Biografiak

RECALDE BERRONDO, Venancio

Perfil biográfico

Su bisabuelo, José-Joaquín de Recalde, nació en Hernani (Gipuzkoa) el 4 de enero de 1782; casó con Dolores de Ubiría y tuvieron, cuando menos, dos hijos, Francisco-Venancio y Francisco "Patxiku", nacido en 1857. Su abuelo, Francisco-Venancio Recalde Ubiría, fue Herrador de Ganado Vacuno titulado.

Su padre, Pedro de Recalde Sasiáin, casó con María de Berrondo del caserío Aranguren de Oiartzun (Gipuzkoa) y tuvieron, en Tolosa, tres hijos, uno de ellos nuestro protagonista, que nació el 14 de septiembre de 1912.

Casó con Mª Jesús Busca Otaegui y tuvieron siete hijos, Pedro María, José María, María Socorro, María Jesús, Margarita, Eduardo y Arantza.

Murió mientras leía un escrito de apoyo a los ganaderos, en el Salón de Plenos del Ayuntamiento de Belauntza (Gipuzkoa), donde residía, el 27 de marzo de 1990.

Formación

Cursó sus estudios en la Escuela de Veterinaria de Madrid, finalizando en septiembre de 1933, con el Plan Gordón y brillante expediente [1].

Desde febrero de 1934, había realizado algunas prácticas de laboratorio y matadero en San Sebastián, junto a su primo, el jefe de los Servicios municipales Veterinarios, D. Venancio Recalde Olaciregui. También sustituyó durante siete días al veterinario de Billabona, Pedro Munita González y había acompañado en algunas visitas a las cuadras de la Beneficencia Municipal al veterinario de Tolosa, Gregorio Munita González, hermano del anterior.

Su actividad profesional

Errezil -antes Régil- (Gipuzkoa). En la sesión del Ayuntamiento de la Universidad de Errezil del 17 de diciembre de 1933 se informó que, sólo había respondido un candidato, D. Venancio Recalde Berrondo, al anuncio publicado [2] y de que reunía las condiciones para el cargo, y se acordaba, por unanimidad, su nombramiento. El interesado tomó posesión en el mismo momento [3].

En la sesión celebrada el 17 de abril de 1935, bajo la Presidencia de su alcalde D. Miguel Irulegui, se comunicaba la renuncia a su plaza del Veterinario Titular [4] para acceder a la interinidad de Zumarraga (Gipuzkoa) [5].

Concurso polémico para la segunda plaza de Tolosa

Concursaban tres candidatos, Vicente Larrañeta Chataigner, Teodoro Navas y Venancio Recalde Berrondo.

La comisión municipal correspondiente, hizo la propuesta a favor de Vicente Larrañeta Chataigner por ser el que mayor puntuación obtuvo en la valoración de sus méritos. La propuesta fue asumida por el alcalde Antonio Labaien y los concejales nacionalistas, socialista y republicanos mientras que la minoría tradicionalista, apoyaba a Venancio Recalde Berrondo.

Lo que debía haber sido una decisión municipal sin mayor trascendencia, salvo para el protagonista, lógicamente, como lo fueron otros nombramientos de funcionarios municipales coetáneos, se transformó en un asunto político y trascendió a la ciudadanía.

Durante el mes de marzo, se sucedieron las sesiones municipales sin resultados; la prensa de la época se hizo eco de la anómala situación; así, La Voz de Guipúzcoa del 5 de abril de 1934, en su columna de dedicada a Tolosa que firmaba el corresponsal Arraiza, decía:

Correspondía el martes (3 de abril) celebrar al Ayuntamiento sesión ordinaria. Ante la expectación y vuelos que ha tomado el nombramiento de segundo veterinario Inspector de Carnes, el salón destinado al público se llenó hasta el rebosen, media hora antes de la convocada.

Resulto, sin duda en previsión de que, por tercera vez, abandonasen sus escaños los concejales tradicionalistas, que sus colegas nacionalistas, republicanos y el socialista, no acudieron para que, de esta forma, en la subsidiaria de hoy, con los que asistan, se proceda al tan debatido nombramiento, ya que son válidos los acuerdos que se tomen, aunque se ausenten del salón todos los concejales tradicionalistas.

