Udalak

SEVILLA

Ciudad española, capital de la provincia homónima y de la Comunidad Autónoma de Andalucía. Sobre la Edad Antigua y sobre cuestiones de toponimia y filología, V. ANDALUCIA; IBERO; VASCO-IBERISMO. Tras la dominación árabe, la presencia vasca en Sevilla y su tierra se remonta a la conquista cristiana de la ciudad (1247) y a sus prolegómenos, especialmente las tomas de Ubeda y Baeza ( 1227). Amén de haberse construido gran parte de la flota que asedió el Guadalquivir (origen de la Marina castellana) en astilleros vizcaínos y guipuzcoanos, las crónicas registran personalidades y linajes vascos cuya participación fue destacada en estas operaciones bélicas. Así, Pelegrín de Uranzu, miembros de las casas de Espilla de Soraluze, Ormaetxea de Zarautz, Legía de Irún y Unanue de Ibaeta (San Sebastián). Asimismo, en el repartimiento de tierras sevillanas tras la conquista, fue muy numeroso el elemento vasco en la repoblación de la vega del Guadalquivir (v. BAEZA). Tras el descubrimiento de América para la Corona castellana, la importancia de Sevilla -desde el punto de vista comercial y económico- se acrecienta, convirtiéndose en uno de los primeros puertos de Europa y el primero en cuanto al comercio con Indias. Así, la presencia vasca es inmediata: marinos, comerciantes y, en general, gentes dispuestas a «hacer las Américas», cobrando importancia los vascos en la Casa de Contratación desde su establecimiento. En 1540 se funda la Congregación de N.ª Señora de la Piedad de Vizcaínos, que agrupa y protege a la nutrida e importante colonia vasca. Hablando de la hermandad existente entre los vizcaínos y la ayuda que mutuamente se prestan, dice el Tordo vizcaíno en la primera mitad del s. XVII: «Adonde más ha florecido esta hermandad es en la populosa y rica ciudad de Seuilla, á que suscriven las partes peruanas y mexicanas, de cuya grandeza siempre ha sido testimonio y adorno Vizcaya, por ayer ocupado sus hijos en ellas los mejores puestos, la sangre más acrisolada, la verdad más segura. Dexemos a las Indias con sus distancias. Obren sus hijos con la verdad, valor y fineza innata, que no faltará quien en aquellas partes predique su proceder: Aun las grandezas de Seuilla omito y lo mucho que obraron los vizcaynos en su restauración. Su nobilissima Capilla tuuo principio de Vizcaya: porque fue el que la fundó vizcayno, y los que tenían más mano en aquel tiempo de esta región, que siempre entre los vascongados ha lleuado la palma; si no es que por su desgracia aya descaído. Las memorias que hay en esta capilla son celebérrimas, la ostentación en sus fiestas, especial; la frequencia en sus juntas, ponderable: el rigor en los assientos, escrupulosos: porque no puede estraño alguno sentarse en ella en festividades públicas, hermanadas las dos Provincias, como iguales y conformes, en comprobación de lo que fueron en los siglos anteriores. De suerte que se puede assentar con verdad en Seuilla hay Vizcaya como en Vizcaya: y si Vizcaya tiene allá grandezas especificadas, también las tiene en Seuilla; y si el Cielo la dotó allá de hierro, para más robusta é invencible. acá la franqueó los dos metales más preciosos, con otros muchos adherentes: con éste, assegurada allá la invencibilidad,y acá el fausto, y grandeza...» (El Tordo [A] p. 53). Este parangón repetido: allá (Vizcaya) y acá (Sevilla) no puede menos de sugerir que el apasionado defensor de Vizcaya escribe en la ciudad andaluza. En los ss. XVI-XVIII, al amparo del comercio con las Indias, la colonia vizcaína y guipuzcoana -la «nación vizcaína» como se la llamaba- asentada en Sevilla era numerosa y brillante. En 1540 deseando tener un lugar en que reunirse para sus cultos y tener sepultura «para todos los de la nación», obtuvieron que los franciscanos les cediesen «una capilla que el Convento tenía a la entrada de la Yglesia, por la puerta principal, la primera a mano derecha, que era de la advocación de Nuestra Señora de la Piedad, de que hicieron donación y, adjudicación a los de esta Nación». Vizcaínos y guipuzcoanos. a su costa, se ocupan del «reparo de la dicha Capilla para que se acabe de hacer y de edificar»; nombran mayordomo, diputados y demás oficiales que cuiden de la misma (Estatutos cap. 1, 12 y 17) y custodien sus llaves, «advirtiendo que la Nación haya de tener y tenga la propiedad de la dicha Capilla» (Ibid. cap. 21; cfr. también cap. 32); y se preocupen de los cultos a celebrar (Ibid. cap. 2, 4, 16, 23, 36 y 40), de las sepulturas (Ibid. cap. 13 y 26) y de que en el convento haya religiosos que puedan confesar «a los que no sabían bien la lengua castellana» (Ibid. cap. 24). Esta es la capilla de que habla El Tordo Vizcayno. Cuando en 1610, se celebraron en Sevilla fiestas extraordinarias por la beatificación de San Ignacio, la «nación vizcaína» organizó los fuegos artificiales en la Casa Profesa de la Compañía y en la «calle de vizcaínos» (F. DE LUQUE FAJARDO Relación de la fiesta que se hizo en Sevilla a la Beatificación del Glorioso S. Ignacio, fundador de la Compañía de Jesús [Sevilla 1610] fol 7v-8r y 10v-11r). El predicador de la fiesta no dejó pasar la ocasión sin hacer un elogio de los mismos (PEDRO DE VALDERRAMA Sermón que predicó... en la fiesta de la Beatificación del glorioso patriarcha San Ignacio, Fundador de la ínclita Orden de la Compañía de Jesús [Sevilla 1610] fol. 24r). En 1643 publica en Sevilla su Micrología geográfica del assiento de la Merindad de Durango, Gonzalo de Otalora y Guitssaga, señor de Olabarria, y la dedica al secretario del Secreto y Contador de la Inquisición en Sevilla, Pedro de Zaldibar, cuyos nombres le denuncian sin ambigüedad como vizcaíno (Cfr. sobre la obra de Otalora, MAÑACURICUA Historiografía de Vizcaya, p. 172). Esta situación continuará durante los ss. XVII y XVIII, muy especialmente con la fundación de las Reales Compañías de Filipinas y Guipuzcoana de Caracas (Primera mitad del XVIII); V. REAL COMPAÑIA DE LA HABANA; REAL COMPAÑIA GUIPUZCOANA CARACAS J. Garmendia Arruebarrena ha estudiado con detenimiento la huella y presencia vasca en Sevilla publicando numerosas series de artículos desde 1976 hasta la actualidad ( 1993) en el boletín de la RSBAP En el mismo boletín ( 1988) v. el trabajo de Francisco J. Hermida Suárez. Presencia vasca en Andalucía. v. AMIRICA. El Archivo de Indias v las actas de los cabildos americanos. En 1991 Lutgardo García Fuentes publica Sevilla, los vascos y América, BBV, Bilbao, 331 .

Ainhoa AROZAMENA AYALA