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Diez de agosto, Fiesta del

Fue celebrada cada año durante todo el periodo revolucionario. Estaba destinada a conmemorar la caída de la realeza, y parece haber sido celebrada en Bayona, el 13 de thermidor del año IV, con un esplendor particular. La municipalidad había declarado en una de sus sesiones que se ocuparía del asunto en fecha próxima, y que había tomado sus medidas para darle la mayor brillantez posible. Todas las autoridades civiles y militares se reunieron en una sala del Ayuntamiento. El cortejo salió de este punto a las cinco de la tarde precedido de un cuerpo de tambores y de una banda de música integrada por aficionados; un destacamento de la guardia nacional bordeaba la calle. En cuanto llegaron a la plaza de la Reunión, más tarde plaza de la Catedral, el jefe de la administración municipal subió los escalones del pedestal del árbol de la Libertad. Allí pronunció un brillante discurso en el que hizo una breve semblanza del 10 de agosto, y cuando terminó de hablar, gritó varias veces, juntamente con el pueblo allí congregado: ¡Viva la República!

El presidente colgó después del árbol de la Libertad, un cuadro donde estaba escrita, en gruesos caracteres, la siguiente inscripción: DIEZ DE AGOSTO, HONOR A LOS QUE HICIERON CAER EL TRONO. LOS FRANCESES NO RECONOCEN OTRO SEÑOR QUE LA LEY. Los músicos ejecutaron varios trozos patrióticos, y el cortejo poniéndose de nuevo en marcha solemnemente, escoltado por una muchedumbre inmensa, se dirigió hacia Allées-Marines, donde los juegos y el baile debían tener lugar. Los instructores de la juventud, de Baiona, debían ser escogidos como jueces de los juegos, pero como no habían entrado aún en funciones, tuvieron que ser remplazados por los tres padres más viejos de los defensores de la patria, que se encontrasen presentes en la fiesta. Tan pronto como el cortejo llegó a Allées-Marines, cada uno ocupó el sitio que le había sido asignado. Las autoridades se colocaron sobre una especie de estrado, mientras que los padres y madres de los defensores de la patria se sentaron en el extremo y debajo de ellos.

Su sitio estaba señalado por la inscripción siguiente y rodeada de ramas de laurel: PADRES Y MADRES DE LOS DEFENSORES DE LA PATRIA. La música estaba situada a la izquierda de las autoridades, y una gran afluencia de gente rodeaba el recinto por todas partes. 24 jóvenes ciudadanos se presentaron, y después de ser divididos en dos campos, comenzaron los juegos y las carreras que duraron más de 2 horas. Varios de ellos efectuaron juegos de manos y de habilidad que fueron vivamente aplaudidos por el pueblo. Todo había sido tan cuidadosamente preparado para esta fiesta patriótica, que no se puede señalar ningún contratiempo, y todo discurrió como había sido previsto por los organizadores del festejo. Durante esta fiesta hubo también bailes en Atlées-Marines y cuando todo terminó, el cortejo volvió solemnemente al Ayuntamiento, donde el proceso verbal de la fiesta fue levantado y firmado por De Lacroix, Ravignan y De Hédenbaigt, comisarios provisionales del poder ejecutivo.

Ref. Edouard Duceré: Dictionnaire historique de Bayonne, 2 vols, Bayonne, 1911-1915.