El máximum de probabilidades es que hoy quede el caso terminado, recayendo el nombramiento a favor de don Vicente Larrañeta.

La minoría disidente, encabezada por Pedro Caballero, comenzó recurriendo la propuesta de nombramiento con argumentos jurídicos, habida cuenta se basaba en un Decreto del Gobierno Central que, a su juicio, hacía menoscabo de la autonomía municipal. Como esos argumentos no hicieran mella en el grupo nacionalista, especialmente sensible a esos aspectos, continuaron con una ofensiva más técnica, alegando el brillante expediente académico de su patrocinado, prueba evidente de su capacidad técnica superior; replicando el concejal Sr. Ciaurriz, que ambos aspirantes habían cursado sus estudios con planes diferentes y por lo tanto difícilmente homologables y recordando la experiencia profesional acumulada por el candidato oficial [6] . No faltaría el argumento lingüístico, recordando el concejal Jesús Gurruchaga, los deficientes conocimientos del vascuence del Sr. Larrañeta y su procedencia foránea, (era navarro, pero afincado desde niño en Tolosa), mientras se alababa el dominio del idioma de Recalde, natural de Tolosa [7].

Luego, saldría a colación la filiación nacionalista del navarro y la sintonía con la Comunión Tradicionalista del tolosarra, por cuya candidatura hacían campaña sus correligionarios, desde el mes de enero; por último, se lanzarían acusaciones de intentos de sobornos y compra de votos a cambio de un puesto de trabajo en la Compañía Municipal de Agua y Luz.

El nombramiento del candidato se acordó con el voto de calidad del Sr. alcalde de Tolosa, siendo ratificado en la sesión del 26 de abril de 1934, pero inmediatamente, vino el recurso.

El mismo corresponsal en la crónica que publicaba el 27 de abril, entre otros asuntos, en lo que a nuestro biografiado se refiere decía:

A la sesión celebrada ayer en el Ayuntamiento concurrieron todos los concejales y fue presidida en su primera parte por el señor Labayen. Esta concurrencia de ediles era prueba evidente de que algo se tramaba, máxime teniendo en cuenta que el martes no se celebró sesión, porque el jefe de la minoría tradicionalista, señor Caballero, se encontraba en su visita mensual a la capital de la República.

Veamos ahora los motivos para que, a la sesión de ayer, celebrada con carácter de subsidiaria no faltase ningún concejal.

Era el escrito de don Venancio Recalde solicitando reposición del acuerdo de nombrar segundo veterinario municipal a don Vicente Larrañeta.

Lo muchísimo que se ha hablado y se ha escrito sobre este asunto y los escándalos que, en discusión, dio motivo en el Ayuntamiento, hace que, ante el apremio de espacio, seamos breves y concisos.

Después de una larga votación y de dos discusiones, una la de la declaración de urgencia y la segunda para decidir sobre el escrito, votación esta última en la que el señor Labayen para deshacer el empate a ocho votos tuvo que hacer uso del suyo de calidad fue desestimada la petición del señor Recalde y esto nos hace suponer que ya no nos veremos obligados a escribir más sobre el caso. El público acogió con grandes aplausos el resultado de la votación.

Pero aquella decisión duraría poco tiempo. Efectivamente, al producirse la toma de la Villa por los insurrectos, el 11 de agosto de 1936 y el nombramiento del primer alcalde carlista, Fidel Azurza Aramburu [8] , Larrañeta huyó de inmediato con toda la familia, dejando la mesa puesta, según recuerda su hija Mirentxu.

Zumarraga (Gipuzkoa). Llegaba a Zumarraga precedido del sonoro escándalo del concurso a la segunda plaza de Tolosa (Gipuzkoa).El 24 de julio de 1935, siendo alcalde Juan Dorronsoro Escoriaza, nuestro protagonista, Venancio Recalde Berrondo tomaba posesión del cargo de Inspector municipal Veterinario en propiedad, que como se ha dicho, venía desempeñando en régimen de interinidad desde abril del mismo año.

