Kiroletakoak

REAL SPORTING CLUB DE BILBAO

Se había fundado el Sporting en 1898, en el barrio de Zorroza, junto a la ría bilbaína y en término de la capital de Vizcaya desde la anexión de Abando, en una casa propiedad en común de los hermanos Ybarra-Revilla y de la familia Briñas, en la que había escrito Arrieta su ópera "Marina". No podía tener un origen más marinero el club, que pronto organizó regatas de yolas y de balandros, acudiendo además sus socios a los certámenes náuticos de San Sebastián, Santander, Bayona y Kiel. A este último lugar acudieron por indicación de Alfonso XIII, cuando éste fue nombrado Presidente honorario del Club, una vez instalado junto al muelle de hierro de Portugalete, en su nueva casa flotante. La asistencia anual del Rey a la semana de regatas organizada por el Sporting venía a convertir a Bilbao en un Cowes o Kiel, cuyas regatas con tanto mimo cuidaban Eduardo VII de Inglaterra y Guillermo II de Alemania. Ese verano del año 1908, lo mismo que los anteriores, estuvo en Bilbao Don Alfonso XIII, que llegó embarcado en el Giralda el 15 de agosto, acudiendo a su encuentro la flotilla de balandros del Real Sporting Club, que presidía entonces José Antonio de Arana y Urigüen, y el vaporcito Elcano con los representantes en Cortes señores Ybarra, Zubiría, Casa Torre, Gandarias y Echevarría y las autoridades locales. Durante su estancia en Vizcaya, el Rey participó en las regatas de balandros, celebrándose también el crucero a Castro Urdiales, que ganó el alemán Sr. Wertheim con el balandro Ilse II, y la regata premiada con la Copa del Cantábrico, que la ganó Sogalinda, propiedad del señor Conde de Zubiría. Para el reparto de premios en el Sporting Club llegó desde San Sebastián, el 23 de agosto la Reina Madre, Doña María Cristina, que almorzó con el Rey, el Infante Luis Fernando de Orléans, el Presidente del Consejo de Ministros, Antonio Maura, que había llegado a Bilbao ese día: el del Sporting, José Antonio de Arana y su esposa, y otras personas. Habló Don Alfonso, que aludió a los tres balandristas extranjeros que habían participado en las regatas, y agradeció, como Presidente honorario del Real Sporting Club y de la Federación Náutica del Cantábrico, la asistencia de su madre, que se había dignado acudir para el reparto de premios, y recordó que como Reina Regente durante dieciséis años le había antecedido en el trono, y que a ella le debía, por la educación que le había dado, el que pudiera contribuir con su afición a la que todos los allí presentes tenía por el mar. Ref. Ybarra: "P. N. en V".