía de las entidades provinciales. Pues para este momento, aunque de forma desigual y con distintos ritmos, cada federación provincial a logrado su madurez en cuanto a obtener los recursos humanos, materiales y financieros que le permitan actuar de forma autónoma. Difícil momento de falta de coordinación real y cierta división de criterios que le correspondió vadear, durante el conjunto de su cargo, a la nueva presidenta Maribel Ortiz de Zarate. Se sigue con la propia inercia de la estructura montada hasta el momento y ya anteriormente, en verano de 1995, había salido la última revista Dantzariak con el número 52.

Desde hace unos años, bajó la presidencia de Xabier Mendizabal, se sigue trabajando por conseguir una coordinación real y efectiva. Pero la verdad que son momentos de cierta reestructuración de la propia Euskal Dantzarien Biltzarra o incluso de sus federaciones provinciales, cierto estatismo en mantener viejas recetas o la aparición de corrientes internas nuevas o divergentes. Pero aún así, la asociación sigue en su línea de proyectar y divulgar el mundo del Folklore Vasco: ahí siguen sus diferentes publicaciones (en el 2006, se ha vuelto a publicarse su revista), su terco empeño en la difusión y divulgación de la danza vasca, sus instrumentos musicales y la indumentaria o la búsqueda de nuevos horizontes u objetivos.