El Diario El Día, de tendencia nacionalista, en su edición del sábado 27 de julio de 1935, en la sección de Zumarraga que firmaba su corresponsal Dorkaitz, manifestaba lo siguiente:

DESDE ZUMARRAGA

SESION DE LA GESTORA MUNICIPAL

ANTE UN HECHO INCALIFICABLE. - Para el 24 estaba anunciado el resultado del concurso para la plaza de veterinario.

No faltaba expectación, ya que se preveía la maniobra monárquica, tipo dictatorial somatenista, por ser los gestores de aquella época, casi todos de la Unión Patriótica y Gran somatén español, con carabina. Época de despotismo cruel y nefasto que los gestores actuales quisieran ver de nuevo.

Por diversos medios, el pueblo hizo ver a los "sacrificados" que la sesión fuera a otra hora más asequible y no a las once de la mañana, hora poco democrática en días laborables.

Dada la importancia de la sesión y la importancia del "hecho" que allí se tenía que consumar, nos trasladamos a la sala de actos.

Preside el gestor mayor Dorronsoro y asisten los señores Aparicio (Canuto), Mendía, Tellería, Uribesalgo, Kerexeta, Alberdi, Mendizábal y Antía, falta solamente el gestor "doble" y doble republicano, Iriondo.

Se lee el acta anterior, que es aprobada.

Acto seguido el gestor mayor dedica unas palabras en memoria del finado don Carlos de Aguirrebengoa, noble hijo de Zumárraga y por unanimidad consta en acta, el sentimiento de la Gestora por su muerte, bienhechor reconocido del pueblo.

Y... estamos de lleno con el hecho. El secretario da lectura del anuncio del concurso de dicha plaza.

Los presentados son tres: don Ignacio de Oregui de Vergara, don Agustín de Guezala de Rentería y don Venancio de Rekalde de Tolosa, actual interino en ésta.

El gestor mayor habla algo que no se percibe; el secretario lee todo menos lo que tiene que leer, que es la puntuación y méritos de los concursantes, al fin, y a indicación del público, lee las notas en forma tan vaga que allí nadie entiende, si aquello es un concurso para veterinario o... una sobremesa animada.

El ex concejal de la infame dictadura y ex somatenista, señor Kerexeta, habla algo a favor de su patrocinado señor Rekalde y allí no se discute nada, ni importan las brillantes notas de carreras magníficas de los concursantes; por unanimidad, se le regala la plaza al señor Rekalde.

Por conducto extraoficial hemos adquirido las notas exactas de los tres concursantes:

Oregui de Vergara: Matrículas de honor: 4; Sobresalientes: 11; Notables: 5; Aprobados: 2.

Guezala de Rentería: Matrículas de honor: 3; Sobresalientes: 10; Notables: 4; Aprobados: 4.

Rekalde de Tolosa: Matrículas de honor: 4; Sobresalientes: 5; Notables: 4; Aprobados: 9.

Como se ve, los tres tienen una brillante hoja de estudios, pero el que menos tiene es Rekalde y le han regalado la plaza de veterinario municipal de Zumárraga, gracias a los monárquicos.

Consumado el hecho, tranquilamente, se levanta la sesión. Nosotros, que nos debemos al pueblo y somos amantes de la justicia y la verdad, protestamos "sacrificados gestores" y protestamos con toda energía, públicamente, sin rodeos y remilgos de ninguna especie.

El "hecho" es incalificable, un concurso es un concurso y una vez allí, si hay dignidad, hay que dejarse de favoritismos de tipo político monárquico, aquellos tiempos se fueron para no volver más.

Señores gestores ¿están con la conciencia tranquila, después de la sesión del 24.?

¿No era el concurso para el que más méritos reunía? ¿Estudiaron y juzgaron éstos con la debida imparcialidad? Y si como tenían ya preparado el "golpe", ¿creen haber pasado al pueblo, que es soberano, sin haberlos discutido siquiera, las hojas de estudios y regalándole al fin la plaza al que hace cinco meses le prometieron?

Para lo que han hecho no hacían falta ni concursos ni "sendos viajes de Slipin a Madrid", nosotros, desde luego, no somos los desengañados, pero los señores Oregui y Guezala han visto algo que entre gente honrada no se estila. Ante todo, señores, dignidad y nobleza.

