Melodía que tocaban primeramente los tamborileros al iniciarse un acto en la plaza pública de los pueblos. Con ello se recordaba la existencia de la primera autoridad municipal y la obligación de no faltar a la ley ni molestar al prójimo. En las bodas iba el tamborilero a la casa de los novios tocando una alborada antigua, pero al acompañarles hasta la iglesia ejecutaba el Alkate-soñua y, del mismo modo, al volver de la iglesia a casa. Cuando terminado el desayuno iban a la plaza pública y se celebraba la danza de bodas, el tamborilero les acompañaba de nuevo hasta la casa donde se celebraba el banquete primeramente al son del Alkate-soñua y, luego, de ligeros zortzikos en seis por ocho. Pero la melodía Alkate-soñua era la señalada para acompañar a la iglesia, a la casa consistorial o a otro lugar cualquiera al señor alcalde y concejales.