Religieux

BASTRES, Jean León

P. Agustín Bastres. Fundador del Monasterio benedictino de Belloc. Nació en Senpere (Saint-Pée, Lab.) el 18 de marzo de 1832. Inició los estudios clásicos en el Seminario de Larresoro en 1844. A los 18 años de edad pasó al Gran Seminario de Baiona y en 1856 era ordenado sacerdote. Entre 1856 y 1859 ejerció de párroco en Ezpeleta. De ahí pasó a ser profesor de Larresoro hasta 1865. Entre este año y 1872 despliega su actividad misionera en Hasparren. Un célebre abogado parisién que le oyó en BaIona le conceptó como uno de los mejores oradores sagrados contemporáneos. Bastres era un hombre de reflexión lenta pero segura. En 1872, junto con un pequeño grupo de vascos, tomaba hábito benedictino en Pierre-qui-Vire, tomando el nuevo nombre de Agustín. El monasterio de esa localidad había sido anexionado a la naciente congregación de Subiaco aportándosele una fuerte vitalidad. El noviciado de Bastres y sus compañeros duraría diez años y ocho meses. Los novicios vascos no ocultaban su deseo de fundar, después de su profesión, una abadía en Euskalerria y dedicarse a la actividad misionera. En 1874 tuvo lugar un primer contacto de los benedictinos con los vascos cuando el P. Moreau, del Monasterio de Pierre-qui-Vire, predicó en Baiona. Al año siguiente se informaba Bastres del estado en que se encontraba una vieja granja de Belloc que quedaba desocupada. Los monjes llegaron a Labastide para establecerse el 1 de septiembre. Todas las familias se disputaban el honor de recibirles en sus casas. A la tarde del mismo día todo el pueblo acompañó a los benedictinos a su nueva porada de Belloc. El pueblo cantó: ongi ethorri, Aita onak-Jainkozko gizonak, letra del escritor Adema. En 1880 sufrió el Monasterio una crisis que hubo de timonear Bastres como pudo. La llegada al poder de los «republicanos» trajo consigo una ley represiva que en su artículo 7 rehusaba a los miembros de las Congregaciones religiosas el derecho de la enseñanza. Bastres abrió el alumnado sin considerar dicha ley que juzgaba injusta. El edificio del monasterio se fue construyendo con los materiales allí mismo extraídos y fabricados, piedra, cal, arena, etc. Bastres, en 1888, al erigirse Belloc en Priorato independiente, es nombrado Prior. La Abadía de Belloc está ya construida. El 4 de noviembre de 1889 una carta del Abad General de la Congregación aporta el decreto de la Santa Sede que erigía el priorato de Belloc en Abadía. En la primera reunión como Abadía se eligió Abad a Bastres (1890). En su blasón abacial pone Bastres esta divisa: Opus Dei et opus manuum. Su línea a seguir fue la evangelización mediante la predicación. Se sabe que jamás escribió sermones. Pero la labor más trascendental de Bastres fue la fundación de las «Benedictinas de Santa Escolástica» en Urt en 1883; el Asilo de San León, en Pau para el cuidado de ancianos; el Orfelinato de Mouguerre en 1895; el hacerse cargo de la fundación Sacred-Heart en U.S.A. en 1884, enviando, además, misioneros a la Prefectura Apostólica establecida entre indios; el aceptar en 1899 la «Mission Palestinienne» en Tierra Santa con el consiguiente envío de religiosos y, algo parecido, haciéndose cargo de otra obra dificultosa, la institución «Niño Dios» en la Argentina, cerca de la villa Vitoria, en Entre-Ríos, a donde llegaba la colonia monástica en 1899; Bastres viajó a la Argentina y encontró a su vuelta a Belloc en una situación desesperada. Ahora las medidas represivas eran en Norteamérica por la ley Waldeck-Rousseau, hábilmente elaborada para aniquilar la libertad de asociación religiosa. En 1902 el P. Bastres se encuentra en Francia con un gravísimo problema de origen político. El ministerio del Interior comunicaba al Superior de la Congregación de Benedictinos la disolución de los Benedictinos en el término de quince días. Este golpe dejó a Bastres hundido. El hombre tenaz, proselitista y al servicio de la mutación religiosa del hombre, estaba «anéanti», aniquilado según dice un testigo. Los religiosos se refugiaron en las casas de los vecinos. Un agente liquidador oficial se instaló, solitario, en un rincón. Todo el pueblo le negó el saludo. En los primeros días de 1903, emigraban a las fundaciones de América y de U.S.A. Bastres no salió de Euskalerria. Abatido, llegó a Idiazabal, Gipuzkoa, donde en una casa vacía intentó reunir los monjes dispersos. Un grupo fue a Idiazabal y otro a Olza, en Navarra. En ambos pueblos tuvieron una cordial acogida. En 1903, los dos grupos se reunían por fin en Idiazabal. Bastres se abandonó, aturdido, a la voluntad de Dios. El escritor euskérico P. Arbelbide predicó en 1904 en Idiazabal. Recordaba melancólicamente la frase de Bastres al atravesar el Bidasoa: ¡Volveremos! Estando en ese pueblo guipuzcoano, cuando acababa de decir misa, se dobló, cayendo al suelo, atacado de parálisis. El 7 de marzo de 1904 moría y su cuerpo fue trasladado a Lazkao cuando la comunidad se estableció allí. Veinte años más tarde los monjes volvían a Belloc. El 27 de enero de 1955 los restos de Bastres fueron llevados a Belloc sobre las espaldas de los monjes hasta la tumba donde debían ser enterrados los fundadores. Ref. Darricau, Dom Ildefonse: Le pére Agustín Bastres, fondateur de Belloc. (1832-1904). 1963.

Bernardo ESTORNÉS LASA.