El pueblo de Zumarraga lo ha juzgado ya con su calificativo el "hecho de la sesión del 24" y este pueblo noble y generoso sabrá en su día responder, ante este "hecho" cometido por una Gestora que no representa al pueblo.

Monárquicos, seguid ese camino y tocar la marcha real y sabed que en Zumarraga se arrancó la placa que daba a un rey el nombre de una plaza antes, mucho antes de proclamarse la República.

DORKAITZ

El 26 de marzo de 1936, Recalde solicitaba al Ayuntamiento adquiriera reactivos y aparataje moderno para poder realizar con fiabilidad los análisis de leches, pero los munícipes optaron por dejar el tema sobre la mesa [9].

Con la "liberación" de Zumarraga, los vencedores nombraron un nuevo Ayuntamiento integrado por José Luis Aparicio Aldanondo, alcalde; Pablo Querejeta Lizarralde y Pedro Alberdi Iturbe, tenientes de alcalde y concejales, Santos Aguirre Zabaleta, Cándido Igartua Galdós, Avelino Mendiola Alustiza, Martín Errekalde Legorburu, Julián Eguiguren Echave y Alfonso Mendizábal Iturbe, que, tras la oportuna depuración de funcionarios, repusieron en su cargo, entre otros, a nuestro protagonista [10].

Sin embargo, éste sería movilizado, porque en una sesión del 28 de abril de 1937, presidida por el nuevo alcalde carlista, Nicolás Mendía Gurruchaga, se hace mención al prorrateo que corresponde a Zumarraga por gastos de gasolina y aceite del vehículo del veterinario de Beasain, Pedro Goena Urquía, que a su vez y dadas las circunstancias, atendía Ataun, Legazpi y Urretxu [11].

El 17 de febrero de 1936, Recalde comunicaba al alcalde de Zumarraga que había comunicado al Inspector provincial de Veterinaria la presencia de un caso de carbunco sintomático, en un ternero de nueve meses, propiedad de Martín Alberdi del caserío Gurrutxaga bekoa.

En la sesión del 5 de febrero de 1938 del Ayuntamiento de Zumarraga presidida por el alcalde Nicolás Mendía, se leyó una comunicación del Inspector Veterinario, Venancio Recalde Berrondo, en la que decía que mientras duren las actuales circunstancias, renuncio a cobrar los haberes de la Titular desde el día primero del mes actual [12].

El 15 de setiembre de 1939, incorporado ya en su puesto, Recalde se dirige a la Corporación zumartarra, presidida entonces por Julián Eguiguren Echa, manifestando carecer de material y locales, necesarios para la inspección sanitaria y rogando se den las órdenes oportunas para que vuelva a ser habilitado para tal uso el antiguo local, sito en los bajos del Ayuntamiento.

Se accedió a su solicitud, al tiempo que se acordaba también, oficiar al Parque de Artillería de San Sebastián, para que retiren las bombas de mano que existen en el citado local [13].

Esta redacción puede dar a entender la reincorporación de Recalde a su puesto, lo que confirma un escrito que, con fecha de 23 de enero de 1940, dirigía al alcalde Martín Aranguren, en relación con unas gratificaciones a los empleados municipales [14] de las que se le había excluido y su reclamación la argumenta porque:

1º.- Estando movilizado en el Ejército de Franco y con derecho a percibir todos mis devengos municipales, renuncié a los mismos a favor del municipio.

2º.- Estando todavía movilizado con destino en el Cuartel General del C.E. de Urgel y habiendo fijado eventualmente mi residencia en Zumárraga, me hice cargo, sin ninguna obligación, del desempeña de la plaza de Inspector municipal Veterinario de esa Villa.

3º.- Porque creo haber cumplido con mi deber en el desempeño de mis obligaciones municipales.

El Ayuntamiento rectificó y le gratificó como al resto de empleados municipales.

En la sesión municipal del 7 de marzo de 1940 [15] , Recalde comunicaba que debía ausentarse por tres meses de Zumarraga y dejaba como sustituto a D. Marcelino Ugarte Guridi, a lo que accedió la Corporación.

Repetiría la petición el 28 de junio del mismo año y también le sería concedida [16] . Finalmente, transformaría su licencia, en excedencia voluntaria el 30 de julio de 1940, accediendo la Corporación a su petición [17].

Durante este tiempo, estuvo ejerciendo la profesión en Oiartzun (Gipuzkoa), como Inspector municipal Veterinario interino, hasta el 30 de junio de 1941, en que tomó posesión de la plaza de Tolosa, donde desarrollaría toda su carrera profesional.

Villarreal de Urrechua -hoy Urretxu- (Gipuzkoa). En abril de 1936, figura como inspector veterinario en Urretxu (Gipuzkoa); el 9 de enero de 1937 es nombrado interino y en febrero de 1938 renuncia a su sueldo, al ser teniente veterinario, encuadrado en los Servicios Veterinarios del Cuerpo de Ejército de Navarra. Se reincorporaría a su plaza el 5 de agosto de 1939.

Tolosa (Gipuzkoa). En la sesión del Ayuntamiento de Tolosa celebrada el 16 de octubre de 1936, los gestores municipales acordaban, ante la imperiosa necesidad surgida en estas circunstancias para que sean atendidos con todo celo los servicios veterinarios, obligaban a nombrar interinamente a D. Venancio Recalde sin perjuicio de que en su día fuera nombrado definitivamente como en justicia y legalmente correspondía [18].

El 6 de junio de 1941, la Corporación tolosarra se informaba que anunciadas [19] las vacantes de Inspectores Municipales Veterinarios de Gipuzkoa, entre las que se encontraban la segunda y tercera de Tolosa, el Inspector provincial de Ganadería de Gipuzkoa, D. Miguel Bezares Sillero, una vez que finalizó el plazo de presentación de solicitudes, comunicaba al Ayuntamiento de Tolosa que se habían admitido las de 14 veterinarios, desechándose tres por no ir acompañadas del preceptivo certificado de adhesión al Glorioso Movimiento Nacional.

Una vez que los gestores municipales analizaron los expedientes, el presidente hizo uso de la palabra para

Patentizar determinadas circunstancias que se daban en el concursante D. Venancio Recalde, rememorando la injusticia de la que fue objeto en la época de la República al ser recurrido su nombramiento de Veterinario Titular, pidiendo que todos los gestores tuvieran presente este hecho tan ignominioso, producto de la fobia política, pues aun cuando el Sr. Recalde se hallaba franca y notoriamente ante las preferencias del concurso, en condiciones más ventajosas que el otro aspirante que era de significación y ambiente marcadamente separatista, sin embargo por sus ideas españolistas, ante la presión ejercida en amigable contubernio por los concejales rojo-separatistas, por la mayoría de sus votos hubo de sucumbir en el concurso [20].

Continuó afirmando que se les presentaba la ocasión para reparar aquella infamia; además, había hecho toda la Campaña como teniente provisional, tenía la Medalla Militar colectiva, la de Campaña, la del Mérito Militar y la de Voluntario Guipuzcoano, finalizando su intervención proponiéndole para la segunda plaza, lo que se acordó por unanimidad [21].

En 1.943, ingresó en el Cuerpo de Inspectores municipales Veterinarios con la categoría de oposición y el 11 de noviembre del mismo año, la Corporación tolosarra que presidía el alcalde D. Ramón Llanos Goiburu se daba por enterada de tal circunstancia del director del Matadero municipal [22].

Un tolosarra ilustre recordaba de su época de mozalbete, cómo circulaba el veterinario Recalde en su pequeña moto marca Soriano, sin poder precisar de cuál de los modelos -Potro de Acero, Tigre, Puma, Lince o Pantera- se trataba.

En referencia a su carácter, en una improvisada tertulia de veterinarios taurinos celebrada en el coso de Illumbe nada más finalizar la feria taurina, el 15 de agosto de 2018, el colega Marcos Mozos comentó la anécdota que le contó un cliente suyo ganadero en Tolosa que, siendo niño, presenció cómo llegó Recalde a su caserío, donde le tenían preparada una jofaina con agua, una silla, una toalla blanca y una pastilla de jabón Heno de Pravia, sin estrenar. Finalizado su trabajo, se lavó y arrojó la toalla al suelo y la pisó. Aquel gesto de molestia o desprecio, cuyo motivo nunca conoció, impresionó tanto al mozalbete que se lo recordaba al dicente, mostrando su enfado.

El 16 de febrero de 1945 y ante una solicitud de reorganización de los servicios veterinarios que había formulado el tercer veterinario titular de Tolosa y Jefe de los Servicios Veterinarios, D. Eugenio Sáez Valdés, en la que se contemplaba la alternancia mensual de los veterinarios en el matadero municipal y en el resto de los servicios, el Alcalde Llanos Goiburu informaba que la organización de la clínica privada que ejercían los veterinarios era un asunto estrictamente profesional, ajeno a las competencias municipales, en el que no intervendría el Consistorio.

Respecto a los servicios municipales, existía un nombramiento al Sr. Recalde para hacerse cargo de la Dirección del matadero y no existiendo queja alguna sobre su comportamiento, no procedía revocar tal acuerdo [23].

La Corporación tolosarra que el 28 de diciembre de 1945 presidía el alcalde D. Ramón Llanos Goiburu, felicitó a nuestro protagonista por el interés y éxito demostrado en los controles triquinoscópicos [24].

El 26 de abril de 1946, solicitaba a la Corporación que presidía el alcalde Llanos Goiburu que pudiera acceder a los beneficios y mejoras del resto de los empleados municipales [25].

Una hija suya es autora de la semblanza que reproducimos:

Como los veterinarios especialistas en clínica de animales de abasto conocen muy bien, esta parcela de la profesión tiene unos condicionantes únicos que la hacen dura, pero a la vez atractiva. Además, en los momentos en los que mi padre, como otros muchos veterinarios de aquella época, comenzaba a abrirse paso en la clínica diaria no había carreteras asfaltadas, lo que exigía acudir a muchos caseríos a pie, ni mucho menos ordenadores, con lo cual todo el trabajo administrativo, en el que yo participaba activamente, requería de horas de esfuerzo adicionales a lo largo de la jornada diaria. En este aspecto se caracterizaba por una gran meticulosidad, orden en el trabajo y amor a la verdad, cualidades fundamentales a la hora de abordar los problemas con garantías de éxito.

En esta época, se realizaba el sacrificio diario de ganado en el matadero de Tolosa, actividad que había que compaginar lo más adecuadamente posible con la atención del servicio clínico. Ya entonces se comenzaba a realizar la inseminación artificial en ganado vacuno, para lo cual que encargaba de recoger las dosis de semen provenientes de Fraisoro y llevarlas al local al que acudían los ganaderos con sus reses.

Además, las visitas diarias a los caseríos exigían un gran esfuerzo, sobre todo en las épocas en las que las comunicaciones viales no eran adecuadas. Todo ello, teniendo en cuenta que la demarcación territorial de Tolosa comprendía varios pueblos y barrios más o menos distantes, da una idea de la tarea diaria a realizar. Aparte de su carrera profesional como veterinario, le hubiera gustado ampliar estudios en materias de derecho legal, ya que en no pocas ocasiones tenía que mediar en pleitos de diversa índole a petición de los propios baserritarras, lo cual denota la importancia que la figura del veterinario ha podido representar en este entorno.

Como se puede esperar de un profesional de la medicina veterinaria, era un amante de la vida en el campo y de todo aquello que rodea la naturaleza, y cultivaba su propio huerto y sus árboles frutales con esmero. A pesar de la dureza del día a día en ocasiones acudía al cine para ver alguna película de interés, aunque no infrecuentemente era interrumpido por el acomodador con el encargo de algún baserritarra que reclamaba su labor, tarea que asumía con la misma ilusión ya fuera de día o de noche, hiciera frío o calor.

Colaborador en la publicación HOJAS AGRICOLAS de la Caja de Ahorros Provincial de Gipuzkoa, desde 1.948.

Su carácter era fuerte, aunque amable al mismo tiempo, y disfrutaba de su familia y las reuniones familiares que con frecuencia tenían lugar en casa.

Por último, recordar que, a pesar de amar profundamente su profesión, no negaba la dureza de la misma, por lo que nunca estimuló a ninguno de sus hijos para seguir sus pasos. Sin embargo, uno de sus nietos finalizó hace unos años sus estudios de veterinaria. ¿Qué más se puede decir? Únicamente señalar la forma en la que le hubiera gustado le recordaran aquellos que le conocían: "toda una vida dedicada de principio a fin a los baserritarras".

Su actividad corporativa profesional

Fue un personaje muy vinculado al régimen del Dictador; en 1970 era jefe del Servicio de Excombatientes.

Ostentó la presidencia del Ilustre Colegio Oficial de Veterinarios de Gipuzkoa, desde junio de 1968 hasta marzo de 1980.

Publicó un trabajo titulado "Presencia de una rama de endrino en el bronquio derecho de una novilla" [26].

Fuentes

ETXANIZ MAKAZAGA, José Manuel. De herradores, albéitares y veterinarios municipales en Zumarraga (Gipuzkoa), editado por el Excmo. Ayuntamiento de Zumarraga y Eusko Ikaskuntza, en la Colección Lankidetzan Bilduma nº 39, presentado el día 12 de diciembre de 2006 en el Salón de Plenos del Ayuntamiento. ISBN-10: 84-8419-049-8; ISBN-13: 978-84-8419-049-3.

ETXANIZ MAKAZAGA, José Manuel. Veterinarios en las universidades de la Alcaldía Mayor de Sayaz (1913-1985). Editado por el Colegio Oficial de Veterinarios de Gipuzkoa en octubre de 2014. ISBN 10:84-697-1110-5; ISBN. 13: 978-84-697-1110-1.

ETXANIZ MAKAZAGA, José Manuel. De herradores, albéitares y veterinarios en la guipuzcoana Villa de Tolosa (1736-1986). Editado por el Colegio Oficial de Veterinarios de Gipuzkoa en mayo de 2016. ISBN 978-84-608-3723-7. Depósito Legal SS-649-2016

Propias del autor

Autor

José Manuel Etxaniz Makazaga. Doctor en Veterinaria. Real Sociedad Bascongada de Amigos del País (RSBAP). Real Academia de Ciencias Veterinarias de España (RACVE)

Notas

[1] Archivo Facultad de Veterinaria de Madrid (AFVM); 57º Libro de Matrículas, folio 491
[2] Gaceta de Madrid (GM) nº 34 de 3.2.1933
[3] Archivo Municipal de Errezil (AMErrez). C-62-04, pág. 82.
[4] AMErrez. C-62-04, pág. 121vta
[5] AMZum. A-12-I-2-15
[6] Archivo Municipal de Tolosa (AMTo); Libro 228 de Actas; Sesión de 13-03-1934.
[7] AMTo; Libro 229 de Actas; Sesión de 27-03-1934
[8] Ese mismo año sería designado presidente de la Diputación de Gipuzkoa.
[9] Archivo Municipal de Zumarraga (AMZum). Libro de Actas nº 26, folio 5.
[10] AMZum. Libro de Actas nº 27, folio 2.
[11] AMZum. folio 34.
[12] AMZum. folio 62.
[13] AMZum. Libro de Actas del 22.3.1939 – 22.10.44 folio 15.
[14] AMZum. folio 29.
[15] AMZum folio 34 vto.
[16] AMZum. folio 47 vto.
[17] AMZum. folio 49 vto.
[18] Archivo Municipal de Tolosa (AMTo). A-1-233, fol. 51 vto.
[19] Boletín Oficial del Estado (BOE) nº8 de 8.1.1941.
[20] AMTo. A-1-236, fol. 75.
[21] AMTo. A-1-236, fol. 77.
[22] AMTo. A-1-237, fol. 82 vto.
[23] AMTo. A-1-237, fol. 196.
[24] AMTo. A-1-238, fol.75 vto.
[25] AMTo. A-1-238, fol. 93 vto.
[26] Ciencia Veterinaria nº 33 de 1946